miércoles, 1 de enero de 2020
ME PREGUNTAS?
a Alexandra...
Me preguntas que ha pasado
entre nosotros dos?
En cualquier parte hay una tarde fría
bajo los tristes cipreses,
y pasa el tiempo pero no la vida.
En tu misiva me recuerdas de aquellas tardes
que ibas a mi casa,
y te hablaba de poesía y de cosas del amor .
Yo quisiera detener el tiempo en aquellas tardes,
las nubes, los días, y pensar nuevamente en el amor.
Es verdad que estoy triste,
los ai'\os no pasan en vano y mi cabeza cana está.
Como nada es nuevo que llueva en la mañana,
y natural que en la primavera
de los rosales broten sus rosas más bellas.
Me preguntas que ha pasado?
Sabía Que un día ibas a pensar en mi,
o quizás alguien mencione mi nombre
y tu entonces te acordaras de mi,
y lo que fue un fuego ardiente
se convertir a en cenizas,
como las hojas secas que se lleva el viento.
Sin embargo,
yo pienso en ti en las tardes grises
cuando sopla el viento,
tu recuerdo llega a mi,
y todo lo que he tratado de olvidar renace.
Y tu allá lejos y yo aquí.
Me preguntas que ha pasado?
Es como detener el reloj del tiempo
que solo marca las horas ya pasadas,
haciendo más triste los recuedros.
Instantes hay en la vida
que quiero decir muchas cosas,
sin embargo, no se me ocurre ni una palabra vulgar,
y guardo silencio.
Sentado hoy frente a la ventana de mi cuarto,
siento el susurro de una llovizna ligera que cae,
el vuelo de las golondrinas
que se alejan raudas por el cielo.
Las estrellas fulguran como todas las noches,
y pienso, pienso en aquellas tardes
que estabas a mi lado, y las horas pasan,
las sombras de la noche llegan.
Y de pronto, oigo unos pasos, una voz dulce,
y por un momento pienso que eres tú.
René León
LAS MURALLAS – FIESTAS POR SU DERRIBO
(Publicado por D. Jácome)
Tomado de: Cuba en la Memoria(Facebook)
En el año de 1558, después del ataque del corsario Jacques de Sores a la Villa de San Cristóbal de La Habana, las autoridades coloniales y sus pobladores se quedaron con una gran sensación de desamparo.
Felipe II, dispuesto a defender su imperio ultramarino, decide establecer un sistema defensivo para todo el Caribe que garantice el intercambio seguro de mercancías entre el Viejo y el Nuevo Mundo. El puerto de La Habana, punto de encuentro de las naves procedentes del continente americano antes de emprender su regreso a la Península, será un sitio clave para lograr su objetivo. Desde ese momento la historia de la ciudad ya será diferente, y se concierte en una de las mejores defendidas de Nuevo Mundo.
Desde la prehistoria se conoce que la construcción de una muralla, como protección, era la solución más efectiva, pero en La Habana, varios factores retrasarán su acometido. Por un lado, la carencia de la fuerza de trabajo necesaria y por otro, la diversidad de opiniones de ingenieros y gobernadores.
No será hasta principios del siglo XVII que, bajo el gobierno de Francisco Rodríguez Ledesma, quien gobernaba la entonces “Capitanía General de Cuba”, que las autoridades coloniales españolas encargan la elaboración del plan para construir una muralla que rodee y proteja la ciudad. En 1603 se le encomienda, a Cristóbal de Roda, llevar a cabo este proyecto de amurallamiento, que inicialmente se realizará con troncos de árboles.
Las obras definitivas, comenzadas el 3 de enero de 1671, se extenderán hasta 1797. En 1689 ya se había concluido su recorrido sobre tierra firme, desde el Arsenal, actual Terminal de Ferrocarriles, hasta el castillo de La Punta, continuando su construcción hasta finalizar el tramo más complejo, sobre la bahía, en 1740. La Habana quedó amurallada más de 100 años después de que naciera la idea de construirla y a un costo de tres millones de pesos.
La muralla, con forma de polígono irregular y con nueve baluartes, tenía una extensión de unos 4 892 metros y, como promedio, 1,40 metros de espesor y 10 de altura. Inicialmente contó solo con dos accesos a la villa: al oeste la “Puerta de La Muralla”, después llamada Puerta de Tierra, y al norte la “Puerta de La Punta”. Posteriormente se haría necesario abrir otras, llegando a tener hasta nueve puertas activas, como las de Colón, Monserrate, Luz, San José, Jesús María y el Arsenal, que contaban con una dotación de 3 400 hombres y un armamento de 180 piezas de artillería.
A partir de entonces, a todo lo que quedó dentro del recinto se le llamó intramuros, siendo la zona preferida de los peninsulares, mientras en extramuros habitaban los llamados naturales del país o “criollos”. Los que vivían fuera del muro, pasaban de un lado a otro cuando se abrían las puertas, lo que anunciaba un cañonazo, a las 4:30 de la mañana, junto al toque de diana. A las ocho de la noche, al toque de retreta, se anunciaba el cierre de las puertas y nadie podía entrar ni salir de la ciudad.
El disparo se hacía desde el buque de guerra que servía de Capitanía, más tarde comenzaría a hacerse desde la Fortaleza de La Cabaña. Con el tiempo cambiaría también la hora y desde entonces empezó a escucharse a las nueve de la noche, como conocemos en la actualidad.
Si hacia 1630 la población de La Habana se estimaba en unos 6.000 habitantes, al final del siglo alcanzará algo más del doble de esa cantidad. Durante el siglo XVIII su crecimiento será aún mayor dentro del recinto intramuros, llegando a tener 50,000 habitantes a finales del siglo. Sobre lo complicada y ruidosa que se convirtió la vida intramuros para sus pobladores, les comenté en una publicación.
Este descomunal crecimiento demográfico y las nuevas actividades industriales, como pueden suponer, requieren de gran cantidad de terreno, lo que obligó al entonces Capitán General de Cuba, Miguel Tacón, a aprobar la urbanización de nuevos terrenos en extramuros y nuevos barrios crecerán en torno al Paseo del Prado, el Parque de la Fraternidad y el Parque Central, superando las antiguas murallas que constreñían La Habana.
La muralla tampoco había cumplido su objetivo militar, ya que la única ocasión en que pudo haber resultado de utilidad ocurre durante la toma de La Habana por los ingleses, pero el sagaz enemigo estratégicamente la evitó y penetró en la ciudad por la desprotegida loma de La Cabaña.
Cuando Domingo Dulce y Garay, comienza en 1862 su primer mandato como Gobernador de la Isla, la muralla ya no brindaba ninguna utilidad de protección a la ciudad y solo se había convertido en un permanente obstáculo para el tráfico y el comercio de sus habitantes, por lo que se decide pedir autorización a Madrid para derribarla. Su solicitud es aprobada.
En 1863 comienza su demolición con el derrumbe del gran muro por las Puertas de Monserrate y no será hasta comienzos del siglo XX que culmina. Por notas encontradas en la prensa de ese año, es evidente que la noticia del derribo fue asumida con alegría y satisfacción por todos sus pobladores. Después de más de un siglo de hacinamiento entre los muros, la ciudad crecía abriéndose hacia nuevos espacios que mejoraban la calidad de vida de sus habitantes.
El moro muza, Año 4, Agosto de 1863
…En nuestro siglo, sobre todo, no hay acontecimiento verdaderamente grande que no lleve consigo un baile proporcionado al público regocijo, y pocos sucesos habrán ocurrido más importantes para la Habana que el derribo de las murallas, dignamente solemnizado en estos días…”
“…Por ahora no puedo decir más sino que ya debemos irnos preparando a gozar en las fiestas con que va a celebrarse el fausto acontecimiento del derribo de las murallas y yo quiero dar el ejemplo…”
“…Difícil era, por esto mismo, poner la alegre festividad a la altura de la satisfacción pública, y sin embargo, esta dificultad ha sido felicísimamente superada por el Excmo. Sr. Marqués de Castell Florit, quien, a la estimación que gozaba como gobernante, agrega hoy las universales y cariñosas simpatías que se ha conquistado como galante caballero…”
Domingo Dulce Garay, Marqués de Castell Florit, Gobernador y Capitán de Cuba, sin dudas reconocido por su política conciliadora y liberal, por su lucha contra el tráfico de esclavos y su posición a favor de la libertad de prensa en la Isla, no dudo en sumar su apoyo a las festividades.
Ese mismo año Valeriano Weyler hará su primera visita a Cuba. La Isla estaba marcada por la crisis económica desde 1857…sus habitantes pagaban altos impuestos y tributos a la Corona…un rígido control comercial afectaba enormemente su economía… En solo cinco años será el Grito de Yara y comenzará la Guerra.
No obstante, estaban de fiesta… como siempre ocurre.. tambor y cerveza.
CUBA EN LA MEMORIA 08/06/2016
Tras el rescate de la memoria. El Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao
Detalles Escrito
Por: Rosa Amelia Lay Portuondo
Publicado: 05 Octubre 2019
Tomada de: Opus Habana
Si preguntásemos en una sencilla encuesta cuántas personas son capaces de contestar afirmativamente sobre la existencia del Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao en el siglo XIX, serían muy pocos, sin embargo confiamos que los pedagogos responderían correctamente.
Si preguntásemos en una sencilla encuesta cuántas personas son capaces de contestar afirmativamente sobre la existencia del Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao en el siglo XIX, serían muy pocos, sin embargo confiamos que los pedagogos responderían correctamente.
Ciertamente, es más conocido por el Colegio de Carraguao por haberse establecido allí, en la esquina de Infanta y Estévez, desde el 15 de julio de 1829, donde permaneció 14 años, hasta 1842 en que se traslada para las laderas del Castillo del Príncipe, aunque mantuvo este nombre hasta 1869. A la sazón el Cerro se convertía en asentamiento de familias habaneras adineradas hasta finales del siglo XIX.
El Colegio fue creado con el favor de la licencia que le había sido otorgado por el Obispo Espada a su fundador Don Antonio Casas Remón maestro zaragozano, de ideas progresistas y liberales, establecido en Cuba unos años antes. Su primera incursión en la pedagogía, en esta Isla, fue en la Academia Calasancia de La Habana, donde inicia modificaciones en los planes de estudios que concretaría con mayor profundidad en Carraguao.
Las innovaciones pedagógicas establecidas, la calidad del claustro de profesores y los adelantos docentes de los educandos hicieron que este Colegio estuviese considerado entre los mejores de su época.
Es imprescindible adelantar que entre los profesores estuvo el insigne pensador José de la Luz y Caballero, quien asumió la dirección del Colegio aproximadamente un año después de establecerse en él. No fue gratuita esta concesión, su experiencia y preparación adquirida en el ámbito de la pedagogía en varios países europeos y en los Estados Unidos, le hicieron acreedor de tal confianza y merecido prestigio, en especial por sus conocimientos actualizados acerca del pensamiento filosófico universal. ¿Cuáles fueron esas innovaciones? ¿Cuál fue la trascendencia del Colegio? ¿Quiénes fueron los profesores?
El Colegio se ubicó en la finca del presbítero Manuel de Echevarría de unos 33 acres de área, con suficiente terrenos al aire libre.
Innovaciones
Las transformaciones comenzaron en el propio inmueble de la quinta con nuevos salones, dormitorios y baño con agua corriente. También lo dotó de un moderno gabinete de física y mineralogía, un laboratorio de química y una magnífica biblioteca. Las principales innovaciones pedagógicas aplicadas fueron:
1. Eliminación total del maltrato físico y las vejaciones a los estudiantes, en una época en la que era muy usual el uso de la palmeta y la frase «la letra con sangre entra».
2. Introducción de técnicas pedagógicas muy avanzadas, como estimular las relaciones afecto profesor-alumno, dentro del mayor respeto, a la vez que se eliminaba el distanciamiento y la arrogancia de los profesores hacia los estudiantes.
3. Intransigencia con el desorden y los vicios.
4. Implantación del informe trimestral del «estado moral, intelectual y físico de los alumnos”», a partir de la información que recibía de los profesores. Este informe, aparte de novedoso, tuvo gran aceptación entre los padres.
5. División del plan de estudios en clase preparatoria (primaria) y educación secundaria, anteriormente estaban mezcladas, con el consiguiente conflicto pedagógico en el aprendizaje.
6. Instauración del sistema de pupilaje de forma que los educandos permaneciesen la mayor parte del tiempo en la escuela.
7. Prácticas de ejercicios al aire libre y caminatas en los alrededores del Colegio.
Como director José de la Luz y Caballero, implanta otras modificaciones que complementarían y perfeccionarían aquellas:
1. Implantó el método explicativo en todas las asignaturas; en muy poco tiempo comprobó el progreso y el desarrollo de las habilidades de los alumnos.
2. Introdujo el dictado para mejorar la ortografía y la pronunciación, en este sentido incluyó la composición en lengua española, esta modalidad se aplicó en los principales colegios del país a partir de la experiencia en el Colegio de Carraguao.
3. Inició el estudio de la geografía por la de Cuba, después se continuarían con las de España, Europa, América y el resto del mundo.
En este período Don Pepe como lo llamaba Antonio Casas, trabaja afanosamente para implantar el sistema explicativo en toda la enseñanza cubana, se auxilió para ello de la Sección de Educación de la Sociedad Económica de Amigos del País, por supuesto ocultando sus ideas políticas, precisamente por ellas se supone que abandona la dirección en 1836, compromiso que ocuparía Rafael Navarro de ideas muy diferentes en cuanto a la independencia de Cuba.
Trascendencia del Colegio de Carraguao
Apenas dos años después de su asentamiento en Carraguao el 17 de febrero de 1831, Casas logra del monarca el título de Real Colegio de San Cristóbal de La Habana.
El hecho de que De la Luz y Caballero haya permanecido casi cinco años en el plantel, de por sí solo sería suficiente para justificar la trascendencia de este Colegio, por cuanto aportaron sus innovaciones y su pensamiento, el Tomo V de Historia de la Educación en Cuba, expone: «… el San Cristóbal tuvo una etapa de proyección ideológica muy progresista desde su fundación por Casas, y especialmente de 1833 a 1836 cuando fue dirigido por José de la Luz».
Por las modificaciones en las técnicas pedagógicas y sus magníficos resultados este Colegio marcó pautas para la posteridad, en la educación en Cuba.
.... Una muestra es que en 1834, La Aurora de Matanzas, elogió el método de Luz en el Colegio de Carraguao. Su corresponsal que prefirió mantenerse en el anonimato, práctica de entonces, decía que no había presenciado ninguna cla-se donde no se viese pensar y reflexionar a los niños.
El Diario de La Habana publicaba el 15 de febrero de 1835 «… este es un nuevo triunfo del celo, del método y de la constancia que está en armonía con los demás resultados que ha ofrecido Carraguao, de quien la clase de Filosofía forma sin duda el mejor complemento».
El escritor inglés Richard Maddens, decía del Colegio: «Los hombres más famosos de Cuba en literatura, política y filosofía han salido del Colegio de Carraguao».
La insigne obra renovadora de Casas merece unas líneas firmadas por el destacado alumno y después profesor José Silverio Jorrín: «… Don Antonio Casas y Remón inició por los años 1828 o 29, el cambio radical que sufrió nuestro sistema de enseñanza, pues lo puso al nivel de lo mejor que en Europa se conocía. Después de nacido y sembrado el árbol, cuando ya se engalanaba con vástagos robustos, fue llamado para continuar su cultivo el sabio y evangélico Don José de la Luz y Caballero. Esta última personalidad jamás podrá con justicia separarse de la de su predecesor».
Profesorado y alumnos del Colegio
Los profesores, en su mayoría de ideas liberales, fueron escogidos celosamente por Casas, exigía de ellos honradez inmaculada e ideas de bondad porque los estudiantes necesitaban estar rodeados de un ambiente sano, dado el tiempo que por la condición de interno, permanecían en el Colegio. Procedían en su mayoría de Francia, Inglaterra y España, solo citaremos a tres de ellos, sin orden jerárquico.
• José Luis Casaseca: Químico natural de Salamanca. Tradujo e imprimió en La Habana (1938), el compendio de Lecciones de Química de Gay Luzca.
• Pedro Barbastre: Reconocido literato francés, impartió algunas de las secciones de gramática francesa, latina y griega.
• Carlos Roca: Californiano, ingeniero civil, geólogo y mineralogista. Profesor de Geología; llevó a sus alumnos una magnífica colección de minerales cubanos, colaboró también en la Carta de Vives en el plano de la región oriental.
Entre los cubanos se encontraban, además de:
• José de la Luz y Caballero;
• Felipe Poey: sabio naturalista que impartió también clases de latín y francés.
• José Silverio Jorrín: Quien fue alumno y profesor de Carraguao, impartió varias disciplinas relacionadas con las matemáticas como algebra lineal, geometría, cálculo diferencial e integral;
• José Fornaris: Poeta; y
• Francisco Ruiz: Presbítero profesor también de filosofía.
Entre el personal auxiliar (celadores y criados) no hubo ningún esclavo.
De los alumnos
El mejor exponente de lo anterior es la calidad intelectual, humana y ética de los graduados entre los que aparecen:
• Álvaro Reynoso: Químico y agrónomo notable, alumno de Casaseca, sus textos sobre la caña de azúcar mantienen total vigencia en la actualidad, su obra cumbre, (1862) Ensayo sobre el cultivo de la caña de azúcar.
• Pedro (Perucho) Figueredo: Autor del himno nacional. El periódico español La Voz de Cuba atribuían su patriotismo al hecho de haber estudiado en Carraguao, por supuesto en la forma más insultante posible.
• Francisco Vicente Aguilera: Notable independentista, estuvo entre los organizadores del levantamiento del 10 de Octubre de 1868.
• Francisco Calcagno: Autor del Diccionario Biográfico Cubano.
Otros:
• José Imberno y Navarro;
• Hermanos Vallín;
• Hermanos Guiteras (matanceros);
• Hermanos Aldama;
• José María, Francisco y Juan Bruno Zayas;
• José Gener y Puñales, entre otros.
Aunque la educación impartida en Carraguao no tenía intenciones políticas, la generación formada en él sí vislumbraba, de manera diferente a los estudiantes de otros planteles similares, la situación política en la que se hallaba Cuba, dada por la educación recibida de sus profesores de ideas liberales, encabezada por su fundador Antonio Casas, situación acentuada cuando fue el Colegio fue dirigido por José de La Luz y Caballero.
Es insoslayable tomar en cuenta la etapa socio política de Cuba en la primera mitad del siglo XIX, una parte sobresaliente de la intelectualidad nacional pugnaba y estaba vinculada con el desarrollo del país, y la pedagogía era una vía para lograr la consolidación de la identidad nacional, en Carraguao felizmente encontró el terreno adecuado para cultivarlo.
Epílogo
El texto básico para este trabajo ha sido la Biografía del Colegio San Cristóbal de La Habana, de la Dra. Hortensia Pichardo; según especialistas en la mate-ria este es el estudio sobre la escuela privada del siglo XIX, más profundo reali-zado, de ahí que muchos títulos que traten este período de la Historia de Cuba o la Pedagogía en Cuba lo citen forzosamente y elogien la profesionalidad de la autora.
Dos singulares opiniones por la valía de sus autores:
«...Los institutos del Pbro. D. Benito Ortigueira y el Calazancio, y mas adelante los colegios de Buena Vista y Carraguao, se encontraban a la altura de los mejores de Europa. Las necesidades sociales reclamaban esos planteles de útiles enseñanzas, en donde se preparasen los hombres para la vida social, en donde se preparasen los hombres para la vía social, en donde se enderezasen los estudios teóricos a ser un instrumento puesto en ejecución en la vida de los pueblos, en donde no fuese el latín el non plus ultra del saber elemental».1
«Su tesis para el grado de Pedagogía, sobre el Colegio San Cristóbal o Carraguao es una feliz reconstrucción de un gran capítulo de la biografía de nuestra cultura...»2
Hasta aquí, han quedado expuestos, los aspectos fundamentales de la trascendencia de este Colegio que sentó pautas pedagógicas para otros planteles en La Habana y otras provincias cubanas, entonces ¿por qué ese lamentable olvido?; ¿qué lo justifica? Esta generación y las futuras no deben seguir siendo víctimas de esta penosa omisión histórica.
Soy optimista, por eso confío que este trabajo y otros relacionados con el rescate de la memoria histórica del Cerro, en conjunto con las autoridades culturales y pedagógicas saquen a la luz otros valiosos e imprescindibles escenarios de este municipio que ya cuenta con 429 años de historia.
El testimonio gráfico explica por sí mismo la ubicación del Colegio de Carraguao en el siglo XIX y las edificaciones actuales en ese mismo lugar, donde, reitero, no existe ni la más mínima piedra que lo recuerde.
Arriba: Carraguao 1841. Plano topográfico de los barrios extramuros de la ciudad diseñado por Rafel Rodíguez. Se resalta en el recuadro la ubicación del Colegio de Carraguao. Debajo: Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao.
Lic.Rosa Amelia Lay Portuondo
Profesora de la facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana
_____________________________
1 Tomado de: Apuntes para la historia de letras y de la Instrucción pública de la Isla de Cuba por Antonio Bachiller y Morales Tomo I, p. 28 (ed. digital fotocopia), Habana Imprenta de P. Massana *Calle de O'Reilly Número 110. 18592 Don Fernando Ortiz. En Revista Bimestre Cubana vol. LXVIII, no. 1, 2, y 3. La Habana, julio-diciembre, 1951.
PROYECTO DE VIDA
"Ellas le aportarán experiencias que enriquecerán su proyecto de vida..."
Carlos Benítez Villodres
Málaga (España)
Según el psicólogo Jaci Regis, el hombre del siglo XXI es un ser que acumula vivencias y experiencias, que delinean su estructura mental y su perfil moral. Su comportamiento representa una variedad de estados emocionales, mostrando el nivel alcanzado por esa individualidad permanente a través de su personalidad en transición.
A partir del conocimiento de su naturaleza espiritual, de conocer que no solo es el resultado de una herencia biológica y una educación familiar y social, sino que trae una historia, un cúmulo de experiencias de vida que le han otorgado una personalidad particular, el hombre podrá ensayar, con mayor responsabilidad, nuevas formas de convivencia. Ellas le aportarán experiencias que enriquecerán su proyecto de vida.
El conocimiento de la vida con sentido, ante tantas presiones y situaciones de dolor en la existencia de cada ser humano, ayuda a tomar ciertas decisiones, a optar inteligentemente que tiene un origen basado en el amor y en el crecimiento de todos los seres.
Poder comprender esto ayuda a delinear un proyecto de vida que no se atenga solamente a lo efímero y a lo material, sino a “combatir” diariamente para alcanzar la verdadera felicidad, la que anida fuertemente en una conciencia serena, sin opacidades ni eriales. De esa manera, en la conjunción de sentimientos de paz, que brinda el saber que se está en el camino correcto, se delinea un hombre de bien.
El hombre actual es consciente de que aquel que lucha contra sus propias imperfecciones, que sabe que la vida tiene sus matices que lo ayudan y lo ponen a prueba con su propia conciencia; aquel que actúa con firmeza con sus propias convicciones de bien a pesar de las circunstancias y modas sociales; aquel que trabaja moralmente por la propia superación y la de su entorno… es sencillamente un ser con conciencia de bien. Se concreta la teoría y la práctica cotidianas, amalgamadas en acciones, pensamientos y sentimientos positivos, que tienden al crecimiento y la fortificación racional del individuo.
Mantener esta actitud y postura de vida es un desafío en medio de una sociedad que propone a veces otros modelos y valores. A partir de esta base, lo que podamos conseguir será nuestra responsabilidad y nuestro mérito.
El hombre de bien se siente responsable de su vida. Intenta comprenderse a sí mismo para comprender a los demás. Desea salir de sí mismo, dejar de temer que los demás entren en su espacio, y entiende que no existe paz ni felicidad fuera de la benevolencia, la solidaridad y el amor entre los hombres.
Tratemos de cultivar diariamente nuestros pensamientos, sentimientos, brindándonos a los demás en acciones sencillas, percibiendo la emoción propia y de los otros, expresando el afecto, obrando con honestidad y respeto por el semejante. A veces podemos pensar que, en un mundo competitivo, agresivo, solo triunfarán los fuertes, pero los fuertes son los espíritus educados en el amor. Los fuertes son aquellos que ante la violencia reaccionan con serenidad, ante el insulto, con comprensión.
Y la mejor manera de construir un mundo mejor para nosotros y para nuestros hijos es educando nuestra personalidad y desarrollándola en el amor y la felicidad, con la convicción de que cada uno de nosotros es un elemento importante en la evolución de la humanidad.
Era una noche de papel de estraza
Dibujo tomado de: Pinterest |
Era una noche de papel de estraza
La luna de cartón resplandecía
Y a lo lejos un acote se veía
Alumbrar una flor de calabaza
Anónimo
Era una noche de luz y tempestades
noche de sombras, de juego y de aventura
y yo tomo la pluma mientras dura
pues fue noche de todas las edades.
Hablábamos pues de sinceridades.
de cómo el lobo prefería la caza
de Campanita, Blancanieves, raza
que se comía ya en todos los cuentos
a gigantes, enanos, cenicientos,
era una noche de papel de estraza.
Era una noche tan chiquilicuatre
que no acierta a expresarse y confundida
se vino a engrandecer aquella herida
y corriendo, corriendo llegó al catre.
Antes de que la hicieran un mohatre
mientras la oscura noche aún dormía
Cenicienta bailaba y no entendía
porqué no, con un zapatito solo,
mas Cenicienta ya lloró su dolo,
la luna de cartón resplandecía.
Volvió corre que corre al santuario
donde bruja madrastra, trastornada
le hizo ver realidad desesperada
pues la esperaba con su relicario.
Y aún así, tenía la esperanza
de que un engaño dársele podría
hasta verla caer en agonía
sin zapato, sin traje palaciego
así, le sorprendió su largo ego
y a lo lejos un acote se veía.
Cenicienta volvió al cuento con esmero
había de cerrar su calentura
a pesar de madrastra con horrura
que vivía cual pájaro agorero.
El príncipe salió por el alero,
a Cenicienta le daría caza
y en su caballo galopó a la plaza
donde las brujas malas y desleales
ya sus ojos vidriosos e infernales
alumbran una flor de calabaza.
Isabel Díez Serrano
Grazia Deledda
Articulo tomado de: Biografias y Vidas
(Nuoro, 1875 - Roma, 1936) Narradora italiana cuyas novelas vinculadas a las tradiciones rurales y arcaicas de Cerdeña le hicieron acreedora al premio Nobel de 1926. Como el ambiente sardo no podía ofrecerle la posibilidad de estudios regulares, vedados a las mujeres de la época, la escritora se forjó una cultura autodidacta, desordenada y en cierto modo poco profunda. A los diecisiete años, con esas escasas herramientas, escribió cuentos que se publicaron en magazines dedicados a temas femeninos.
Casada, se trasladó a Roma en 1900, cuando comenzaba a aparecer por entregas en la Nueva Antologia una de sus novelas más notables, Elias Portolu, que editó como libro en 1903. Antes había publicado Flor de Cerdeña (1892) y Las vías del mal, que fue reseñada por Luigi Capuana. La lejanía de la Cerdeña le permitió tomar distancia del regionalismo y del folclore sardo, que se convirtieron en el entorno fabuloso y mítico que impregnó las novelas que, a partir de 1900, publicó casi cada año. Destacan entre ellas Cenizas (1903), La hiedra (1906), Cañas al viento (1913), Mariana Sirca (1915) o La madre (1920).
No resulta fácil catalogar la escritura de Grazia Deledda. Su temperamento romántico y en cierto modo adolescente recreó argumentos tomados de las historias orales de su isla natal. Fundidas con una lectura atenta de los textos bíblicos y de los novelistas europeos de su tiempo, las historias alcanzaron un fondo moral que trasciende la literatura naturalista a la que, en rigor, pertenecen.
Fue indiferente, sin embargo, a las consideraciones "científicas" de Émile Zola, a la impersonalidad del verismo o a la dimensión política y social de la novela realista. Deledda reproduce el mundo a su manera recreándose en un casi idéntico nudo dramático: el estrecho círculo de tradiciones y valores religiosos como escenario de pasiones sin salida que precipitan los personajes hacia la culpa y el consecuente castigo. La influencia decadentista de Gabriele D'Annunzio en los últimos años fue más un ambiente, una escenografía, que una meta.
Con estas herramientas, Deledda pasó de las aventuras románticas a las narraciones con profundidad psicológica que no pertenecen por entero a ninguna tradición literaria. En su época gozó de una inmensa fama, incrementada por el éxito de Cenizas (filme que interpretó Eleonora Duse) y el premio Nobel que la consagró como una escritora de proyección mundial.
¿ERAN ANEXIONISTAS LOS CONSTITUYENTES DE GUÁIMARO?
Asamblea de Guáimaro
Fecha:
10 al 12 de abril de 1869
Lugar:
Poblado de Guáimaro, jurisdicción de Puerto Príncipe
Descripción:
Reunión cumbre de los patriotas cubanos alzados
en armas en Oriente, Camagüey y Las Villas
Ejecutores o responsables del hecho:
Patriotas cubanos
por Roberto Soto Santana
El 2 de marzo de 1845, la reina Isabel II firmó en
Madrid una Ley aprobada en Cortes por la que se ilegalizaba y castigaba el
comercio y el contrabando de esclavos en la Península e islas
adyacentes, en las provincias de América (reducidas, en la práctica, a Cuba y
Puerto Rico), y en las posesiones de África. Se especificaba, sin embargo, que
“en ningún caso ni tiempo podrá procederse, e inquietar en su posesión á los
propietarios de esclavos con pretesto de su procedencia”[1]
Teóricamente, la trata negrera quedaba suprimida, no así la esclavitud, que
subsistía indemne.
Durante los próximos diez años, al lado de la actitud
integrista de la población españolista en Cuba –que no concebía ni aceptaba la
posibilidad de la separación política de Isla-, las cabezas pensantes de las
élites criollas (en cuanto comerciantes, miembros de las profesiones liberales
y, sobre todo, los dedicados a la tenencia y explotación de tierras en una
economía del tipo de “plantación”) se fueron inclinando cada vez más a favor de la anexión de los
EE.UU., con vista a ingresar como un Estado esclavista más de esa Unión, en
parte para aquietar la preocupación de los 450 mil blancos libres de la Isla frente a los 600 mil
negros privados de la libertad y de los derechos más elementales (por temor a
una sublevación como la de Haití), y en parte como una reacción de rechazo ante
la actitud que exhibían las Cortes de 1837 cuando, en sesión secreta del 16 de
enero, tomaron el acuerdo de nombrar una comisión especial para que informase
sobre una propuesta del diputado Sr. Vicente Sancho relativa a las provincias
de Ultramar, consistente en que pasaran a regirse por leyes especiales, a la
que se sumó la comisión encargada del proyecto de constitución; ambas,
constituidas por acuerdo de las Cortes en comisión extraordinaria, decidieron
presentar el 7 de marzo la propuesta de que se declarase que “No siendo posible
aplicar la constitución que se adopte en la península e islas adyacentes a las
provincias ultramarinas de América i Asia seran éstas rejidas por leyes
especiales i análogas a su respectiva situacion i circunstancias propias para
hacer su felicidad, i que en su consecuencia no tomaran asiento en las cortes
actuales diputados por las espresadas provincias.” [2]
Cuba seguía sometida al régimen de facultades omnímodas concentradas en las
manos del Gobernador y Capitán General desde la época de Dionisio Vives, en
virtud de Real Cédula de 28 de mayo de 1825.
Así. Gaspar Betancourt Cisneros, el Lugareño, desde el periódico La Verdad , en Nueva York, se
dio a la tarea de propugnar la anexión, como le escribió a José Antonio Saco[3]:
“Vas a escribir, dices, sobre anexión, y lo harás como un sacrificio que debes
a la patria, es decir, contra tus sentimientos. Te comprendo y yo quisiera que
los dos nos viésemos ciudadanos de una nación independiente y libre, figurando
entre los pueblos soberanos de la tierra. Pero entendámonos y convengamos en
que primero es la Patria
que las vanidades de la nacionalidad, que el tiempo puede satisfacer, quizá con
usura…¿Y crees tú, Saco, que hijos esclavos de españoles pueden ser hombres
libres? Te perdono el falso testimonio y te remito a los guachinangos, a los
sambos, y a los Santa Annas, Flores, Monagas, etc. ¿Cómo podríamos nosotros
primero conquistar nuestra independencia y después sostener un gobierno
liberal?” El Lugareño, descartando la
viabilidad de la independencia, veía la anexión a los EE.UU. preferible a que
Cuba continuase en la condición de factoría colonial.
En los siguientes años, el movimiento anexionista –que
sin embargo pervivió como una aspiración en el ánimo de las capas “ilustradas”
de la sociedad cubana- quedó frustrado por el fracaso de las gestiones de
sucesivos gobiernos estadounidenses con el objetivo de comprar la isla de Cuba
a España, y los hacendados (como principales beneficiarios de la explotación de
mano de obra esclava en el país) se sintieron tranquilizados por la firme
defensa que de sus intereses económicos hacían los gobiernos peninsulares y las
autoridades coloniales.
Relevó al anexionismo el movimiento reformista,
inspirado desde el periódico El Siglo
por el conde de Pozos Dulces, y limitado por éste mismo a luchar “por obtener
para Cuba todos los atributos de provincia española de que hoy carece”,
incluida la reforma de la ley arancelaria, “la cesación de la trata de negros,
y la representación política de Cuba en el Congreso nacional” 4
Peticiones todas que naufragaron en las tareas de la Junta de Información convocada
por el nuevo Ministro de Ultramar en 1867, con la asistencia de dieciséis
comisionados de Cuba y seis de Puerto Rico, ya que el Ministro declaró cerradas
sus sesiones sin llegar a adoptar ninguna de las recomendaciones de los
comisionados que habían acudido a la cita.5
No quedaba más salida a los cubanos que emprender la Guerra por la Independencia ,
proclamada con el Grito dado en Yara l 0 de octubre de 1868.
El 10 de abril de 1869 la Cámara de Representantes
reunida en el poblado camagüeyano de Guáimaro proclamó la Constitución6 de la República en Armas, el día 11 se adoptó la
bandera de Narciso López, y el día 12 se invistió a Carlos Manuel de Céspedes
como Presidente y a su cuñado Manuel de Quesada como general en jefe.
Pues bien, según el acta de la sesión pública de la Cámara de Representantes de
29 de abril de 1869 se acordó dirigir la siguiente manifestación al Congreso de
los EE.UU.: “PRIMERO: Comunicar al
Gobierno y al Pueblo de los Estados Unidos que h recibido una petición suscrita
por un gran número de ciudadano en que se suplica á la Cámara manifiesta á la Gran República los
vivos deseos que animan a nuestro pueblo de ver colocada á esta Isla entre los
estados de la federación Norte-Americana. SEGUNDO: Hacer presente al Gobierno y
al Pueblo de los Estados Unidos que este es realmente, en su entender, el voto
casi unánime de los cubanos, y que si la guerra actual permitiese que se
acudiera el sufragio universal, único medio de que la anexión legítimamente se
verificara, ésta se realizaría sin demora. TERCERO: Pedir su apoyo al Gobierno
y al Pueblo de los Estados Unidos, para que se no se retarde la realización de
las bellas esperanzas que, acerca de la suerte de Cuba, este anhelo de sus
hijos hace concebir”.7
El acta fue suscrita por el Presidente de la Cámara , Salvador Cisneros
Betancourt, por el Secretario, Antonio Zambrana, y por los demás miembros de la
misma, José Mª Izaguirre, Miguel Gerónimo Gutiérrez, Fernando Fornaris y
Céspedes, Arcadio S. García, Lucas Castillo, Miguel Betancourt, Pedro Mª
Agüero, Tomás Estrada Palma, Manuel de J. de Peña, Dr. Antonio Lorda,
Tranquilino Valdés, Jesús Rodríguez, Eduardo Machado, Pío Rosado, y Francisco
Sánchez Betancourt. Sancionó el acuerdo el Presidente encargado del Poder
Ejecutivo, Carlos Manuel de Céspedes.
En una carta del 21 de noviembre de 19018 al Director del diario “La Discusión ”, Manuel
Sanguily relató que el original y el duplicado –también original- de dicho
documento “quedaron en el Archivo de la Junta Republicana
de Cuba y Puerto Rico. Disuelta ésta, conservó aquel Archivo en depósito, como
Secretario que era de ella el señor Néstor Ponce de León, y habiendo fallecido
este ilustre cubano, ha quedado el Archivo todo en guarda de su hijo don
Julio”. En la misma carta, Sanguily dejó aclarado que el acuerdo “fue enviado
al Representante de Cuba en los Estados Unidos [Miguel Aldama], para que lo
elevara al Gobierno de esa Nación…Éste, sin embargo, considerando muy grave el
documento, consultó el caso a las personas más caracterizadas e importantes de
la emigración cubana. Es público y notorio que se reunieron más de sesenta de
ellas y que aconsejaron al señor Aldama que no lo presentara al Gobierno
americano”.
La ensoñación anexionista de los asambleístas de
Guáimaro duró todavía algún tiempo: “El 4 de julio de aquel año de 1869, en que
celebran los Estados Unidos la declaración de su independencia, en la
residencia de la Cámara insurrecta de Cuba, que era entonces el
ingenio Sabanilla, cerca del caserío de Sibanicú, y en el mismo salón de
sesiones, tuvo lugar una reunión pública (meeting)
para conmemorar aquella fecha extranjera. No se conserva, que yo sepa, más que
uno de los discursos que se dijeron con tal ocasión; pero es nada menos del
hombre que ocupaba el puesto de vicepresidente de la Cámara , el respetable y
honradísimo Miguel Jerónimo Gutiérrez. Habló poco, y a la verdad sin
brillantez; pero hizo afirmaciones, como la de que Cuba <se considera…de hoy
más una parte integrante del territorio donde ondea la bandera estrellada, que
no muy tarde quizás se enorgullecerá de verla tremolar al cariñoso halago de
sus frescas y apacibles brisas…>, y concluyó con los siguientes votos:
<¡Viva el 4 de Julio! ¡Viva Washington! ¡Vivan los Estados Unidos de América!
¡Viva Cuba, libre y esplendorosa estrella en la Constelación Americana !>
sin que nadie, sin embargo, dijese una palabra de protesta; al contrario, tengo
cierta reminiscencia de que no solamente fue muy aplaudido aquel discurso, sino
que se insertó en el periódico oficial”9
Todo lo cual no obsta un ápice a la grandeza de esos
hombres, algunos de los cuales pagaron con la vida su participación en la
sublevación armada (por enfermedad mortal contraída en la manigua, como Antonio
Lorda; o asesinados por la guerrilla española, como Miguel Jerónimo Gutiérrez y
Tranquilino Valdés).
Sirva este esclarecimiento para rechazar el dogmatismo
de las interpretaciones revisionistas de nuestra Historia (y de la Historia de cualquier
otro pueblo), que atribuyen un contenido rectilíneo al carácter de cada
protagonista, arrojando nada más que luces sobre algunos y nada más que sombras
sobre otros. Nuestros héroes de la lucha por la Independencia se
perfilan tanto más grandes cuanto más se profundiza en su trayectoria, y se
aprecia la evolución que muchos supieron emprender para enriquecer su
comprensión del tiempo que les tocó vivir así como su personal aportación a la
conformación de nuestra identidad nacional.
1 Documentos para
la Historia
de Cuba, Hortensia Pichardo, Tomo I, págs. 327-330, Editorial de Ciencias
Sociales. Instituto Cubano del Libro. La Habana , 1971.
2 Historia de la Isla de Cuba, con Notas e
Ilustraciones, Pedro J. Guiteras,Tomo Segundo, Nueva York, 1866.
3 En carta del
19 de octubre de 1848.
4 Objetivos expresamente mentados en carta firmada por
más de veinte mil reformistas cubanos y remitida al entonces Senador Francisco
Serrano, ex capitán general de Cuba.
5 Curso de
Historia de Cuba, Dres. Edilberto Marbán y Elio Leiva, Parte Segunda,
págs.229-279. La Habana, 1955.
6 Cuya redacción salió casi enteramente del magín de
los asambleístas Antonio Zambrana e Ignacio Agramonte.
7 Páginas de la
Historia, Manuel Sanguily, Tomo VI, Libro Primero, págs. 257 y 258, A . Dorrbecker
(Impresor), La Habana, 1929. El texto lo copió Manuel Sanguily en Nueva York,
el 15 de septiembre de 1898, en la casa del Dr. Néstor Ponce de León –quien
falleció en diciembre de 1899-.
8 Manuel Sanguily, ibíd., págs. 253 a 255.
9 Manuel Sanguily, Oradores
de Cuba, Editorial Letras Cubanas, La Habana , 1981, p. 71.
PERSONALIDADES ARROLLADORAS
Articulo Tomado de: Enfoque
"Cuando hablas solo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas, quizas aprendas algo totalmente nuevo..."
Son personalidades vehementes, pero dónde quedaron. Su arte marcó sus vidas. Eso es indudable. Los hizo alcanzar lo sublime y rozar lo irracional, sin pretender nada. Solo dejarse llevar por las vicisitudes, unas veces agonizantes y, otras, pasionales. Mentes brillantes, inquietas, sin afán de sobresalir, como sí pretenden los necios, imbuidos de un falso halo.
Paul Valéry (1871-1945), considerado como uno de los más grandes escritores filosóficos modernos en verso y en prosa, es una de esas mentes prodigiosas. Poeta, ensayista y filósofo francés es el principal representante de la llamada “poesía pura”. Llegó a ser presidente del Pen Club francés desde 1924 a 1934. “Un hombre solo, refiere el autor de El cementerio marino, siempre está en mala compañía”.
Su secreta relación sentimental con Jeanne Loviton, una abogada treinta dos años más joven, que escribía novelas con el seudónimo de Jean Voilier, y que vivió varios romances con escritores de la época, demuestran que el corazón triunfa en Valéry sobre el espíritu y el intelecto. Así lo demuestra en los poemas recogidos en su libro titulado “Corona y Coronilla”.
De entre sus obras destaca “La velada con Monsieur Teste”. En ella describe, según el crítico Pierre De Boisdeffre, “el ideal valeriano del sabio, del hombre dueño de su pensamiento”.
Vivimos en una sociedad desorientada, que no sabe adónde dirigirse, que muestra violencia descomunal hacia sus semejantes, llevada por falsas expectativas. Solo el camino del amor salva nuestras vidas. El odio genera destrucción e inconformismo. Es una falsa embriaguez que devora al hombre, obcecado en ser superior. Se niega a ver la evidencia de lo acontecido en la inhóspita realidad.
Necesitamos personalidades arrolladoras que unan, que no destruyan lo que con tanto esfuerzo y valentía otros supieron construir en pos de los derechos humanos de la dignidad y del respeto, donde sea posible una convivencia fructífera y en armonía. “Los libros, asevera Valéry, tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, los animales, el tiempo y, a veces, su propio contenido”.
Mahatma Gandhi nos recuerda “que, a pesar de las diferencias entre individuos, la honestidad y el respeto deben seguir predominando”. Y para el Dalai Lama “Cuando hablas, solo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas, quizás aprendas algo totalmente nuevo”.
Actuamos en base a lo que aprendemos. Procuremos que esas enseñanzas sean constructivas, ya que a todos nos interesa un mundo mejor.
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