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martes, 31 de octubre de 2017
domingo, 15 de octubre de 2017
El Origen del Duelo
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René León
Según Luís Jiménez de Asúa, los primeros duelistas fueron Caín y Abel, y es basado en la Biblia. Cuando Caín le dice a Abel: "Salgamos fuera, y cuando estaban en el campo, Caín se arrojó sobre su hermano Abel y le mató". Cuando estudiamos la historia de la antigüedad nos encontramos a través de ella innumerables casos. Otro muy conocido lo fue el de David y Goliat, donde el valiente joven con su honda tumba al gigante Goliat, y en el suelo, con la espada de su enemigo le cortó la cabeza.
Las justas y torneos en tiempos de los grandes reinos, se puede afirmar que fueron los antecedentes del duelo. Los caballeros cabalgando en sus corceles, cubiertos con armaduras y armados de su lanza, se lanzaban contra el contrario. Pero lo contrario de lo que muchos piensan, aquellas armas eran inofensivas. Eran bastones largos, sin punta que pudieran hacer daño. Eran combates para demostrar la capacidad de los caballeros. La mayor época de torneos, fue allá por los siglos XII y XIII. En aquellos tiempos imperaba el espíritu caballeresco. Al pasar los siglos, los duelos en muchos países se prohibieron por orden de los reyes.
En el Parlamento de París, por ordenanza de Moulins, se calificó a el duelo como crimen de lesa majestad. En 1602 se castigaba a los duelistas y padrinos con la pena de muerte . A principios del siglo XVII, Richelieu, dictó un edicto el 24 de marzo de 1626, prohibiendo y castigando a los participantes. Pero los únicos que se efectuaban y la mayoría de las veces no eran sancionados, fueron los duelos por el honor de una dama.
Cuentan los historiadores franceses, que en 1643 se celebró un duelo en la plaza real de París, entre uno de los descendientes de los Guisa y un descendiente de Coligny, por los lindos ojos de la señora de Longueville. Un duelista muy conocido por nosotros por las películas donde apareció, fue Cirano de Bergerac, nunca él provocaba a sus contrarios, sólo se batía cuando era ofendido. La nariz la tenía muy grande y desfigurada por las heridas y golpes que había recibido .
A través de la historia ha habido duelos por asuntos políticos, personales, y honor. Las mujeres también se han batido en muchos de ellos. Los poetas tomaron como base estos duelos, y le dedicaron lo mejor de su prosa. Uno de ellos, Mur Oti, escribe en "El Duelo", muy conocido por muchos, donde su prosa da realce al poema, y nos describe a los dos hombres que se baten por el amor de una mujer. Al final, dice: "Y la sangre cegó mis pupilas y el machete en la mano temblóme con rabia, y lo hundí en su pecho con odio y con furia, y
rasgué su carne buscándole el alma... Porque en el alma se llevaba mi hembra y yo no quería que se la llevará".
Los años han pasado y los duelos ya no se ven, pero es mejor así, porque si por casualidad alguien lo provoca, debe averiguar primero si el seguro de hospitalización cubre los gastos, porque si no cubre, no va a morir de las heridas, pero sí del corazón cuando le den la cuenta del médico. Ahora es mejor que mire en Facebook, y encuentre información del contrario, o el consejo que
le doy, se va de la ciudad. Y no le haga caso a lo que digan de Ud. !Hasta otro día!
La aventura del piolet asesino
J. A. AUNIÓN
Madrid 24 SEP 2017 - 00:00 CEST
El asesinato de León Trotski a manos de Ramón Mercader en México en 1940 tiene muchos elementos que hacen que su relato siga fascinando por mucho que pasen los años. La enemistad de Trotski con su antiguo compañero de revolución, Josef Stalin, que lo mandó liquidar; cómo el espía Mercader se ganó la confianza del círculo más íntimo de su víctima; cómo acometió a la desesperada el crimen después del fracaso de un plan mucho más elaborado o cómo se fue deteriorando física y mentalmente desde que tomó la decisión de hacerlo... Pero por encima de todo está el piolet, la piqueta de alpinista que usó como arma homicida, una de las más curiosas en la historia de los crímenes políticos. “Es sin duda un objeto icónico, sin el cual seguramente el asesinato de Trotski no sería tan conocido”, opina el escritor Eduard Puigventós, autor del libro Ramón Mercader, el hombre del piolet. “Tiene gran importancia, tanto histórica como política”, porque es “el mejor símbolo del estalinismo”, añade Esteban Volkov, nieto de Trotski.
Ahora, el Museo Internacional del Espionaje de Washington asegura que tiene la pequeña hacha en su poder y la expondrá en 2018, junto con otras 7.000 reliquias de los servicios secretos del siglo pasado; prometen todo tipo de artilugios de escape y evasión, códigos y cifrados, incluida una máquina Enigma de la Segunda Guerra Mundial y hasta un submarino espía. Buena parte de los objetos los ha donado un incansable coleccionista llamado H. Keith Melton. Incluido el piolet. Una portavoz del museo no revela cómo, cuándo ni por cuánto lo consiguió, solo que se lo compró a Ana Alicia Salas, una mujer mexicana que, asegura, lo había tenido escondido bajo la cama durante 40 años.
En abril de 2005, la propia Salas explicó en un conocido programa de radio que su padre, Alfredo, agente del servicio secreto durante 36 años, vivió de cerca, en 1940, el asesinato que tuvo lugar en la casa de Coyoacán, el barrio de Ciudad de México donde vivía exiliado el que fuera uno de los principales forjadores de la Revolución Rusa. Años después, Salas, junto a otros colegas, fundó el Museo de Criminología y tomaron el piolet de entre los legajos de evidencias judiciales para exponerlo. Pero, como lo intentaron robar en alguna ocasión, Alfredo Salas decidió quedárselo en su casa y sustituirlo por una réplica, siempre según el relato de su hija. Aquí difiere ligeramente la versión que ofrece el Museo del Espionaje, que asegura que Salas lo recibió como regalo de sus compañeros al jubilarse.
En todo caso, coinciden en lo esencial: que se trata sin lugar a dudas de la piqueta en cuestión —con el mango cortado para que Mercader pudiera esconderlo bajo la gabardina— y que conserva incluso restos de la sangre del revolucionario. Sin embargo, nunca se llegó a hacer la prueba de ADN que ofreció en su día Volkov, el nieto del revolucionario, para comprobarlo, ya que a cambio pedía la donación del hacha a la Casa Museo de Trotski, y Salas no tenía intención de regalarlo; estaba “buscando algún beneficio económico”, le explicó al diario británico The Guardian hace 12 años.
Entonces, ¿cómo está el museo de Washington tan seguro de su autenticidad? “El señor Melton pudo autentificar el piolet a través del sello del fabricante austriaco Werkgen Fulpmes, un detalle que nunca se hizo público”, asegura la misma portavoz, e insiste en que las dimensiones coinciden con las registradas en el informe policial y que la marca de sangre es “idéntica” a la de la fotografía de la conferencia de prensa que se ofreció en 1940.
Un objeto fuera de contexto
“No tengo elementos ni para negar ni para afirmar la autenticidad del objeto, pero por su procedencia es muy posible que sea auténtico”, dice por correo electrónico Volkov, que cuando era un niño llegó a ver a su abuelo sangrando al volver de la escuela el 20 de agosto de 1940. Sí defiende sin asomo de duda esa enorme importancia política e histórica del piolet como símbolo del estalinismo: “Un objeto que normalmente sirve para salvar la vida de intrépidos alpinistas en las cumbres montañosas en sus resbalosas superficies de hielo y nieve, al borde de precipicios y grietas insondables, ya con el mango recortado, fue usado para matar, para asesinar, para destruir el cerebro y la vida de uno de los más renombrados y brillantes revolucionarios del siglo XX”.
Se trata de un objeto extraño, tan descontextualizado que causó incluso una gran controversia judicial tras el asesinato —el piolet no estaba contemplado como arma en el código penal mexicano, lo que podía acabar afectando a la condena— y que conduce a preguntarse por qué fue el arma elegida por Mercader. Teniendo en cuenta, además, que en el momento del crimen llevaba también un cuchillo de grandes dimensiones y una pistola.
Para entenderlo hay que imaginar a Ramón Mercader, un espía de la Unión Soviética de origen español e identidad falsa —sostenía que era el hijo de un diplomático belga— instalado en México. Un joven de 27 años, refinado y de trato exquisito, que había conseguido acercarse a Trotski gracias a las relaciones familiares de su novia, Sylvia Ageloff, a la que había conquistado interesadamente mucho tiempo atrás y muy lejos de allí, en París.
Su grupo lo formaban él mismo, su madre, Caridad Mercader —a quien se le llegó a conocer como la Pasionaria catalana— y el amante de esta, Leónidas Eitingon, y jefe de la unidad. En principio, ellos no eran los encargados del asesinato ordenado por Stalin, líder supremo de la Unión Soviética, que temía que su viejo compañero en la dirección del Partido Comunista, fundador del Ejército Rojo, ahora disidente en el exilio, le pudiera hacer sombra.
Sin embargo, en junio de 1940, tras el intento de otro grupo liderado por el pintor David Alfaro Siqueiros —entraron a tiros en la casa de Trotski, pero, inexpertos, mal organizados y bastante borrachos, fracasaron estrepitosamente—, Mercader decidió acabar él mismo el trabajo. A pesar de que estaba convencido de su misión, el peso de la encomienda era tal que sufrió un rapidísimo deterioro físico (se quedó extremadamente delgado, con un aspecto enfermizo) y mental (estaba nervioso, fumaba sin parar, divagaba), explica el historiador Puigventós.
Una vía de escape
En ese contexto tuvo que resolver qué arma iba a utilizar. Y eligió varias, por si acaso: una pistola automática Star del calibre 45, un cuchillo de casi 35 centímetros y la famosa piqueta. Aunque él ya se había decidido por esta última: “Pensaba emplear mi piolet que traje de Francia, porque sé manejarlo muy bien y me había dado cuenta en mis ascensiones a las montañas nevadas, donde con un par de golpes lograba arrancar grandes bloques de hielo”, confesó a la policía después del asesinato, según las declaraciones recogidas por Juan Alberto Cedillo en el libro Eitingon, las operaciones secretas de Stalin en México.
Puigventós advierte de que no hay que creerse todo lo que dijo Mercader durante años en los que se contradijo y cambió su versión en varias ocasiones —llegó a asegurar que actuó en defensa propia y que llevaba la piqueta encima porque la acababa de recoger del carpintero—. Pero en este caso el especialista sí opina que el piolet era suyo y que era su primera opción. “Creo que lo usó porque pretendía escapar después de cometer el crimen; su madre y Eitingon le estaban esperando en la puerta con el coche en marcha. La pistola iba a hacer mucho ruido y el uso del cuchillo requería mucha destreza, así que debió pensar que con el piolet podría acabar de un solo golpe con Trotski”, explica el escritor.
La casa del revolucionario se había convertido en un fortín absolutamente protegido, sobre todo tras el primer intento de asesinato. Así que la idea de la pequeña célula espía familiar era copiar un crimen cometido un año antes en Teherán por la División de Servicios Especiales soviética. Entonces, un marino fortachón mató al embajador de la URSS en Persia con una barra metálica que llevaba escondida en la ropa, golpeándole por la espalda mientras la víctima revisaba unos papales que le acababa de entregar. Después, salió tranquilamente del despacho y desapareció antes de que nadie se percatara del crimen, según relata Cedillo en su libro sobre Eitingon.
Pero a Mercader las cosas no le salieron como esperaba. Cuando finalmente, el 20 de agosto de 1940, llegó a la casa de la calle de Viena, en el barrio de Coyoacán, y pidió ver “al viejo” con la excusa de enseñarle un artículo político que estaba escribiendo, Trotski, un hombre de 60 años curtido en mil batallas y todavía fornido, no solo lanzó un grito estremecedor que alertó a todo el mundo al recibir la embestida del piolet en la cabeza, sino que se las arregló para hacer frente a su agresor, que enseguida fue apresado por los guardaespaldas. El revolucionario, sin embargo, murió al día siguiente en el hospital y su leyenda quedó agigantada para siempre. Mercader, juzgado y condenado, estuvo dos décadas en la cárcel y pasó sus últimos años acogido por el régimen cubano; murió en La Habana, en 1978. Y aquel piolet, o uno muy parecido, podrá verse el año que viene en el Museo del Espionaje de Washington.
EL HIJO DE LA PASIONARIA CATALANA
Un personaje central en la historia del asesinato de Trotski es, sin lugar a dudas, la madre de Ramón Mercader, Caridad. Nacida en Cuba, en 1892, hija de uno de los últimos gobernadores españoles de Santiago y separada del padre de Ramón, un industrial de la burguesía catalana, Caridad del Río ha sido definida por diferentes fuentes como una militante fanática de la causa estalinista. El escritor Gregorio Luri publicó el año pasado una biografía sobre ella (El cielo prometido, una mujer al servicios de Stalin) en la que la describe como una líder que se destacó entre las tropas durante la Guerra Civil —se la llegó a conocer como la Pasionaria catalana o la pequeña Pasionaria— y se convirtió en agente secreto de la URSS ya en Francia. Allí reclutó a su hijo Ramón.
Y allí, en París, comenzaron un duro y largo trabajo para infiltrarse en los círculos trostkistas que les acabaría llevando a México, formando el grupo con el amante de Caridad, Leónidas Eitingon —cuya experiencia se remontaba a la Checa, la primera policía secreta creada por Lenin— que llegaría culminar, casi por casualidad, el encargo de Stalin de matar al exiliado fundador del Ejército Rojo.
CONTRAPUNTEO CUBANO ENTRE EL PENSAMIENTO AUTONOMISTA Y EL MARTIANO
Roberto Soto Santana, de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio) |
(Segunda de dos partes)
Repasemos ahora la valoración del Dr. Raimundo Menocal y Cueto en relación con quienes llama “los que buscaban la separación por medio evolutivo” (es decir, los autonomistas):
(1) La supuesta “conversión” de la masa popular al separatismo ya se había producido a lo largo de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), puesto que si los patricios rurales fueron quienes dieron inicio al levantamiento de Yara, la mayoría había muerto en combate o había quedado empobrecida como consecuencia de los embargos de bienes ordenados como represalia por los sucesivos Gobernadores generales (10). Arrieros como Antonio Maceo, agrimensores como Serafín Sánchez, médicos como Honorato del Castillo, militares profesionales como Máximo Gómez, poetas como José Joaquín Palma, y los simples campesinos pobres fueron los que terminaron constituyendo la masa del Ejército mambí. ¿Es que en la ‘masa popular’ quedaba alguien por “convertir” al separatismo en 1878?
(2) Que una mentalidad lúcida como la de Montoro en verdad creyera que la autonomía mantendría a Cuba uncida a España se desprende de su decisión de no responder al llamamiento del Grito de Baire, a la vista de la aprobación por las Cortes en febrero de 1895 de la llamada Ley Abarzuza de descentralización, que nunca se aplicó y cuya permanencia en el limbo jurídico, junto con la llegada de Valeriano Weyler en 1896 como Gobernador general, no hicieron cejar a Montoro en su lealtad a España (11).
(3) La batalla “por arrancarle conquistas a la Metrópoli” fue precisamente de mal en peor para los autonomistas en las Elecciones Generales de Diputados a Cortes, ya que el PLA, de 7 diputados propios contra 17 alcanzados por la Unión Constitucional –los integristas a machamartillo- en abril de 1879, pasó en agosto de 1881 a cuatro escaños suyos contra 18 de la Unión Constitucional, en mayo de 1884 a 3 diputados contra 20 de la UC, y en mayo de 1886 a 6 diputados contra 18 de la UC –pero únicamente gracias al retraimiento de algunos grupos unionistas y al apoyo de los votos republicanos-. En las Elecciones a diputados de 1891 los autonomistas fueron al retraimiento, y se volvieron a presentar en las de marzo de 1893, en las que lograron 7 actas contra 23 de los integristas en las listas de la UC.
Como ha dicho la investigadora Inés Roldán de Montaud (12), “En el mes de julio de 1895 debían celebrarse las elecciones municipales en los términos previstos por la nueva ley Abarzuza, pero súbitamente se disponía la renovación gubernativa de ayuntamientos. La decisión se inspiraba en meros propósitos electorales y formaba parte de la preparación de las candidaturas oficiales por parte del nuevo ministro de Ultramar, Tomás Castellano. Téngase en cuenta que los ayuntamientos eran el eje del procedimiento electoral. El ejecutivo intentó justificar el nombramiento gubernamental de los concejales y alcaldes cesantes alegando que la existencia del estado de guerra dificultaba la celebración del proceso electoral. El hecho fue que se privó a los reformistas de la representación que hubiesen obtenido en los organismos locales de haberse celebrado las elecciones. Los ayuntamientos con mayoría reformista quedaron dominados por unionistas y fueron designados para su gobierno alcaldes unionistas. En octubre se procedía gubernativamente a la renovación de las diputaciones provinciales que también quedaron en manos conservadoras. Toda la maquinaria oficial volvía así a manos de los unionistas que excluyeron de la revisión extraordinaria del censo electoral prevista en la ley Abarzuza a autonomistas y reformistas”.
(4) Habiendo regresado al Gobierno de Madrid el Partido Conservador liderado por Cánovas del Castillo, éste recurría una vez más al “pucherazo” electoral. En pocas palabras, los autonomistas habían pasado, tras dieciséis años de batallas políticas, de 4 diputados insulares en 1879 a 7 en 1893 –aunque siempre perdiendo en las urnas frente a mayorías abrumadoras de los integristas de la Unión Constitucional-, y en 1895 ni siquiera se les permitió comparecer en las elecciones municipales, pues los alcaldes y concejales cesantes fueron renovados “a dedo” gubernativamente.
(5) En cuanto a “la influencia de los radicales cubanos en la inspiración de la campaña política autonomista y en la confección de su programa”, esta hipotética influencia no está documentada, y no parece que la campaña política autonomista se diseñase, o que los manifiestos, declaraciones y circulares emanados del Partido Liberal Autonomista se redactasen, con intervención de personas de ideología separatista (los “radicales cubanos”), puesto que no hay en ellos reivindicaciones propias de los independentistas (13).
Desde New York, en la edición del periódico PATRIA del 14 de abril de 1893, puso en evidencia José Martí –eso sí, con tanta elegancia como rotundidad- el papel servil que jugaban ante el yugo colonial los preconizadores del autonomismo, al decir que “Cubanos son los que, con fe rara en quienes no parecen tenerla en su suelo nativo, piden desde hace catorce años a España, bajo el nombre de partido autonomista, una libertad cuyas migajas urbanas, triste alimento de canario preso, son polvo y nonada ante los aprestos militares, hoy más que nunca activos, bajo cuyo peso mortal zozobra la isla; polvo y nonada, y lúgubre entretenimiento, ante un dueño que desdeña con razón al pueblo que le paga puntual todos los años, para su propio vasallaje, la suma que, de una vez sola, le bastaría para ser libre. Y, en verdad, más causa pena que enojo el obsequioso acuerdo con que la Junta Central del partido autonomista acoge una ley nimia y ofensiva de elecciones, fuera de toda relación con la capacidad patente, la gran miseria y la amargura sorda del país…Pena causa, en verdad, ver cómo hombres útiles, y sin duda sinceros, giran dóciles a compás de esta política a la vez cínica y pueril…La política es una ocupación culpable cuando se encubren con ella, so capa de satisfacciones indebidas, la miseria y desdicha patentes, la gran miseria y gran desdicha, del pueblo que los soberbios y los despaciosos suelen confundir con su propia timidez y complacencia.”(14)
Pero es que ya en 1886, en un cuaderno de apuntes sin fecha que llevaba Martí en New York, dejó este escueto pero lapidario pronóstico de las estériles aspiraciones del autonomismo: “Es una desdicha que el sentimiento cubano se haya venido reduciendo a partido,-el partido autonomista. Puede ser que el partido autonomista venza ahora; pero está vencido en el porvenir. Se va desligando por soberbia de lo vivo del país. No tiene el valor de adelantar, ni el de contener.”(15)
La moraleja que se desprende de esta actitud de principio frente al autonomismo es intemporal e igualmente válida ante toda iniciativa política tímida y vacilante, tal como la expuso Martí en el homenaje a Adolfo Márquez Sterling celebrado en los altos del Louvre el 21 de abril de 1879, en La Habana: “…el hombre que clama, vale más que el que suplica: el que insiste hace pensar al que otorga. Y los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan. Hasta los déspotas, si son hidalgos, gustan más del sincero y enérgico lenguaje que de la tímida y vacilante tentativa”. ¡Toda una cartilla para la Cuba del siglo XXI!
Como en todo lo que tuviera que ver con el futuro del país, en cada momento de su quehacer político, nuestro Apóstol vio mejor y vio más lejos.
Obras de referencia, y notas
10-Tal como dice la Nota al pie número 20, en la página 250, “Un siglo de España: Centenario 1898-1998”, Coord. José G. Cayuela Fernández, Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha, 1998: “A pesar de que las constituciones españolas de 1837 y 1845 abolían la expropiación como medio legal de castigar los delitos políticos, [el general Domingo] Dulce ordenó la expropiación de los desleales, infidentes, a través de varios decretos de 1, 15 y 20 de abril de 1869, basándose en la estratagema legal de que Cuba estaba regida por “leyes especiales” y no por la Constitución española: “Resumen de las instrucciones referentes a embargo de bienes por infidencia”. AHN, Ultramar, leg. 36.553. Datos y noticias oficiales referentes a los bienes mandados embargar en la Isla de Cuba por disposición del Gobierno Superior Político. La Habana. Imp. del Gobierno y Capitanía General, 1870, págs. 3-9.”
11-Vid. “Sobre la Democracia y un libro de Rafael Montoro”, Rafael E. Tarragó, Latino América - Revista de Estudios Latinoamericanos, Núm. 39-41, UNAM, págs. 36-39.
12-“Política y Elecciones en Cuba durante la Restauración”, Revista de Estudios Políticos, núm.104, abril-junio 1999.
VAE VICTIS!, o La Biografía Política del Autonomismo Cubano (1878-1898). Antonio-Filiu Franco Pérez. Historia Constitucional (revista electrónica), n. 3, 2002. http://hc.rediris.es/03/index.html
13-Que esto era así lo demuestran los discursos pronunciados en el Congreso de los Diputados, en Madrid, por el Diputado republicano independiente y habanero de nacimiento, Rafael María de Labra, pregonero de facto del Partido Liberal Autonomista aunque no miembro de fila del mismo, el 7 de julio de 1891 (“En todas las colonias, absolutamente en todas, han existido y existe siempre separatistas. Los separatistas representan una aspiración del más allá, una cierta idealidad, una ilusión; el amor que tienen ciertas localidades, sobre todo las pequeñas, á determinar y á exagerar su propia personalidad…Yo afirmo que en Cuba el elemento separatista, exiguo, no tiene la significación ni el valor de un elemento político. Y respecto á esos otros que sostienen la protesta fuera de Cuba, yo tengo que hacer notar á los señores Diputados que soy un adversario decidido de ellos, y que como á tal me tratan… [reproducido en “La Autonomía Colonial en España”, Imprenta de los Sucesores de Cuesta, Madrid, 1892, p. 105]), y el 8 de julio de 1891 (“Esa, esa es la fórmula oficial del partido autonomista antillano: la consagrada en el Manifiesto ó programa de Cuba del 1º de Abril de 1872, ampliado por las circulares de la directiva de 1878, 79, 82, 85 y 86…Pero es terminante el programa que, dicho sea de paso, fue denunciado, así en Cuba como en Puerto Rico, cuando allí existía la ley de imprenta de 1879, que prohibía publicar todo cuanto directa ó indirectamente afectase á la unidad de la patria y el orden público, y que fue absuelto en la grande Antilla por sentencia de 31 de mayo de 1881…fallos después ratificados por otro concepto en 1885 por el Tribunal Supremo de Justicia” [Ibid., p.127]). Labra remachó esta posición en el discurso de 30 de mayo de 1895 cuando ya era Senador, afirmando que “no sólo España tenía el derecho a conservar Cuba, como parte integrante de la Nación como lo son las playas de Andalucía, los llanos de Castilla y las playas de Cataluña. Además creía y creo que España tiene el deber de dominar pronto y bien la insurrección separatista, por la ley del honor en beneficio de la complicada sociedad antillana, por el interés del derecho internacional contemporáneo y en cumplimiento de los trascendentales y prestigiosos compromisos de los grandes pueblos colonizadores” (“Rafael María de Labra ante la cuestión de Cuba”, Mª Dolores Domingo Acebrón, Anuario de estudios americanos, tomo LXV, I, 1998, pág. 155).
No se ve por ninguna parte la influencia de los “radicales cubanos”…“en la inspiración de la campaña política autonomista y en la confección de su programa”.
14-José Martí, op.cit., Tomo 2, págs. 193-194.
15-José Martí, op.cit., Tomo 21, p. 284.
Nuestro Colaborador
Dr. Roberto Soto Santana (Cuba)
Nacido en la habanera Quinta Covadonga, y criado en Mariano. En La Habana, fue sucesivamente alumno de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva, Oficial del Banco Continental Cubano, Traductor e Intérprete de la Embajada de la República Arabe de Egipto, Asesor del Consulado y de la Embajada de España, y Secretario, Presidente o Tesorero –simultáneamente- de catorce diferentes Asociaciones de la Colonia Española de Cuba. Exiliado en España a partir de 1979, donde se licenció en Derecho y es Abogado en ejercicio. Es Colegiado de Honor del Colegio de Abogados de La Habana en el Exilio, y lleva más de veinte años en las respectivas Juntas Directivas del Centro Cubano de España –del que es Secretario- y del “American Club of Madrid” –del que es Asesor-. Le ha sido discernido el Premio Herminio Portell Vilá, convocado por la Academia de la Historia de Cuba (Exilio), en 2010 y 2012.
La Chicharonería o ”guatacón”
Silvio Renteria
Hoy les voy hablar de un mal muy de moda entre los cubanos del exilio. El de “guatacón” y esto se ve solo más aquí en Miami que en ningún otro lugar. En Texas no se ve tanto. Hay periódicos en español y algunos grupos, pero no hay eso de “quítate tú para ponerme yo”. Fui a ver unos familiares de los pocos que me quedan en Nueva York, todo bien. Solo en Nueva Jersey empezó la misma política de la “empujadera”, en los tres o cuatro grupos, que se dicen que representan a los cubanos. Gracias a Dios que yo no soy, pero me tienen por uno de ellos. Al llegar a Miami, ya se veía al salir del avión esta enfermedad, porque en realidad es una enfermedad. Fui al famoso restaurant “Versalles” donde anteriormente pase muy buenos momentos. Lo primero que vi los periódicos en español. Las mismas caras de siempre. Artículos donde se comen al gobierno comunista de Cuba, pero nunca hicieron un intento de ir allá a pelear. Autores esto muy de moda donde uno le dice a otro “escribe sobre mi novela y yo escribo sobre la tuya”. Otros que tienen un programa en español en la radio o en la TV, llevan al personaje del momento. En ese momento que estaba allí hay un profesor que todos lo ponen en las alturas “es el hombre del momento”, pues todos en Miami lo que quieren es que lo vean junto a él. La Academia de la Historia me dijo un buen señor que cuando estaba de presidente un periodista de Houston, florecía de actividades. Al retirarse, todo se volvió un desastre con el nuevo presidente, da pena a lo que se llega en el exilio de los cubanos.
La “empujadera” es una enfermedad que toca a muchas personas. Eso de comenta sobre mi libro y yo comento sobre el tuyo” o “ve a mi programa de TV o Radio y comenta sobre mi última novela o libro de cuento”. Por favor tengan un poco de dignidad. No se arrastren tanto. Me decía este buen señor que ya ni de Martí, Maceo, García, o de cualquier patriota se habla. El único donde aparece de vez en cuando algún artículo donde se comenta sobre los patriotas cubanos es Libre, y más ninguno. Ojala no llegue esta enfermedad a Texas.
(Nota del editor de Pensamiento. El señor Rentería ya nos ha mandado varios artículos y este se lo vamos a publicar. Sabemos que algunas personas del área de Miami no les van a gustar esta crítica, que ya es una ENFERMEDAD.)
Martes 13: “Ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes”…
Marzo 13, 2012
Todas las cosas en la vida tienen un por qué y el martes 13 también lo tiene.
Dice el refrán popular “martes 13 ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes”.Otros dichos menos conocidos dicen: el martes ni gallina eches, ni hija cases. El martes ni hijo cases, ni cochino mates. En martes ni tela urdas, ni hija casas, ni las lleves a confesar porque no dirán la verdad. El martes ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa tajes.
Esta creencia se da principalmente en España, Grecia y América Latina. En otros países como Italia y los anglosajones, consideran al viernes 13 como de mala suerte.
Son muchas las manías y las fobias con respecto al día y la fecha, que incluso algunos especialistas lo han considerado como una fobia a la que se conoce con el nombre de “trezidavomartifobia”.
Pero cabe resaltar que nada relacionado con esto tiene un fundamento científico, se trata de un mito. Y como hay gente para todo en el mundo entero hay quienes lo toman al revés y lo consideran como un día de buena suerte.
Sobre este mito o creencia a lo largo de la historia se han escrito miles de cuartillas y en cada una de ellas se consiguen una serie de curiosidades. Por ejemplo, que los aviones no tengan fila 13 ya que las líneas suponen que los pasajeros no comprarían billetes para dicha fila.
Resaltan una serie de recomendaciones para no hacerlas ese día, como no pasar por debajo de una escalera y no iniciar nada. Es decir, todo aquello que signifique depositar esperanza en un nuevo proyecto no debe hacerse, pues no tendrá suerte por haber tenido su inicio un martes trece.
Muchos se preguntan de donde sale lo de la mala suerte del martes y del 13.Pues bien, del 13 por que el día de la última cena, Jesucristo fue el numero 13; además la cábala enumera a trece espíritus malignos, al igual que las leyendas nórdicas y en el Tarot el número hace referencia a la muerte.
La combinación con el martes dicen que viene desde la Edad Media por la caída de la ciudad de Constantinopla en un día martes en 1453 y, porque además, al planeta Marte se le decía el pequeño maléfico. Y por añadidura se dice que un martes 13 se produjo la llamada confusión de lenguas en la Torrede Babel.
“Marte”, según la mitología griega, es el Dios de la guerra, por lo cual el día martes está regido por el planeta rojo, el de la destrucción, la sangre yla violencia. Además, la leyenda dice que un día martes 13 se produjo la confusión de lenguas enla Torrede Babel.
Razones sobran si se quiere pensar que el martes 13 es un día de desgracias y mala suerte. Eso sí, las connotaciones negativas que se le dan al martes 13 no tienen fundamentos científicos ni religiosos, por lo cual debes tener muy claro que sólo se trata de un mito.
Incluso hay mucha gente que lo ha tomado al revés, por lo cual dentro de sus creencias, lo consideran como un día de buena suerte. Tanto así, que durante ese día muchos apuestan por ese número en los juegos de azar.
Pero ojo, que estas creencias también se aplican cuando el calendario marca el viernes 13, ya que la tradición anglosajona considera el día viernes como día de mal por ser el día en que Cristo fue crucificado… y si se le suman los trece discípulos
Think.Allianz
Origen del dicho: “Martes 13, ni te cases ni te embarques”
Ene 13 • El dato
En múltiples culturas, especialmente en la latina, la superstición forma una parte fundamental de la sociedad llegando en algunos casos a generar fobias, como la trezidavomartifobia, o el miedo al número 13. La combinación con el martes resulta pues un augurio de mala suerte en España, Grecia y Latinoamérica.
No es ajeno a muchos, el propio Ángel Nieto -mítico piloto de motos español- no duda en matizar cuando le recuerdan sus victorias que ganó 12+1 mundiales de motociclismo. Es complicado que encuentres una fila 13 en un avión. Las compañías aéreas lo descartaron porque entendían que siempre tendrían esa fila vacía. En hoteles y edificios altos de todo el mundo a menudo olvidan la mencionada cifra.
Sin embargo, al tratarse de un mito y no de un hecho contrastado, otros le dan la vuelta a la maldición y lo interpretan como un símbolo de buen augurio. Así, por ejemplo, en competiciones como el fútbol no es extraño ver a un portero luciendo el dorsal maldito.
Son múltiples las tradiciones que justifican la mala suerte de esta cifra. En la tradición cristiana se relaciona con la escena de la Última Cena de Jesuscristo, al que el invitado número 13 vendió por una bolsa de monedas. Por su lado, otras culturas como la nórdica, relacionaban a este número con Loki, el Dios del mal. En el tarot, el número XIII simboliza la muerte.
A ello habría que sumarle los motivos que otros achacan a los martes como días de mala suerte. Así, por ejemplo la ciudad de Constantinopla cayó en un martes de 1543, y Marte se relacionaba con el diablo por alguna parte de la población. Cuenta la leyenda que fue en martes 13 cuando se produjo la confusión de las lenguas en la construcción de la Torre de Babel. Por contra, la cultura anglosajona relaciona este día con el viernes, el día que fue crucificado Jesús.
El refrán nace pues como una combinación de elementos que aconseja no emprender proyectos personales o laborales en un día como ese ya que puede atraer consigo que no alcancen los objetivos adecuados. Mito o creencia, lo cierto es que pocos se atreven a pasar por debajo de una escalera o a levantarse con el pie izquierdo en un día como éste.
En cualquier caso, nunca es un mal día para viajar. Cualquier día es bueno para embarcarse en una aventura y dejarse llevar por las maravillas que esconde el mundo.
Martes 13! Ni te cases ni te embarques... pero ¿por qué es considerado día de mala suerte?
En las culturas de España, Grecia y los países de América Latina, el martes 13 es considerado un día de mala suerte. Existe un refrán español referente a esta fecha, que dice En 13 y martes, ni te cases ni te embarques, considerándose que ambas cosas, una boda o un viaje, acabarán mal si se comienzan en Martes y 13.
Hay mucha gente con fobia a este día, que no viaja a ningún lado por superstición. También es habitual que los aviones no tengan fila 13 (se supone que los pasajeros no comprarían billetes para dicha fila). La fobia a este día se llama Trezidavomartiofobia.
Las connotaciones negativas que se le dan al martes 13 no tienen fundamentos científicos, por lo cual se debe tener muy claro que sólo se trata de un mito.
Incluso hay mucha gente que lo ha tomado al revés, por lo cual dentro de sus creencias, lo consideran como un día de buena suerte. Tanto así, que durante ese día muchos apuestan por ese número en los juegos de azar.
Por qué el 13
Por su lado el número trece desde la antigüedad fue considerado como de mal augurio ya que en la Última Cena de Jesucristo, había doce apóstoles y Jesús, Se considera a Judas el traidor como el número 13. La Cábala enumera a 13 espíritus malignos, al igual que las leyendas nórdicas; en el Apocalipsis, su capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia. También una leyenda escandinava cuenta que, según la misma tradición, en una cena de dioses en el Valhalla, Loki, el espíritu del mal, era el 13° invitado. En el Tarot, este número hace referencia a la muerte.
Por qué el martes
Por su parte, la combinación con el martes tiene su origen a finales de la Edad Media. El martes 29 de mayo de 1453 cayó la ciudad de Constantinopla. Según parece, el papa y las Repúblicas de Venecia y Génova enviaron una flotilla de ayuda a la ciudad sitiada, pero ésta caería antes de que llegaran. Cuando la flota de socorro iba a entrar por el estrecho de los Dardanelos, se cruzaron con unos pocos barcos de refugiados que huían de la ciudad conquistada; al preguntar cuándo había caído, éstos respondieron que el martes. La caída de Constantinopla supuso un profundo trauma para las potencias cristianas, y el día de su caída, el martes, asociado además al dios de la guerra pagano, pasó a considerarse de mala suerte.
Martes es una palabra que desciende del nombre del planeta Marte, que en la Edad Media lo llamaban "el pequeño maléfico" y que significa voluntad, energía, tensión y agresividad.Marte, (o Ares según la mitología griega), es el dios de la guerra, por lo cual el día martes está regido por el planeta rojo, el de la destrucción, la sangre y la violencia. Además, la leyenda dice que un martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel.
El dios estómago
Detalles
Escrito por Emilio Roig de Leuchsenring
Publicado el 30 Noviembre 1999
En este artículo el autor cuenta «un raro y extravagante sueño» suyo en el que la crítica a los políticos y gobernantes de turno es el tema principal.
El estómago es el punto de apoyo que necesitaba el sabio antiguo para levantar el mundo. Es el dios de nuestro siglo; nuestro becerro de oro.
Voy a contaros un raro y extravagante sueño, acompañado de horrible pesadilla, que tuve días pasados. Fueron unas horas, no sé cuántas, horas que a mí me parecieron siglos, durante las cuales, preso de alta fiebre, me creí transportado a extraños países. Esas horas de subinconsciencia en que el espíritu, desencarnándose en cierto modo de nuestro cuerpo, vive una vida llena de sombras y de misterios, irreal, pero de la cual nos damos claramente cuenta; fenómeno algo parecido al que experimentara un enajenado, que, en pleno acceso de locura, se diera cuenta de su demencia, sin poder evitarla. Yo no sé cómo los médicos calificarán y juzgarán estos extravíos de la humana razón. Ni aún me atrevería a afirmar que es cierto todo lo que estoy contando aunque yo creo haberlo experimentado.
La fiebre me abrasaba y el cerebro parecía querer saltárseme del cráneo. Poco a poco y sin que perdiera del todo los sentidos, fui cayendo en un letargo profundo que me aislaba más y más de la tierra, pero sin llegar a arrancarme nunca por completo de ella —pues me permitía darme cuenta de mi inconsciencia— elevándome a otras regiones desconocidas y raras...
De repente, creí encontrarme en una enorme sala de disección. Sobre largas mesas se hallaban tendidos hombres y mujeres de todas clases y condiciones, inmóviles, pero con todas las apariencias de los seres vivos. Me fijé detenidamente en muchos de ellos y —sobre este punto no estoy muy cierto— me pareció conocer casi todos los rostros de estos extraños cadáveres vivientes, prestos al sacrificio.
Manos invisibles, provistas de inmensos cuchillos, tijeras y bisturíes, empezaron a trabajar afanosamente, con esa prisa laboriosa y atenta del que se ve obligado a realizar un penoso trabajo en el más breve espacio de tiempo posible.
Con una rapidez inaudita, esas manos invisibles fueron abriendo todos aquellos cuerpos.
El primero que fue viviseccionado era... (Líbreme Dios de citar nombres)... un respetable señor, prohombre ilustre y padre de la patria. Abierto el cráneo en casquete, se encontró —¡oh horror!— completamente hueco, sin la menor cantidad de masa encefálica. Se procedió después a abrir también la cavidad toráxica, y, separados cuidadosamente los pulmones, carecía, asimismo, de corazón; las venas y arterias se unían entre sí, directamente. Después de mucho trabajo se pudo poner al descubierto la cavidad abdominal. Pude entonces presenciar el más raro espectáculo que he visto jamás. El estómago, de proporciones exageradas, invadía toda la cavidad a manera de inmenso globo. Hubo necesidad de abrir, a lo largo, todo el cuerpo para poder sacar esa víscera. Puesta sobre la mesa, no fueron suficientes los cuchillos, tijeras y bisturíes. Fue necesario que —siempre manejada por esas manos invisibles— se trajera un hacha, y, a recios golpes, se pusiera a descubierto el estómago. En la superficie libre de la mucosa, además de las vellosidades normales, había, mezclados y confundidos, los más extraños objetos: grandes cantidades de billetes de banco y monedas de oro, plata y níquel, bonos y títulos del Estado, credenciales en blanco de puestos imaginarios; cartas, proclamas y plataformas —bellas promesas de buen gobierno y honrada administración— con numerosas entrelíneas, enmendaduras y tachaduras, que por el color de la tinta se veía estaban hechas recientemente; declaraciones de honradez y patriotismo, que envolvían fajos de billetes o paquetes de monedas...
Fue viviseccionado otro de los cuerpos. Como al anterior, se le encontró que carecía de cerebro y corazón. Sólo tenía inmenso estómago. Dentro de él se hallaron $25.000 en monedas de oro, envueltas en varios papeles en los que se veían escritas con grandes letras las palabras «renuncia», «sacrificio», «desinterés»... y un acta de Representante.
Le tocó el turno después a un famoso moralista. No tenía corazón y el cerebro apareció dentro del estómago, revuelto con multitud de artículos en los que se censuraban vicios y costumbres. En las glándulas gástricas se encontraron los recibos de las cantidades cobradas al Gobierno y diversas empresas por escribir esos trabajos de moral... estomacal.
Una bella joven, de tentadoras formas y rostro angelical, fue abierta enseguida. Acordándome de Schopenhauer, me pareció natural que no tuviese cerebro. Era recién casada y creí se le encontraría un hermoso corazón, pero quedé decepcionado por completo. Sólo tenía —¡todos lo mismo!— estómago... Dentro de él, los azahares de una corona nupcial, prendas riquísimas y... hasta una casa y un automóvil...
Miles y miles de hombres y mujeres fueron diseccionados en mi presencia. Políticos, de los que siempre tienen en los labios las palabras patriotismo, honradez y consecuencia, y, de la mañana a la noche, se venden al mejor postor; desinteresados defensores del pueblo y de la democracia, que medran y viven a su costa; periodistas, que hoy defienden unas doctrinas y unos hombres para atacarlas y combatirlos mañana, según corra el oro que mueve y guía su honrada pluma; mujeres que venden —ante el altar— sus caricias, a cambio de un buen marido que las sostenga con lujo y riqueza...; y todos ellos, en esa inmensa sala de disección que yo vi en mi extravagante sueño, todos esos hombres y mujeres, sólo tenían estómago, enorme, insaciable estómago.
Y era el estómago el que había guiado y dirigido sus vidas, ya en el campo de la política y de los negocios, ya en el de las letras o el periodismo, ya en las relaciones privadas o sociales o de la amistad.
Recordé entonces las admirables palabras de un ilustre escritor hispanoamericano. El estómago, dice Federico Proaño, «es el órgano del progreso. Alienta el genio más que el amor y la gloria. Elocuente en su manera de hablar, con una sola frase mueve al perezoso, impeliéndole al trabajo y convence al más avaro de la necesidad de gastar, obligando a que los capitales entren en circulación. El estómago, obra prodigios. Lo que el hombre no hace en virtud de sus exigencias, ya no lo hará por ninguna cosa del mundo. ¡Quién como el estómago!»
Efectivamente, es el estómago el que guía y mueve a toda esa serie de políticos profesionales, que, encarnizadamente, luchan por alcanzar el poder, para gozar a sus anchas de las delicias del presupuesto, y una vez dueños de él, a él se agarran como el macao a su caracol. El estómago les grita; necesitan tenerlo contento y satisfecho. Nada les importa el corazón y el cerebro. Los tienen anestesiados. Si la patria se pierde, poco monta. ¡Sálvense los estómagos!
El estómago impulsa a comerciantes, industriales y bolsistas. Con tal que funcione bien y a gusto este órgano sagrado, explotarán al pobre, venderán las tierras de su patria, provocarán una revolución para hacer subir o bajar frutos y valores. ¡Sálvense los estómagos!
El estómago y no el corazón —¡qué antigualla!— aconseja a las mamás que quieran colocar a sus hijas casaderas y a las muchachas que buscan y se venden, en ese inmenso mercado de la sociedad, al primer hombre que se presente, con tal que se convierta en marido. ¡Sálvense los estómagos!
El estómago es el punto de apoyo que necesitaba el sabio antiguo para levantar el mundo. Es el dios de nuestro siglo; nuestro becerro de oro. Por él se lucha, se mata y se muere. Los nipones, abriéndose el vientre en los campos de batalla, son muy atrasados y muy tontos. Nosotros, consagrando toda nuestra vida al culto y cuidado de nuestro estómago, sí somos sabios y listos…
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Cuando ya, en aquélla inmensa sala de disección que vio mi loco desvarío no quedaba por viviseccionar cuerpo alguno, e iba a retirarme, tropecé, escondida en un rincón, con una infeliz muchachuela que, triste y afligida, lloraba a mares, románticamente, la ausencia de su novio que la había olvidado hacía varios años para casarse con una mujer de dinero. Las manos, aquellas implacables manos invisibles, la colocaron sobre una mesa para viviseccionarla como a los demás; y, lleno del asombro, pude ver, ¡milagro estupendo!, que aquella pobre niña romántica era ¡el único ser en el mundo que tenía corazón!...
Emilio Roig de Leuchsenring
Historiador de la Ciudad desde 1935 hasta su deceso en 1964.
Tomado de: Opus Habana
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