René León
® 1997
Registration Number :TX-456-224
Printed in Tampa, Florida
Nota Introductoria
Primera Parte
Cristóbal
Colón es una de esas figuras históricas que acrecienta su fascinación con el transcurso
del tiempo. Hasta puede añadirse, que lo que más nos atrae al Gran Almirante,
no es la proeza del descubrimiento, sino lo que ignoramos del hombre.
No hay certeza sobre quien fuera Colón, el hombre.
Todos sus datos biográficos pueden ser considerados o evaluados, al menos,
desde dos puntos de vista totalmente opuestos. Si nos atenemos a una prueba estricta y legal en la probanza
de sus datos vitales, sólo terminamos con una fuerte sospecha de que vivió o
alrededor de Génova en Italia y que su español
distaba mucho del habla culta de la época.
Con respecto
al lugar donde reposan los restos del Almirante de la Mar Oceánica, también hay
divididas y acerbas opiniones. Aunque todas las autoridades colombinas
consideran como un hecho cierto y probado que el Descubridor del Nuevo mundo
falleció en Valladolid y que sus restos fueron después trasladados a la
República Dominicana; aquí termina el general consenso.
Donde de
nuevo surge el desacuerdo, y la argumentación se hace violenta, es en cuanto se habla de si los restos custodiados
en la Catedral de Santo Domingo son los de Cristóbal Colón o si sus verdaderos
despojos mortales se encuentran en Sevilla.
Pues bien,
ahora mi dilecto amigo y acucioso investigador, René León, ha realizado una
laboriosa compulsación de las fuentes originales en que los actores narran lo
sucedido, y lo observado durante el traslado de los “restos de Colón” a España,
en los últimos años del pasado siglo. Es evidente que la historia oficial de
los “restos” dejaba mucho que explicar. En este opúsculo, todo aparece más
definido y avalado por fehaciente documentación. Esta es, sin lugar a dudas, la
explicación definitiva sobre el paradero de las cenizas del hombre que puso en
contacto a Europa y América.
Dr.
Filiberto Henderson
Introducción
La idea de escribir sobre los Restos de Cristóbal Colón viene de los años 50, cuando mi hermano
Julio (†) y yo estábamos haciendo una investigación sobre los cabildos negros
en tiempo de la colonia en Cuba. Encontré documentos e informaciones sobre
Colón que me llamaron la atención. Entre ellos el informe de Colmeiro y López
Prieto El de la Academia de Historia de Cuba, por Valverde y dos libros más.
Pero el que más me llamó la atención fue uno que mi padre tenía en su
biblioteca, el de Emiliano Tejera, el cual no coincidía con los otros. Me
Pareció en aquel momento que algo raro había en ello, después de leer en el
Boletín del Archivo Nacional, el informe de Joaquín Llaverías, que había
enviado a Santo Domingo para dejar aclarados muchos claroscuros.
Me puse a
buscar las actas del Cabildo que pudieran hacer referencia al traslado de los
restos a Cuba, desde Santo Domingo, y las referentes a los acuerdos que el
obispo Espada propuso en el Cabildo y las actas de la Catedral. Buscando en una
Hemeroteca encontré de un periódico de la época, una nota donde aparecía el
nombre del artista o escultor que hizo las adaptaciones en la lápida y el busto
de Colón. Todo esto hacía más interesante la búsqueda de información. El libro
de Emilio Roy de Leuchsenrig Los
monumentos nacionales en Cuba , donde aparecía la declaración de uno de los
testigos que estaba el día que se abrió el nicho donde estaban los supuestos restos. Llegaron
años turbulentos y de desgracia para nuestro país con la llegada del Castrismoi.
Al salir de mi país mande por correo algunas informaciones, unas llegaron,
otras fueron destruídas por el correo de Cuba.
Con la
información que he podido encontrar, y la que me pudo conseguir el Dr. Rowland
J. Bosch en Santo Domingo, junto con la ayuda del colombista y amigo Dr.
Filiberto Henderson, y el historiador Dr. Roberto Solo, doy por terminado este
ensayo. Pero eso no quiere decir que no seguiré buscando más información.
Gracias a todos aquellos que me han ayudado, en especial, a mi hermano Julio
(†), porque los dos emprendimos una búsqueda del pasado cubano y de nuestra
historia, que espero seguir hasta que me muera.
Rene Leon
Han pasado más de cinco
siglos del Descubrimiento del Nuevo Mundo y todo lo que se refiere a Cristóbal
Colón es una controversia. Desde el descubrimiento o redescubrimiento de las
nuevas tierras; su nacimiento; las informaciones en que se basaba. Y por
último, donde reposan sus restos. Cuando se cumplía el Quinto Centenario del
Descubrimiento, la República Dominicana proponía que una junta de científicos e
investigadores, analizaran los restos de Santo Domingo, y los que se
encontraban en Sevilla, para que ellos determinaran con exactitud, cuáles de
aquellos restos eran los del Almirante Cristóbal Colón. España se opondría
enérgicamente; aduciendo que ellos no tenían que probar nada; que los que
estaban en Sevilla, eran los restos del gran navegante. Nos preguntamos; ¿Acaso
ellos temen que se sepa la verdad, de que los restos de Santo Domingo son los
de Colón?
Ha habido
muchos claroscuros en las investigaciones de aquellos años sobre los restos de
Colón, uno de ellos, es la tozudez de los que formaban parte del gobierno de
España en reconocer sus errores; no se podían dar cuenta que aquel gran
imperio, había decaído en las últimas centurias, por el orgullo y los grandes
intereses creado en la Metrópoli. Prefirieron antes de dar la soberanía a Cuba,
firmando una paz, perder una guerra ante la gran potencia que empezaba a
controlar el nuevo continente: Estados Unidos.
Cuando se
van a llevar a España los supuestos restos de Colón, descubren que no son los
de él; dudan si llevarse los que están allí; a última hora deciden llevarlos a
España, y así demostrar que son los del gran Almirante. Pero veamos más
adelante todas las informaciones que aparecen sobre ello, en especial el acta
del secretario en La Habana, al momento de su traslado, y parte de un acta que
se levanta en el momento del traslado en 1795 de Santo Domingo, a la Catedral
de La Habana.
El Almirante
Cristóbal Colón muere, en Valladolid el 20 de mayo de 1506. Según los
historiadores, los restos estuvieron en la ciudad hasta el año de 1513, después
fueron trasladados al monasterio de los Cartujos, de las Cuevas, en Sevilla, en
la capilla de Santa Ana o del Cristo, y luego fueron conducidos a La Española
(Santo Domingo)
Se dice que
esto sucede en 1536, y depositados en la Capilla Mayor de la iglesia Catedral.
Sin embargo, otros historiadores, afirman que los restos llegarían en 1540. Yo creo que se puede dar
la fecha del año de 1540 por la más segura. La Catedral no fue terminada hasta
ese año, que fue el mismo que su nieto don Luis Colón, se hace cargo del
gobierno de la isla. Ahora, en el lugar donde pusieron los restos dentro de la
Catedral, no se sabe a ciencia cierta. Sólo sabemos que fue “en la Capilla
principal de la Catedral de Santo Domingo”. No hay indicación de un lugar fijo.
Otra cosa que no se sabe, es si tenía lápida sobre su tumba, o quizás la tenía
y con el tiempo se destruiría. También hay la posibilidad de que fuera
removida, puesta y olvidada en otro lugar de la Catedral. Lo mismo pasó con la
tumba de don Diego Colón.
Dentro de la
Catedral, desde la fecha de su construcción, se realizaron varias reparaciones
y aumentos en el Presbiterio; en 1877 se hicieron alteraciones, y también más
tarde. Que se sepa, las bóvedas donde estaban los restos de, nunca fueron
alteradas. (ver grabado)
En el
Presbiterio, su centro se encontraba el altar; más abajo a su izquierda se
encontraba la bóveda del Almirante Colón. Separada por una pared de 16
centímetros de grueso, se encontraba la de don Diego Colón. (que fue abierta el
20 de diciembre de 1795, como veremos más adelante) Al otro extremo el
Presbiterio, a la derecha, se encontraba la bóveda de don Luis Colón.
(descubierta el 14 de mayo de 1877)
El Teniente
General de la Real Armada, don Gabriel Aristizábal, al saber que España había
cedido a Francia, por el tratado de Basilea, la parte donde se encontraba Santo
Domingo, tomó la decisión en llevar los restos de Colón a Cuba, para no ser
dejados en poder de Francia. La entrega del territorio se verificaría el 27 de
enero de 1801.
El 20 de
diciembre de 1795 se procede a efectuar la exhumación de los supuestos restos de Colón. Reunidas
las autoridades militares y religiosas se celebra una Misa de Requiem, y al día
siguiente trasladan el ataúd; siendo llevados los restos a bordo del bergantín
de guerra “El Descubridor”, y trasladados los restos, más tarde al navío “San
Lorenzo”. En el acta de 1795 se habla del traslado de los restos, pero no
hablan de si eran en realidad los verdaderos, porque sencillamente, nadie se
ocupó de ello. Enviaron los primeros que encontraron. El 15 de enero de 1796
arribaron al puerto de La Habana, siendo recibidos en tierra y conducidos con
pompa hasta la Catedral. Depositados dentro de un nicho abierto en la pared al
lado derecho del Altar Mayor.
En la
parroquia del Sagrario de la Catedral de La Habana, en el libro 11 de
“Defunciones”, folio 25 vuelto y marcada con el número 120, se encuentra
asentada la partida relativa al traslado a esta ciudad de los restos que se
creían eran de Cristóbal Colón, cuyo
documento literalmente, dice:
“N 120-
Huesos del excmo. S.D. Xcristoval Colón” –Dentro: en la ciud. De la Hava. En
diez y nueve de eno. de mil setecients. Novta. y seis años, se trasladan. De la
Ciu. De Sto Domingo a esta Sta.Yga.Catedl. de la Purma. Concepn. Los huesos del
Excmo. Sr.D.Xptoval olon, grande de España de prima clase, Duque de Veragua,
Capn. Gral. De los Rs. Exercits. Descubr. De las Yslas Antillas, Gran Almirante
y Virrey de ests. Yndias. Natl., de la Republ, de Génova, las quales pr. Disposicin
testamentaria se tragem. De la ciu. De Sevilla en donde falleció el año de
1506, a la citada de Sto. Domingo y fuen. Colocadas junto a el Altar del
Evangelio y con motivo de la evacuacn. De toda aquella Ysla en favor de la
Repuba. Francesa, se determino pasarlos a esta Sta. Yga. Catedl., siendo Obispo
el Y.Y.D.D. Felipe Jhn de Trespalacios y Governadr. Y Capn. Gral. El Excmo
S.D.Luis de las Casas; los que pusieron. en el Presbo. de esta. Catedl. en la
pared de al lado del Evangelio, al alto como de vara y media del suelo entre la
columna qe, forma el arco Coral y el coro, en una Urna forrada en terciopelo
negro, galoneada de oro con flecos de lo mismo, clavada y cerrada con una
yabe qe. Dixho S. Governadr. entrego a
dho. Imo. Sr. Todo lo qual se executó en presencia de los dos Cavildos, y se
cerró con una lápida pa. Perpetua memoria. Y pa. qe. conste lo firmé-borrado
entre rengls. no vale y sobre rengls. vale (f) D. Jacinto Ruiz” (rúbrica)
En otra acta
extendida por el escribano Miguel Méndez, de enero 10 de 1796, dice:
“El excmo
Señor Comandante General dispuso
entonces que a mi presencia y de dn Joseph Miguel Izquierdo, Excmo. De Guerra
de Marina, se abriera el ataúd y obedecido, se vió dentro de él un arca de
plomo dorada con cerradura de hierro, larga y ancha como de media vara y alta
como de más de quarta; abierta con una llave que traía, dicho Excmo. Señor
Comandante, se inspeccionaron en el fondo unas planchas de aquel mismo metal, largo
quasi una tercia; unos pedazos pequeños de huesos como de algún difunto, y
porción de tierra que parecía ser de aquel cadáver, de todo lo cual hizo el
referido Excmo. Señor Comandante General entrega al Excmo Señor Gobernador,
expresándole que aquellas cenizas eran del incomparable Almirante Dn. Cristóbal
Colón …: aceptadas por E.E. se cerró el arca, quedando la llave en su poder,
repuesto el ataúd en su primitivo ser, se situó en el primer cuerpo de dicho
sepulcro…”
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ResponderEliminarpor su comentario. Todaviaa falta algo mas sobre los restos de Colon. R.Leon
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