Restaurante El Barracon, Vedado, La
Habana, Cuba
Zilia Laje
Una
intersección importante del área en que yo vivía últimamente en La Habana era L
y 23 en el Vedado. Yo viví a cuatro cuadras y ½ de allí, en la Calle 27, por
cuatro años y ¼. Recuerdo cuando inauguraron el hotel Habana Hilton en la Calle
L # 401, en la esquina sureste, en el 1958, obra del ingeniero Manuel Ray
Rivero, con un mural de azulejos azules y blancos en la fachada, y el portero
lucía sombrero con penacho de plumas. En el último piso estaba el Sugar Bar con
ventanas o paredes grandes de cristal por tres costados y una vista lindísima.
En los bajos por 23 estaban los restaurantes Trader Vic’s, estilo marino,
decorado con sogas, redes y boyas, especializándose en mariscos, y Polinesio y
en la esquina de M, una sucursal del Banco Pedroso, en la que tenía yo mi
cuenta corriente. Ahí empezaba "La Rampa" hacia el este, cinco
cuadras hasta el mar. Por la calle M estaba el restaurante español La Cibeles.
Cruzando la calle 25 en dirección sur había en la esquina de L una sucursal del
Banco Godoy-Sayán.
El
edificio Radiocentro de la emisora y el Canal 6 del circuito CMQ, de los
hermanos Abel y Goar Mestre, se inauguró alrededor del año 1948. Las guías que
conducían los recorridos de los estudios usaban uniforme sobrio de chaqueta, y
el creyón de labios y el esmalte de uñas del mismo color. El cine en la
esquina noreste se llamó originalmente Warner, donde exhibieron después
Cinerama y vi cantar a los Chavales de España, con Luisito Tamayo y José Lara.
En los bajos estaba Radio Reloj CMCB, cuyos dos locutores de turno se podían
ver por la vidriera desde el corredor. A mí me llevaban a la transmisión de La
Comedia los domingos a las 9 con Marta Casañas, José de San Antón, y a ver
otros programas con Luis Echegoyen, Jesús Alvariño, Luis Carbonell, José Bohr.
En la entrada por M conocí y les pedí su autógrafo a Gina Cabrera, Lupe Suárez,
Carlos Badía, Obdulia Breijo, Alberto Insua, Cascarita, el Senador Eduardo
Chibás, que se suicidó el domingo 5 de agosto de 1950. Había un café concurrido
y una farmacia de turno los martes. Por 23 quedaba la joyería L’Art Mondial,
con sus relojes en la vidriera con manilla de oro "martillada", la
sastrería Azor y había una sucursal del Trust Company of Cuba. En los altos
estaba el restaurante chino Mandarín, donde cantaba Alba Marina, con escalera
ancha, piano, barra, puerco agridulce y una vista de la Calle M, con la
Asociación de Ganaderos con la baranda de su portal de balaustres de madera
barnizada, y el edificio Alaska. Al lado del cine por L quedaban la farmacia de
la Dra. Isabel Rico y la cafetería Kimboo, y había una sucursal del Banco de
Nueva Escocia en los bajos del edificio del Retiro Odontológico, donde estaban
las salas teatro Talía e Idal.
u Por allí pasaban las rutas
# 32, 26, 27, 2, 57, 10 y 20 de los ómnibus, color crema con franja verde, y
los autobuses V-7 y V-5, blancos con franja azul prusia, que habían sustituido
en 1954 a los tranvías de la antigua Havana Electric Railway. u
En la
esquina suroeste estaba el establecimiento de equipos quirúrgicos de Saúl
Díaz, en 23 # 301. Había en la azotea un anuncio lumínico del cabaret Tropicana
con la popular ballerina. Por L había varios edificios de dos plantas muy
bonitos con jardincitos y cuatro apartamentos cada uno con balcones, que en el
año 1957 tenían un alquiler mensual de $125., y más al sur quedaba el Café
d’Artists, que en un tiempo fue empresa de Otto Sirgo, mas tarde la pizzería
Embers de Paxton, y esa calle pasaba cuatro cuadras al sur frente a la
escalinata de la Universidad. Por 23 estaba el laboratorio J. Márquez, en el
que me hicieron el análisis de sangre en 1960 para la solicitud de visa de
residencia aquí, y varios otros comercios y más al oeste hasta la esquina de la
calle K estaba la furnia. Se podía ver restos de unos escalones de lajas que
bajaban al fondo. Me intrigaba si habría existido alguna estructura abajo.
De la
acera de enfrente estaba Tropicream, en 23 # 302, en la esquina noroeste,
establecimiento de helados, con mostrador, mesitas al aire libre, unos toldos
con aire parisino, graciosos postes inclinados rojos y blancos al estilo de los
canales de Venecia y una hilera de astas de banderas alrededor del parqueo,
donde servían sabores variados y no había que hacer cola alguna. Recuerdo que
mi tío materno mayor nos invitó allí en marzo de 1957. Ahí había estado
antiguamente el hospital municipal Reina Mercedes donde un ortopédico me
reconoció la columna vertebral cuando tendría unos diez años, y como hasta
1953, que se mudó después para C y Zapata. A mucha gente se le ha confundido la
memoria sobre ese local y una amiga me porfía que en esa esquina estaba
Coppelia, con su cola y los dos sabores de fresa y chocolate, y antes había
sido el parqueo del hospital, con "unas casuchas de madera" (yo
salí de Cuba en julio de 1961 y nunca vi Coppelia). Al lado, por L hacia
el norte estuvo después "el parque del INIT", que recuerdo
inauguraron en el 1960 con una exposición de fotografías. Aquí estoy pasándome
de los límites de la cuadra, recordando que al cruzar la calle 21 en dirección
norte estaba el restaurante "Las Delicias de Medina", antiguo,
fresco, alto sobre unas rocas en la esquina de L, que recuerdo con simpatía.
Esa calle L nacía en el Malecón, nueve cuadras al norte.
Escrito de Zilia Lage sobre La Habana.
ResponderEliminarEste escrito de la amiga Zilia Lage resulta evocador, verdaderamente trae a la mente de los cubanos, que conocieron la vida y los rincones habaneros, el sabor de la Cuba de ayer. Maravillosa ciudad. En ete escrito Zilia nos devuelve a la Habana que conocimos y que disfrutamos y ala que todos recordamos on inmenso cariño. Gracias Zilia por avivar nuestros recuerdos.
Herminia D. Ibaceta
Aclaración: El apedillo de Zilia Laje por error de la señora Ibaceta puso Zilia Lage.
ResponderEliminarEs una verdadera delicia leer y releer la magnífica y descriptiva crónica de Zilia Lage en relación con todo el entorno empresarial, hotelero, de telecomunicaciones, de ocio, espectáculos y diversión que se desarrolló entre mediados de los años 40 y fines de los años 50 del siglo XX en torno a la esquina de las calles 23 y L en el habanero barrio del Vedado.
ResponderEliminarLos recuerdos y materiales gráficos que
tanto evoca como aporta esta sagaz y aplicada estudiosa y divulgadora de nuestro pasado, especialmente rico en patrimonio arquitectónico y artístico-cultural, son llamativamente exactos e invaluables para la conservación de la memoria histórica del pueblo cubano.
En esta su colaboración especial para los anales de PENSAMIENTO, nos dice que "El edificio Radiocentro de la emisora y el Canal 6 del circuito CMQ, de los hermanos Abel y Goar Mestre, se inauguró alrededor del año 1948": efectivamente, este hecho sucedió el 23 de diciembre de 1947, cuando la radioemisora CMQ se trasladó allí, desde su anterior local en la Calzada del Monte casi esquina a la calle Cárdenas.
Lo mismo, en cuanto a la Heladería Coppelia, cuando dice que, al salir de Cuba en 1961, no recordaba haberla visto construida en la esquina de las calles 23 y L en el Vedado. Y es como lo asegura la autora, porque ese establecimiento fue inaugurado el 4 de junio de 1966.
La cronista también se refiere a la furnia que interrumpía (y que hoy en día sigue interrumpiendo) el trazado de la calle K entre las calles 23 y 25. Hoy en día, la furnia la ocupan "naves y tinglados", según se afirma en http://www.bimestrecubana.cult.cu/ojs/articulo.php?id=104.
¡Qué recuerdos los de las heladerías "Tropicream"? Al establecimiento de esa cadena adonde iba a a comer helados quien inserta este comentario era al "Tropicream" de la calle 44 número 3311 entre 33 y 35, en Marianao, al lado del cine Ambassador. Pero existía, además del de la esquina de las calles 23 y L en el Vedado, otro en 5ta. número 720, también en el Vedado.
Recuerdo que pedía no un barquillo con dos o tres "bolas" de helado de sabores variados, sino un vaso de cartón parafinado, cuyo contenido (en mi caso, siempre relleno cremoso helado de chocolate) en 1958 costaba veinte centavos. Todo un banquete.
Ciertamente que "Las Delicias de Medina" -hoy en día, la pizzería "Vita Nuova"- estaba situado en la esquina de las calles 21 y L (creo recordar que provisto de terraza exterior con toldo retráctil).
Lo que asombra es que, en el ansia de volver a poner en explotación en la actualidad todos esos locales -al servicio de los turistas a quienes se cambian sus divisas por CUCs (pesos cubanos convertibles), y de los cubanos del país que logran adquirir CUCs y así tener acceso a los bienes y servicios dispensados en esa segunda moneda, a la que se llama coloquialmente "chavitos"-, el Gobierno no sólo emprende obras de reconstrucción arquitectónica de los locales sino que resucita su historia y pedigrí -como en el caso del bar "Sloppy Joe's"-, a fin de utilizarlo en la publicidad turística, con lo que reconoce, sin quererlo, que La Habana (como sucedía con todo el país)tenía a su disposición hasta 1958 toda clase de servicios y productos.
Esperanza, que descripcion tan detallada de esa zona de lo que fuera nuestra bella Habana...Yo trabaje en N y 23, en La Rampa, en el Dpto. Provincial de Educación de La Habana, y recuerdo claramente mucho de lo que ella narra. Pero no podria describir calle por calle, edificio por edificio, comercio por comercio, etc como lo hace esta escritora famosa111 Gracias mil por compartir esta joya!!!
ResponderEliminarMarga
Mimi, Fl.
Zilia Laje nos transporta al pasado y tiene la virtud de hacernos recordar lugares de nuestra Habana de una forma incleíble. Gracias Zilia Laje, un saludo cordial desde Kissimmee, FL.
ResponderEliminarSobre "L y 23" Mireya me comenta:
ResponderEliminarGracias, Zilia, por "L y 23". Esto es una joyita. Yo estudié en la Universidad de La Habana de 1951 a 1953, en la escuela de Derecho. Estaba en La Habana solamente durante los meses de clases en casas de huéspedes y después volvía a Oriente (Guantánamo y Caimanera). El 10 de marzo de 1952 se suspendieron las clases por el madrugón de Batista.
No tengo en mi memoria detalles de ubicación de los lugares. Yo visitaba una cafetería en L y 27 donde me parecían deliciosos los perros calientes que preparaban. También iba una vez al mes a un restaurante que se llamaba El Vienés, en una esquina, creo que por la calle H. También viví en una casa de huéspedes por la calle N donde, no muy lejos, había, una cafetería, Cibeles. También visitaba la cafetería El Carmelo. En Radiocentro vi a Josephine Baker y a Bola de Nieve. En el centro frecuentaba la cafetería del Ten Cent y la cafetería América, donde una vez tuve el honor de ver a La Marquesa, uno de esos personajes de la ciudad.