Más tarde Archer da a conocer su invento que revolucionaría el mundo de la fotografía, el Colodión Húmedo. Este sistema era mucho más rápido que el Daguerrotipo y con una gran ventaja respecto a la exposición: esta era sensiblemente más corta.
Desde su muerte en 1857 se le han reconocido otros inventos fotográficos que quedaron sin patentar, o que lo fueron por otros en muchas ocasiones. Esto se explica en gran parte debido a una posible falta de recursos económicos que Frederick Scott Archer tenía al final de su vida, lo que le impidió llevar a cabo sus investigaciones y nuevos descubrimientos.
A Archer se le recuerda, solamente, como un "caballero muy discreto, de salud pobre, con una esposa enferma y de mirada de ángel".
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