René León(†) 1935-2019 |
Carlos
Benítez Villodres
Málaga
(España)
En memoria de René León González, fundador
y editor de la Revista PENSAMIENTO, fallecido en
Tampa, Florida, EE UU, el 28 de
mayo de 2019
Un buen amigo vale más que todas
las exquisiteces que nos ofrece la vida. “Una amistad delicadamente cincelada,
nos dice Ortega y Gasset, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima
del universo”. Aseveración esta tan verdadera como todas las que brotaron de la
claridad mental de nuestro filósofo y ensayista. Aquellos que beben, pues, del
gratificante e inagotable manantial de la amistad sabrán valorar esta guirnalda
de palabras rebosante de transparencia y armonía sobre este profundo afecto
personal, totalmente sano y generoso, y siempre compartido con otra persona que
te corresponde, con esa pureza y desinterés, como tú a ella. Los tres mosqueteros, del escritor
francés Alexandre Dumas, es, sin duda, una historia arquetípica sobre la
amistad, basada en los sentimientos y los comportamientos de sus personajes.
Otros ejemplos variados de diversos tipos de amistades entrañables exhibidas en
la literatura son: Don Quijote y Sancho Panza,
Sherlock Holmes y Watson, Butch Cassidy y Sundance Kid, etc.
Asimismo, en el cine y la televisión hallamos paradigmas de amistad en los ya
clásicos El gordo y el flaco y Los tres chiflados hasta series de
televisión estadounidenses como Friends,
comedia que gira en torno a las relaciones de seis amigos.
Ya Aristóteles, considerado el “Padre de la
filosofía”, en su escrito Ética
nicomáquea dedica los libros VIII y IX -de los diez libros que forman parte
de ella- para hablar del valor humano que posee la amistad puramente afectiva y
desinteresada.
El
vínculo de la amistad es tan fuerte que no existen vicisitudes adversas ni
términos o normas que puedan deteriorarlo o inutilizarlo. Ésa es la auténtica
amistad. La misma que, con el paso inexorable del tiempo, se va fortaleciendo y
acrecentando para bien de los amigos, así como de aquellas personas de su
entorno más o menos cercano. Aunque, al respecto, debo decir que “una amistad
no crece, refiere Ada Ruth, por la presencia de las personas, sino por la magia
de saber que, aunque no las veas, las lleva en el corazón”. Esto mismo es lo
que les sucede a los amigos. Ciertamente, los amigos se ven de tarde en tarde,
pero ellos saben, sin decirse nada, que uno está totalmente en los adentros del
corazón (vida) del otro, y éste en los de aquél, aunque, retomando otra vez a
Aristóteles, asevero con él, ya que estoy totalmente de acuerdo con el filósofo
griego, al expresar que “la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un
corazón que habita en dos almas”.
Es evidente que la amistad se da en
distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y
trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes
comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras
que tardan años en hacerlo. La verdadera amistad dura toda la vida.
Con los amigos compartimos nuestras vivencias. Con ellos, nos
alegramos o entristecemos, ya sea por parte nuestra o por la de alguno de ellos.
Entre amigos se dan consejos, que en muchas ocasiones pueden ser la solución de
problemas y conflictos. Ciertamente, los amigos aprenden unos de otros y nos
ayudan a ser mejores personas.
La amistad resiste el tiempo y la distancia porque resiste los avatares
de la vida del amigo. Además, la amistad
no solamente surge con quienes tenemos más afinidades en cuanto a gustos e
intereses, o con quienes tenemos más parecido, sino que puede aparecer entre
personas muy dispares. De hecho, a veces ese es un factor que fortalece la amistad,
pues una buena amistad complementa y enriquece a la persona, no solo en el
intercambio de ideas, información y sentimientos, sino también en el hecho de
compartir los buenos y malos momentos de la vida.
Relaciones de amistad
pueden nacer en los más diversos contextos y situaciones: el lugar donde
vivimos, el sitio donde trabajamos, la escuela, la universidad, fiestas,
reuniones, el café que frecuentamos, a través de otros amigos, redes sociales,
etc.
Mateo Alemán dijo una preciosa frase alusiva a los
amigos: “Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad
en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos”.
(Del libro EL CANTO DEL RUISEÑOR. Editorial “Granada
Club Selección”. Molvízar, Granada, 2019)
AMIGOS
Contagiada de paz
están las huellas,
perfectamente
ancladas en mis cielos,
de varios soles,
perlas sin flagelos,
que admiraban la
luz de las estrellas.
En un tiempo
sombrío y con mellas
hasta en su voz
bastarda, voz de lelos
perversos, esos
mágicos mozuelos
me dieron su
amistad, sus risas bellas.
Torrentes de
victorias cristalinas
que regaron mis
valles fecundados
por la savia que
alimentó sus vidas.
En mi sangre
navegan las doctrinas
que yo mismo sembré en los mil
collados,
donde hay un sol
que sana las heridas.
Carlos Benítez Villodres
Málaga (España)
(Del libro TRANSPARENCIAS. Editorial “Granada Club
Selección”. Molvízar, Granada, 2019)
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