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viernes, 1 de noviembre de 2019

UN IDEAL DE LIBERTAD LA GUERRA CUBANO-HISPANO-AMERICANA (SU EPÍLOGO EN 1898) (tercera de tres partes)

Foto tomada de: brianadrian10.blogspot.es
El pueblo de Estados Unidos observaba cómo iban las cosas en Cuba: las victorias cubanas, las masacres españolas contra la población campesi­na, la violación de los derechos humanos, la reconcentración impuesta por Valeriano Weyler. Se pedía una mayor intervención en favor de la lucha. Se hicieron pronunciamientos en favor de Cuba, pero no fueron oídos por el gobierno de los Estados Unidos. 

Entraba en la política de los Estados Unidos un nuevo presidente, Wi­lliam McKinley. En su primera manifestación acerca de la guerra, pide : "...que el gobierno de los Estados Unidos haga uso activamente de su influencia y buenos oficios para restablecer la paz y dar la independen­cia a la Isla."21 

Máximo Gómez le dice en una carta a Estrada Palma que era uno de los dirigentes de la Junta de Gobierno en Nueva York: "Fraca­sada la autonomía, como no quieren tratar con los que no han podido vencer, les quedará el recurso de los cañones yanquis, que al fin serán los que los sacarán del apuro".22 

La siguiente declaración fue hecha cuatro meses antes de la intervención de Estados Unidos en la guerra. 

Mientras tanto, en España, el Almirante Cervera informaba a sus superiores de la imposibilidad de mantener una guerra contra la potente nación que en ese momento era Estados Unidos. En carta enviada a un familiar suyo el 14 de marzo de 1896, le dice: 

"El conflicto con los Estados Unidos parece conjurado, ó por lo menos aplazado, pero puede resucitar cuando menos se lo piense, y cada día me confirmo más que sería una calamidad nacional. 23 

El Almirante Cervera, en carta dirigida a su superior, de 25 de febrero de 1898, le dice: 

"Tristes son estas reflexiones, pero creo en mi deber ineludible sobreponerme á toda consideración personal y exponer lealmente a mi patria los recursos con que creo que cuenta, para que sin ilusiones se pese el pro y el contra."24 

El pueblo de Cuba no pudo contar con la ayuda de los gobiernos de los países de América, que no deseaban irritar a España. A los países americanos les importaba muy poco la independencia de Cuba. 

La guerra no podía continuar: agotada la economía, el gobierno se en­contraba en bancarrota. Los soldados españoles habían sido diezmados por las acciones bélicas, el clima, las enfermedades y el abandono total por parte del gobierno en suministrarles lo necesario, por no hablar del atraso de sus pagos. Cundían las protestas populares en la Península contra el envío de jóvenes a morir lejos de la patria, sólo para satisfacer intereses personales y el "orgullo" español. Pi y Margall vuelve a atacar al gobierno y su política en Cuba. En El Nuevo Régimen del 8 de enero de 1898:

"Los insurrectos de Cuba no aceptan la autonomía que les ofrecemos... Así las cosas, opino que debemos resignarnos a perder la Isla. Perdida para nosotros está hace tiempo a los ojos de las demás naciones. Cuando España -dice- no pudo ahogar la insurrección con un ejército de 200,000 hombres, la insurrección es invencible ... la independencia es inevitable." 25

Juan Ortega Rubio, en su libro sobre la regencia de María Cristina Habsburgo, dice: " Era preciso estar ciego para no ver que era gravísima la situación en que se encontraba España, a causa de la guerra en Cuba."26 

Víctor M. Concas y Palau, en un estudio sobre el libro del Almirante Cervera, nos dice: 

"La guerra (con los Estados Unidos) fue aceptada por España cuando la isla de Cuba estaba perdida de hecho, y cuando en la Península el envío de un hombre más, amenazaba un levantamiento más positivo que el soñado después, cuando nuestras tropas carecían de lo más necesario y el atraso de pagas era causa principal de mala alimentación y de su decaimiento, y cuando una buena parte de los españoles residentes en Cuba, con el nombre de reformistas, autonomistas, etc., hacían causa común con los insurrectos, mientras se lucraban fabulosamente en contratas, suministros y transportes." 27

Los acontecimientos se iban adelantando día a día. El control cubano en el país se extendía. El ejército español no daba muestra de tomar la iniciativa en ningún frente. La guerra se perdía totalmente para España. Su lema de "hasta el último hombre y la última peseta" se había desmoronado. Las protestas en Madrid y otras ciudades eran cada vez más frecuentes. Los periódicos denunciaban los negocios sucios de muchos funcionarios y militares. Los grandes comerciantes se habían enriquecido: sus cuentas bancarias rebosaban gracias a la sangre derramada por sus compatriotas y la de un pueblo que sólo deseaba ser libre. 

La opinión del gobierno de los Estados Unidos iba a cambiar por una serie de acontecimientos que se suceden en Cuba, entre ellos los desórdenes de La Habana por los voluntarios españoles y los ataques contra periodistas y residentes norteamericanos a quienes se les acusaban de contemporizar con los cubanos. Los periódicos norteamericanos publicaron el facsímile de la carta que le había enviado el Ministro de España en Washington, Enrique Dupuy de Lome, a José Canalejas, que se encontraba de visita en La Habana, en diciembre de 1897, carta que le había sido sustraí­da de su correspondencia privada por su secretario Gustavo Escoto. Este hizo llegar la carta a la Delegación de Cuba en Nueva York, y Estrada Palma con amistades se la hace llegar al presidente William McKinley, que ordena publicarla en el New York Journal de 9 de febrero de 1898. En ella, Lome calificaba a McKinley de "débil y populachero" además de "politi­castro que quiere dejarse una puerta abierta y quedar bien con los 'jingoes' de su país". Como toque final: el envío el 15 de febrero de 1898 del acorazado Maine, y su posterior voladura, que ocasionó 260 víctimas. La guerra entre España y Norteamérica era una realidad. 

La explosión del Maine fue bien aprovechada por la prensa de Estados Unidos, auspiciada por los grandes intereses del país. En las portadas de algunos de ellos aparecían caricaturas donde se veía un árbol, y sus "frutas maduras" iban cayendo por sí solas y aparecía el Tío Sam, recogiéndolas en una gran cesta, donde se veía la bandera de la nación. 

Las causas de la explosión del Maine fue variando desde un principio, de accidente a sabotaje. El gobierno norteamericano nombró una comisión. En esa investigación se jugaba el destino no sólo de España, sino también el del pueblo cubano. La comisión naval americana -sin consul­tar con España- concluyó diciendo que la voladura del Maine había sido sabotaje. La libertad de Cuba, por su propio sacrificio, había sido traicionada. 

El presidente McKinley envía al Congreso su mensaje sobre la situación en Cuba; se vota en la Comisión de Relaciones Exteriores, y después de aprobado, se somete a votación en el Senado. Después de algunas enmiendas, es aprobado por ambas legislaturas y firmado el 20 de abril de 1898 por el presidente McKinley. Estados Unidos declara la guerra a España. En la referida Resolución Conjunta, "se reconocía la independencia de Cuba", pero se olvidaban otros derechos importantes. La intervención era un hecho. 

Se inician los desembarcos en Oriente. El 3 de julio de 1898, a las 9:45 de la mañana el Almirante Cervera con su escuadra sale hacia la boca del puerto de Santiago de Cuba. No habían pasado cuatro horas cuando ya había terminado el combate naval con la victoria de Estados Unidos. Se inicia el bombardeo naval de la ciudad el día 10 de julio. El 16 se rendía Santiago de Cuba. El 17 entraba el general Shafter en la ciudad con su tropa, prohibiendo la entrada de las tropas cubanas. España se había ren­dido. Se izaba una nueva bandera, la de Estados Unidos de Norteamérica. Al mismo tiempo se izaba en el Morro de Santiago de Cuba.

Ni odios seculares, ni luchas de religión, ni conflictos de razas, fueron los motivos para la lucha de liberación. En la guerra de independencia se luchó por la libertad nacional, que se traducía en soberanía. Fue una revo­lución verdadera, porque aspiraba a mejorar al hombre dentro de la socie­dad, y a conceder al pueblo el derecho del sufragio para elegir a sus gobernantes, al mismo tiempo que amparaba la libertad de pensamiento, de palabra y de reunión. Fue una revolución verdadera en los medios y fines, que se distingue de las de los otros países de la América sojuzgados por España, que mientras estas se producen casi al unísono, en un lapso de sólo cuatro lustros, terminando pocos años después con el triunfo. La de Cuba da coienzos a principio del siglo XIX y termina al finalizar el siglo. Es la guerra del 1868-78 la que sirve de experiencia al pueblo cuba­no, por las enseñanzas, por sus errores, y por sus extraordinarias grandezas. El examen de los errores del 1868-78 les dio la posibilidad del acierto a los soldados cubanos para evitar los errores anteriores.

El Almirante Cristóbal Colón había descubierto un Nuevo Mundo en 1492. Cuba fue conquistada por Diego Velázquez en 1512, desde esa fecha hasta julio de 898, el pabellón de España había ondeado en la Isla de Cuba, con excepción de la dominación inglesa en La Habana. En Madrid los políticos iban a tratar de curar las heridas ocasionadas por la derrota en la guerra. Mientras que una nueva generación de jóvenes escritores con vista futurista, con un ideal alto, noble, de humanitario, van creando un ambiente de libertad y tolerancia. Serían conocidos al pasar los años como la Generación del 98.

Notas:

1 Padre Félix Varela. EL Habanero, ªamor de los americanos a la independencia".  (Filadefia: 1823) 55.
2 Governmeut Documents, 1822-53-Cuba. Correspondence. Great Britain wd Franée, etc . Alleged projects of conquest and annex ation. British aud foreign state papers, vol. 44, 144. Library of Congress. 
3  Govemment Documents, 1822-53-Cuba. 
4 Govcrmment Documents, 1827-28-Cuba. 
5 Government Documents, 1828-Cuba. 
6 Government Documents, 1829-30-Cuba. 
7 Vidal y Morales, Iniciadores y primeros mártires. Tomo l. (La Habana: n.f.) 305- 306. 
8 The Ostend conference. Message from the President, transmitting correspondence touching matters disturbing the friendly relations between this Government and the Government of Spain; also a report to the objects of the meeting of the American ministers at Ostend, March 3, 1855. 152. Thirty-fith Cong., second sess., House Ex. Doc. no. 93. 
9 Goverment Documents, 1848-49. Proclamation. United States. Threatened invasion. Aug. 11, 1844 British and foreign state papers, vol.39, 77. 
10 Ramiro Guerra. Manual de Historia de Cuba. (Madrid: Editorial R, 1975) 463. 
11 José Martí, "Vindicación de Cuba"; Evening Post Ncw York, 21 de marzo de 1889. 
12 Camilo de Polavieja. Mi política en Cuba (Madrid, 1898) 
13 José Martí ¡ A CUBA !, 27 de enero de 1894, En las entrañas del monstruo
14 Francisco Pi y Margall, El nuevo Régimen, 2 de noviembre de 1895.
15 Francisco Pi y Margall, 8 de febrero de 1896.
16 Francisco Pi y Margal!, 9 de mayo de 1896. 
17 Francisco Pi y.Margal!, 14 de noviembre de 1896.
18 "Emilio Castellar, Correspondencia de Emilio Castellar, 1868-1898. Madrid, 1908, p. 339.
19 Pablo de Alzola y Minondo, El problema Cubano. Bilbao, 1898.
20 René León, Pensamiento. (Tampa: Publicación Literaria -e Histórica, marzo­ mayo, 1995) p. 3.

21 Government Documents. 1896. Recognition of Cuban Independence. Fifty­ fourth

22 Correspondencia de la Delegación Cubana en Nueva York, 1895-98.

23 Pascual Cervera Topete . Escuadra de operaciones des las Antillas. Colección de Documentos Referente a la Edit, Naval ( Madrid, 1986).

24 Ibid.

25 Francisco Pi y Maragall, 8 de enero de 1898.

26 Juan Ortega Rubio, Historia de la Regencia de Maria Cristina Hasburgo Lorena. ( Madrid: 1906) 31.
27 Victor M. Concas y Palau, La escuadra del Almirante Cervera, Madrid 1997

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