ROWLAND J. BOSCH
José Martí vive y seguirá viviendo
en nuestros corazones como el guía espiritual
de todos los cubanos de buena voluntad. Sus pensamientos, sus ideas y
aforismos son tan claros y certeros que parecen axiomas de lesa patria.
A medida que pasaban los años de
República libre los historiadores y otros investigadores iban descubriendo,
destapando la profundidad y veracidad de sus sentimientos amantes de la patria.
Martí escribió en cierta ocasión en
su cuaderno de notas:”Patria es eso, equidad, respeto a todas las opiniones y
consuelo al triste”. En otra ocasión (En la República Española ante la
Revolución Cubana) expresó: “Patria es comunidad de intereses, unidad de
tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de
amores y esperanzas”.
Durante
toda la era republicana el apóstol fue faro y guía de las juventudes y al calor
de sus pensamientos se formaron las generaciones que con sus virtudes y
defectos iban moldeando la patria que habría de ser orgullo de los cubanos.
“Quien
desee patria que la conquiste, quien no la conquiste viva a látigo y destierro,
oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa
limosnea, ante el desdén de los hombres libres, la muerte del alma” y el trató
de cumplir con todas sus promesas. “La muerte no es verdad cuando se ha
cumplido bien la obra de la vida”.
Los
cubanos del exilio seguimos en deuda con él La lucha no ha terminado. El ha
sido la inspiración del exilio. En Cuba lo han secuestrado y momificado
queriendo elevar la figura del tirano para igualarla a la del héroe. Nada más
falso. Su vida, su martirologio, lo eternizan.
Martí dijo
en una ocasión “Hay hombres de su tiempo y hombres de todos los tiempos” y
Martí fue de las dos cosas.
A los que
hoy periodistas sin pudor (no mencionaré sus nombres) tratan de enterrar al apóstol, les digo que no
podrán. Si los años de vida que me queden me lo permitieran, iríamos a las
tumbas de sus depredadores porque sabremos por seguro que no han de seguir en
su obra nefasta. En cambio, al apóstol
no podrán enterrarlo porque su alma honesta nos continuará iluminándo
siempre en este largo peregrinaje.
No hay
muchos Martí, es el único de América. Sólo cabe pensar como un hombre literato,
políglota, poeta, periodista, abogado, pudo con su tesón, su inteligencia y su
amor patrio prender la llama de una guerra redentora. Hubo un Washington, un
Bolívar, un Lincoln, un San Martín y otros más pero ninguno de ellos llegó a
realizar el polifacetismo del que él dio
muestras palpables.
Bien dijo
Rubén Darío, el inmortal poeta nicaraguense:“Yo admiro aquel cerebro cósmico,
aquella vasta alma, aquel concentrado y humano universo, que lo tuvo todo: La
acción y el ensueño, el ideal y la vida y una épica muerte y en América una
segura inmortalidad”.
Emil
Ludwing, el historiador y biógrafo alemán escribió “Centenares de aforismos de
Martí, serían por sí solos suficientes para convertirlo en el guía espiritual
del presente momento del mundo”.
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