! Por Emilio J. León (†)
Fui todo ojos para ti. ¡Mujer!
Plenas mis pupilas de tus carnes
invadiendo las fibras de mi mente
y obedeciendo al instinto
milenario
sus velas desplegó el deseo
por la roja corriente de mi
sangre…
¡Y me deshice en un todo perdido
en la nada!
¡Sólo ojos fui para ti, ¡Mujer…!
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