Foto: Ojo Curioso |
Por Ileana Fleites-La Salle
Clamando a gritos tu nombre
el día me amaneció;
aquel amor inocente
de pronto se derrumbó.
Me llamaste, te
llamé
Me pensaste, te
pensé
Muy de tarde descubrí
ya con cierta desazón
que era yo quien te olvidaba:
comenzaba el desamor.
Te burlaste, me
burlé
Me olvidaste, te
olvidé.
Aspiré el último aliento
de tu llanto entre las rosas.
Sin quererlo te olvidaba
ícomo se olvidan las cosas!
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