(la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su
porquero)
Como
no hay nada nuevo bajo el Sol, la posverdad es la actualización, a la fecha de
hoy, del concepto de “periodismo amarillo”, que utilizó el diario New York
Press, a comienzos de 1897, para tildar la línea editorial y noticiosa tanto
del New York World de Joseph Pulitzer como del New York Journal de William
Randolph Hearst.
La
posverdad –que poco suele tener de verdadera- se ha puesto de moda en esta
segunda década del siglo XXI para respaldar los más disparatados proyectos
distópicos –siendo la distopía, en palabras del numerario de la Real Academia
Española D. José María Merino (1941-….) “la representación
imaginaria de una sociedad futura con características negativas que son las
causantes de alienación moral”-.
A
guisa de ejemplo, y por mucho que se empeñen los paladines del facilismo
pedagógico en justificarlo, no es de recibo que el Ministerio español de
Educación acabe de pactar con los Consejeros de Educación de todas las
Comunidades Autónomas que a los alumnos de cuarto y último curso de ESO (Educación
Secundaria Obligatoria) se les entregue el título acreditativo de haber superado
ese nivel de enseñanza (con vista al próximo paso, que es el acceso a la
educación universitaria), a pesar de que
su nota media quede por debajo de 5 –es decir, 5 puntos o su equivalente
sobre una escala de 10 puntos o su equivalente- y a pesar de que terminen con hasta dos asignaturas suspendidas
–siempre que no sean Literatura y Matemáticas a la vez, o la Lengua cooficial en el caso
de las Comunidades con idioma propio-.
Moraleja
y predicción: La rebaja de las exigencias de aplicación estudiantil no va a
preparar a los educandos para alcanzar los requisitos de capacitación
demandados en una dedicación académica o laboral, y deprimirá aún más su
competividad tanto en el mercado
nacional como en el internacional –o, dicho más sencillamente, sus posibilidades
de éxito individual en labrarse un futuro-.
No
es que lo diga yo, que carezco de auctoritas
para ello. Es que lo ha escrito el numerario de la Academia de Ciencias de la Región española de Murcia
D. Ángel Ferrández Izquierdo, quien ha hecho por vía periodística la
observación siguiente: “Estoy harto de escuchar que “los jóvenes de hoy están
mejor preparados que en cualquier época anterior, afirmación rotundamente
falsa…Es cierto que manejan muy bien las tecnologías de las comunicaciones y
las redes sociales, pero hay un abismo entre eso y tener un mínimo de cultura.
No tienen hábitos de lectura, lo que les lleva a tener dificultad para entender
el planteamiento de un problema, sin hablar de resolverlo o de redactar una
posible solución razonada”.
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