Esta edición esta dedicado al recuerdo de René León, Editor de Pensamiento, escritor, historiador y amante de animales.
sábado, 15 de junio de 2019
RENÉ LÉON GONZÁLEZ, O LA LUZ Y LA PALABRA
Carlos
Benítez Villodres
Málaga
(España)
No te conocí en persona, solo por tus libros, tus
correos, tus críticas literarias escritas sobre ciertos libros de mi autoría
publicados, mis diálogos con mi hija y con quienes te conocieron. Por ello, este
día es de los más tristes de mi vida. ¿Por qué te fuiste tan en silencio y sin
quejas ni lamentos?
Pienso,
desde que te marchaste, que una lava ardiente quema mi corazón y mi mente.
Tuviste gran amor a las personas que te conocieron y a otras, como mi hija que la animaba y la ayudaba a continuar por el
camino de su vida y a seguir escribiendo.
Sé
cuánto sufriste. Sé de tu enorme amor por la historia en especial la cubana,
por la poesía, por aquella joven que falleció a los 15 años. Nuestro último adiós
nos los dimos el 26 de mayo de este año, y no, no es fácil encajar la noticia
de tu fallecimiento. Desde aquel día vivo en las entrañas del silencio. Me
siento pequeño en la inmensidad del universo, y pienso que hoy estamos, pero
mañana ya no, de que la vida y la muerte están separadas por un finísimo hilo
que, en un segundo, se rompe. Caminamos por la vida como la persona que pasea
un rato por un parque y las horas le pasan velozmente, de que la vida es tan
corta como una tarde de invierno.
Ya
partiste a otro lugar, un lugar desconocido para ti y para mí y para cualquier
persona. Me dejaste, querido amigo René, con el alma rota. Fuiste, eres y serás
una de las personas más importantes en mi vida, porque fuiste simplemente tú,
único, una buena persona irrepetible que, desde un lugar, me estás protegiendo
y ayudando en mi caminar por la vida. Disfruta y hazlo todo como lo hiciste en
vida.
Recuerdo
la canción ·Cuando un amigo se va”, del peruano Alberto Cortez Olaya, más
conocido por “El Original”, aunque nacionalizado en Argentina, también falleció
en abril de 2019, solo unos días antes que tú.
Es
evidente que la humanidad no sabe, me incluyo yo, nada del misterio del
nacimiento y de la vida, del destino y de la muerte. Me dejaste en este valle
de lágrimas, donde aún vivo, llorando tu muerte y expresándote, aunque ya no me
escuchas ni lees lo que te escribo, mi respeto, mi afecto y mi agradecimiento.
Espérame,
en el lugar, donde te halles, para que un día nos encontremos, y encuentre, en
ti, nuevamente, tu alegría y tu seriedad, tu cariño y tu buen hacer con los
hombres y mujeres que contigo caminaron y aún continúan su camino sobre esta
selva agridulce.
Guíame,
con tu ejemplo e ilusión, para que, aunque no tenga tu presencia, sepa siempre
hacer lo mejor en esta vida. Tu recuerdo es algo que pervivirá, en mí, para
siempre. Nadie ni nada me lo puede arrebatar. Te agradezco sumamente tu ejemplo
y tu amistad, tu afecto y tu saber vivir.
Querido René, pasaste a formar parte de mi historia, a ser un personaje
más del libro, en blanco, que es la vida. Te ganaste, por derecho, un trocito
de mi alma, ese que se fue contigo. Siempre me sentí muy dichoso por ser tú mi
buen amigo.
Ansío que descanses eternamente
colmado de paz en algún lugar que todos los seres humanos desconocemos. Un
lugar, donde no exista el tiempo. Allí nos encontraremos de nuevo, amigo René,
y, cuando esto suceda, seguiremos poniendo nuevos nombres a los luceros.
(En memoria de René León
González, fundador y editor de la Revista PENSAMIENTO, fallecido, en Tampa,
Florida, EE UU, el 26 de mayo de 2019)
RENÉ LEÓN GONZÁLEZ. IN MEMORIAM
Te cegó la guadaña
tus rosales,
deshojando sus pétalos
de oro
que en mi vetusta ánfora
atesoro
junto al mármol
helado de mis males.
Ya nunca te veré,
luz de ideales,
y cada día, con mi
miel, te imploro,
que no se tale nunca
el sicomoro
primaveral de
todos tus panales.
Oh René, amigo
mío, tu madura
fruta esclarece,
con tesón, mi río
de albas rebeldes
y de gran bravura.
Abonan mis
recuerdos, con trapío,
tus veneros de
amor y de ternura,
que resplandecen
hasta en lo baldío.
Carlos
Benítez Villodres
Málaga
(España)
Un tributo póstumo a René León González
Un tributo póstumo a René
León González,
el fundador, Editor y
factótum
de los Blogs PENSAMIENTO y PENSAMIENTO POÉTICO
(por Roberto Soto Santana,
Co-Editor)
Un cubano hasta la médula y cubanoamericano de pro,
orgulloso de su patria chica Trinidad, Ex Preso Político del Régimen comunista
de la Isla, publicista incansable, mecenas de la Literatura, la Etnología y las
Bellas Artes de la Patria de José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez, el
queridísimo compatriota René León, cultivadísimo amigo y admirado creador –en
especial, en los campos de la Historia y la Poesía, respectivamente como
investigador y bardo por méritos propios- ha cruzado en espíritu la laguna
Estigia –desde su última morada en Tampa, estado de la Florida- y descansa en
el Hades donde seguramente y tal como reza el mito helénico ya está en el
secreto de las cosas ocultas –perseverando infatigable en su insaciable
curiosidad por desentrañar los hechos humanos y concatenar el relato verdadero
de su devenir-.
Nacido en La Habana (Cuba) el 8 de junio de 1935, en el
Exilio estado unidense se graduó con una Licenciatura Superior de la
Universidad de Winthrop (Carolina del Norte). Deja entre sus deudos dos
excelentes hijas, y una legión de amigos y admiradores que supieron apreciar
sus sobresalientes dotes académicas y el cálidamente cercano trato personal que
prodigaba.
René era Numerario de la
Academia de la Historia de Cuba (Exilio) Editor de Pensamiento, Miembro del
Círculo de Cultura Panamericano, Miembro del Colegio Nacional de Periodistas de
Cuba en el Exilio, de la Academia Poética de Miami, del Club Cultural “Atenea”
de Miami y otras muchas instituciones de la misma vocación. Era colaborador
frecuente de medios periodísticos tales como Enfoque Metropolitano, Informativo
Latino, La Gaceta de Arroyomolinos (España), La Información, y el semanario Libre
(Miami).
Dejó publicado un sinnúmero de libros y numerosos ensayos
sobre historia, literatura y poesía, algunos de los mejores, en los sucesivos
cuadernos de las “Ediciones Culturales René León” –cuya impresión en papel y
distribución gratuita en varios Continentes sostuvo económicamente en solitario
durante muchos años. Entre los numerosos reconocimientos recibidos destacan:
Segundo Premio en ensayo literario, 1976, Revista Entre Nosotros: Sigma Delta
Pi. CEPI, Nueva York, Tercer y Segundo Premio de Ensayo en 1996 y 1999
respectivamente; Premio “Enrique José Varona” de Tampa; Primer Premio de
Estampa Costumbrista en 1993 y 1994; Amigo Dilecto de la Asociación Literaria
Calíope (España) en 1996, y presencia frecuente en las Antologías patrocinadas
por dicha Asociación durante unos quince años consecutivos, hasta el 2008;
entre el largo etcéteras de aclamaciones, el SPACCE CLASIC, 1999, por su labor
como ensayista de la historia de Cuba, e igualmente otros galardones.
Letum non omnia finit –La muerte no es aun el final (como
reza a la entrada del cementerio central de Managua, Nicaragua). Además de sus
valiosas obras en prosa y sentida producción poética, René nos deja el ejemplo
de las virtudes de su personalidad: generosidad, desinterés, posposición
personal con tal de resaltar los nuevos valores de la escritura y del
pensamiento, inspiración que le manaba fluidamente de su magín formado en la
honestidad académica, curiosidad por todas las formas y los contenidos del
conocimiento, reconocedor del crisol racial que en Cuba se fue gestando ya
durante la dominación colonial
y que impidió
absolutamente que espigaran las formas más odiosas de la discriminación por el
color de la piel (los cubanos somos un pueblo básicamente mestizo en materia de
concentración de melanina y de sensibilidades emotivas –a la misma altura las
hispánicas que las africanas-).
Precisamente un 28 de mayo –el del año 1848- nació el
prolífico narrador de las Guerras de Independencia de Cuba, el general de
brigada Enrique Collazo, quien compartió amistad con José Martí y otros
próceres.
Un 28 de mayo ha fallecido el polígrafo
René León. Deberíamos instaurar el homenaje permanente a esa figura de nuestras
Letras y de nuestra vida cívica con la proclamación y la conmemoración de esa
fecha como el Día de los Historiógrafos Cubanos, con vista al fomento del
aprendizaje y de la ilustración de las generaciones venideras de cubanos del
Interior y del Exterior de la Isla.
En 16 de mayo del 2005 entable amistad con Rene Leon.
En mi articulo WILLIAM BARKER CUSHING HEROE OLVIDADO POR LA HISTORIA, publicado en el periodico cibernetico La Nueva Cuba julio 10, 2005 escribi lo siguiente:
El historiador cubano René León, autor de un magnífico ensayo sobre la Expedición del Virginius fue entrevistado el pasado 15 de mayo del 2005 por José A. Albertini, ex preso político cubano, escritor e intelectual, en su excelente programa de televisión del Canal 17 de Miami 'Cuba Y Su Historia.'
En este programa se discutió la participación, en noviembre de 1873, del entonces joven alférez y teniente de navío Pascual Cervera y Topete, al mando del cañonero Caribe, quien cumplió órdenes al actuar como oficial a cargo de pelotones que fusilaron en Santiago de Cuba a tripulantes ingleses y norteamericanos así como también a mambises miembros de la expedición del Virginius. despues de verlo .
Mis mas expresivas gracias al historiador René León, quien, sin conocerme, me ayudó a escribir este articulo desinteresadamente, dándome información al respecto en forma generosa, abierta y alentadora.
Su generosidad continuo al largo de los años publicando en su revista cibernetica Pensamiento articulos y poesias mias, a pesar de no haber tenido yo el placer de conocerlo personalmente.
Con la partida de Rene Leon Cuba ha perdido a otro mas de sus buenos hijos.
Descansa en paz, Rene.
Joaquin Sueiro Bonachea
RENÉ LEÓN O LA HISTORIA DE UN MUNDO APASIONANTE
Lola Benítez Molina
Málaga
Recientemente he
tenido el privilegio de conocer a una persona entrañable. Me llamó la atención
su gran sabiduría, fruto de un exhaustivo estudio sobre Historia, no en vano es
historiador, periodista y poeta. Asimismo, es miembro de la Academia de la
Historia de Cuba, del Colegio Nacional Panamericano de Cultura, de la Academia
Poética de Miami, del Club Cultural “Atenea” de Miami. Además de editor y
director de la prestigiosa y enriquecedora publicación literaria e histórica
“Pensamiento”.
Despertó, pues, mi curiosidad su
labor de investigación profunda y genial, perfectamente datada, sobre dónde se
hallan los restos de Cristóbal Colón. Realizó un ensayo realmente fidedigno del
que él mismo da detalles de cómo tuvo acceso a documentos e información sobre
dónde se encuentran realmente dichos restos.
Decía Tácito que “la verdad se
robustece con la investigación y la dilación”. Pues bien, D. René León, cubano
que reside en Tampa (Florida), lleva toda una vida dedicada a la investigación
de calidad.
En su revista, anteriormente citada,
hay interesantísimos artículos suyos y de otros escritores reconocidos. Podría
mencionar el excelente retrato que realiza sobre el historiador romántico
Washington Irving y sus fastuosos “Cuentos de la Alhambra”.
Además, explica cómo conoció al
inmortal escritor Ernest Hemingway en La Habana, en el “Floridita”, en una de
sus frecuentes visitas a la isla. Del mismo dirá: “era un hombre agradable y no
se daba importancia”. Según Gustave Le Bon: “El talento de los historiadores de
gran prestigio consiste en hacer verosímiles las inverisimilitudes de la
historia”, pues bien podemos decir que D. René León es un historiador de
prestigio sumamente reconocido no solo en Cuba y EE UU, sino también otros
países del orbe, puesto que la veracidad de sus escritos está ampliamente
contrastada, gracias a sus estudios profundos y pormenorizados.
Durante los cuatro años que lleva publicándose la Revista “Pensamiento”
su director y editor nos detalla hechos relevantes de la historia de Cuba, nos
habla de la fascinante labor de los “Boticarios” de antaño, y ante esa añoranza
dice: “Otra vez mi pensamiento vaga por el espacio y el tiempo, por donde
físicamente no puedo caminar. El tiempo nos rememora la eternidad, y esta nos
trae la visión de nuestra vida pasada”, para concluir afirmando que “recordar
es vivir”.
D. René León escribe con sabiduría
y creatividad, con entusiasmo y positividad, desde su esencia íntegra, porque
sabe perfectamente jugar con palabras sin aristas, sin dobleces, sin
disfraces... Vocablos que cimientan y elevan ideas que abren nuevos caminos,
apaciguan tempestades, siembran y cultivan la paz y proporcionan una óptima
calidad de vida para todos los hombres y mujeres, en cuyos generosos corazones
procrean y abrigan deseos y esperanzas con ansia de progreso para el presente,
en muchos campos aletargado, y el futuro.
El emperador Marco Aurelio, de estirpe ibérica, nos dejó en
herencia: “O kosmos, alloosis; o bios,
hypolepsis” (“El Universo, mudanza; la Vida, firmeza”). Si la vida de
cada persona fuera sinónima de “firmeza” y de “comprensión”, de “entrega” y de
“respeto”, como es la de D. René León, ¡qué distintas serían las relaciones
entre los humanos de cualquier latitud del orbe!
Mi Tio Reni
Yo soy Ramón de Armas León, sobrino de Rene , la historia mia con (Reni )como le llamábamos fue muy grata yo fui el Ring Boy en su boda cuando yo tenia 5 años , y siempre estábamos en contacto mientras fui creciendo. A el le gustaban las películas de monstruos , guerra y vaqueros a las cuales me llevaba, y después íbamos a La Estrella Oriental a comer arroz frito , casualmente hace una semana me acorde mucho de Reni cuando anunciaron que la protagonista de la película -El Monstruo de la Laguna Negra había fallecido - esa es una de las películas que mas disfrutamos, tambien me recuerdo de los momentos que pasamos también en Casilda de vacaciones ,Cazando, pescando y disfrutando de la belleza de su playa . Quiero que esos recuerdos permanezcan en mi memoria que fueron los buenos.
René León, querido amigo
René León, querido amigo, ya no te encuentras en este plano terrenal y no sabes como voy a estrañarte. Nunca conoci alguien como tú con tu alma buena llena de luz, amigo de tus amigos, eras feliz ayudando a todos y te regocijabas al ver el triunfo de los demas, en tu corazón nunca existió la competencia, ni la riibalidad mucho menos la envidia, siempre estabas dispuesto con la mano estendida para aydar y aconsejar. No importa que cambiaras de plano, mi cariño siempre sera el mismo, eras mi mejor amigo y más que estrañar al historiador, al poeta, al escritor lo sentire del ser humano que eras. Descansa en paz amigo y Dios te tenga en su Gloria.
Blanca M Segarra. Miami Beach.
LA DEMOCRACIA ATENIENSE (Parte 3ª y útima)
Foto tomada de: Asamblea digital |
por
Roberto Soto Santana,
de la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio, Corp
¿A qué se debieron la decadencia y hundimiento de la civilización
ateniense y de su forma de gobierno –tan singular en la Antigüedad-? Fundamentalmente,
a la desaparición o debilitamiento hasta extremos inusitados de las clases
sociales que la habían propiciado, querido y desarrollado. En primer lugar, las
filas de la nobleza propietaria del campo y de la aristocracia del dinero
–comerciantes enriquecidos con sus negocios, a la sombra o independientemente
del Poder-, que habían terminado entremezcladas en una sola clase, quedaron
numéricamente disminuidas por su ruina personal a causa de la prolongada
situación de guerra civil y exterior que propició el asolamiento de las
propiedades, hizo reinar la inseguridad en el resultado de las expediciones
comerciales marítimas y enmarcó los campos de batalla donde cayeron para
siempre muchos de sus vástagos.
En segundo lugar, las clases medias se proletarizaron debido al
empobrecimiento irremediable de sus negocios, perdiendo todo interés en el
sostenimiento del régimen asambleario. Paralelamente, los trabajadores
manuales, calificados o no, padecieron los trastornos de la paralización, una y
otra vez, de las obras de construcción de obras públicas o de barcos o de
utensilios y aperos para las colonias y para las ciudades confederadas,
sumiéndolos en una penuria cada vez más acusada.
Y, finalmente, los labradores y trabajadores del campo fueron víctimas
constantes de las pérdidas de cosechas por los avatares de las contiendas con
persas y con griegos, particularmente en época de Pericles cuando se evacuó la
campiña ática con el fin de dificultar el avituallamiento de quienesquiera que
fueran los contrincantes que amenazaban los centros de gobierno en los núcleos
urbanos, especialmente en la capital, Atenas.
Lo cierto es que la organización político-social ateniense debería
calificarse como democracia limitada (a los ciudadanos, puesto que los
esclavos, los metecos –es decir, los extranjeros residentes- y las mujeres
estaban excluídos de los derechos cívicos), sujeta a un flexible control por
parte de la oligarquía de propietarios rurales y negociantes urbanos. Lo que no
cabe hacer es identificar esa democracia con el constitucionalismo moderno, ya
que aquélla no conocía ni entendía la división de Poderes, la intangibilidad de
los derechos fundamentales de todos los seres humanos –independientemente de su
origen étnico, etc.- (no hablemos del Derecho Internacional humanitario), el
concepto de asistencia social a los menesterosos, y lo mismo puede predicarse
de la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación, a la asistencia sanitaria, a las facilidades
de ocio, etc. La democracia de hoy tiene
sus orígenes remotos en los Concejos, las Cortes y los Estados Generales de las
monarquías europeas del medioevo, que surgieron expeditivamente como cuerpos
asesores del monarca y se transformaron, con el tiempo, en los Parlamentos
donde hoy elaboran normas válidas para todas las clases sociales, por mandato
representativo, quienes ostentan el ejercicio de la soberanía popular, que la
teoría política reconoce que radica en el pueblo y surge únicamente de él.
No obstante, no puede menospreciarse tampoco el adelanto que en su
tiempo significó la democracia ateniense –con todas sus limitaciones-, como
sería mezquino sacar la conclusión de que la democracia de corte jeffersoniano
de los EE.UU. no fue un inmenso paso de avance porque estaba viciada en origen
por el mantenimiento de la esclavitud y la constatación de las enormes
desigualdades sociales entrañadas por las diferencias en la capacidad de
acumulación de riqueza de las diversas clases o estamentos de la sociedad. Pero
la democracia ateniense y la democracia jeffersoniana instauraron en sus
respectivas épocas, salvadas todas las distancias y diferencias que se quieran,
un conjunto de principios tales como el de igualdad de oportunidades para sus
ciudadanos, el de la responsabilidad exigible a los órganos de gobierno y al
ejercicio de los cargos públicos por delegación temporal y no por designación
vitalicia, el de la realización de tareas ejecutivas, legislativas y judiciales
por cuerpos colegiados y con una separación –entonces tenue, actualmente mucho
más concretada- de competencias y
atribuciones según el asunto y el nivel de decisión, con la posibilidad de
apelación o recurso (el derecho a una segunda instancia). Sobre todo, ambas
versiones del régimen democrático, con todas sus imperfecciones innegables, han
acudido al criterio de que se aplique la regla de la mayoría en la constatación
y decisión de cualquier situación sometida a la consideración de los órganos de
estructuración de la sociedad.
Sin la aparición y la intervención activa de Solón, Clístenes,
Temístocles, Efialtes y Pericles, entre otros, la democracia ateniense (por muy
esclavista y oligárquica que haya sido) no se hubiera desarrollado hasta
alcanzar y mantener durante mucho
tiempo, bien que con altibajos, la primacía entre los estados griegos, y no
hubiera podido extender su cultura –como corolario de su expansión territorial-
sin una voluntad de proselitismo civilizador más allá de un simple afán
expoliador en sus expediciones, ya que no debe olvidarse que sus conquistas
iban seguidas del establecimiento de colonias de ciudadanos. Nada sucede en la
Historia de los pueblos porque un día las “masas” (como diría el trasnochado
marxismo) un buen día se alcen en bloque como resultado de una deliberación
masiva que fructifica milagrosamente en una única e idéntica decisión
colectiva: son unas pocas personalidades las que se ponen al frente de los
movimientos, y empujan a los pueblos (espoleándolos, halagándolos o excitando
su vergüenza o sentido del deber, y llegado el caso también sus bajas pasiones)
a que colaboren activamente o en ocasiones acepten pasivamente los hechos y
acciones que tales personalidades propugnan o las ideas que impulsan o
rechazan. Sin que tales ideas, hechos o acciones tengan que coincidir o
converger necesariamente con el mejor interés de las sociedades a las que se
plantean. Basta con que las personalidades conductoras lo hagan creer así a la
clara mayoría de los individuos, que a partir de ese momento se convertirán en
ciegos o conscientes agentes cooperadores.
La importancia de la
contribución ateniense al progreso político de la humanidad radica en la
percepción que ellos tenían del contenido democrático de su forma de gobierno y
a la difusión que le dieron dondequiera que se extendió su dominio político o
la influencia de sus pensadores. Un contenido que a nosotros nos puede parecer
limitado pero que en su época (una época que duró varios siglos) era el polo
opuesto respecto de la forma habitual de régimen, que era la monarquía absoluta
o la tiranía. Espiguemos estos conceptos señeros de la arenga de Demóstenes:
constitución (es decir, la primacía de la Ley), libertad e igualdad. ¿No son
acaso los elementos definidores del ideal democrático? Entonces, sumemos
nuestro reconocimiento y admiración hacia la sociedad que fue la cuna de
nuestra civilización y, junto con el aporte posterior de Roma, de nuestra
cultura; y hacia aquellos atenienses en particular (Solón, Clístenes,
Temístocles, Efialtes, Pericles, Demóstenes y otros) sin cuya voluntad de
acción política las ideas democráticas nunca hubieran sido puestas en práctica.
Este trabajo salio publicado en el libro:
Este trabajo salio publicado en el libro:
domingo, 2 de junio de 2019
Fallece Nuestro Fondador y Editor René León
René León Gonzalez (†)
1935 - 2019
https://floridamortuary.com/tribute/details/137513/Ren-Gonzalez/obituary.html#tribute-start
René León 83, falleció el 28 de mayo de 2019, en Tampa. La proxima edicion de Pensameinto sera dedicado a la memoria de nuestro fondador y editor René León. Envie sus homenajes por email.
sábado, 1 de junio de 2019
Felicitaciones a Jennifer Clement
País:Estados Unidos
Nacimiento:Greenwich, 1960
Biografía de Jennifer Clement
Jennifer Clement es una escritora americana nacida en Connecticut en 1960, descendiente de mexicanos. Estudió Literatura inglesa y Antropología en la Universidad de Nueva York y Literatura francesa en París.
Es la presidenta de PEN Internacional, después de haberlo sido de PEN México por tres años, y desde ahí promueve proyectos dirigidos a nuevos autores. Es la primera mujer que consigue el cargo desde que se fundó está asociación de hermandad entre escritores en 1921.
Entre sus novelas de narrativa destacan La viuda Basquiat, Una historia verdadera basada en mentiras, El veneno que fascina y Ladidy. Además, ha publicado varios compendios de poesía.
Estas son repuestas de una preguntas que Pensamiento Digital le mendo a Jennifer Clement:
1. Qué opina de la falta de expresión en Cuba y la persecución de los escritores en el país?
PEN Internacional denuncia la ola represiva y las detenciones arbitrarias a las que son sometidos artistas y creadores cubanos independientes, a raíz de la promulgación del Decreto 349. PEN hace un llamado urgente a las autoridades cubanas para que cesen de inmediato la represión contra la libre manifestación artística y creativa.
2. Su opinión de la labor que realiza el Pen Club de Miami?
PEN CUBA EN EL EXILIO ha hecho una gran labor a lo largo de décadas de pedir justicia y la libertad de expresión en Cuba. Para PEN Internacional es un centro vital e importante.
3. Es El Pen Internacional de escritores la mas antigua del mundo?
PEN Internacional es la organización más antigua y grande de escritores en el mundo.
Gracias,
LA DEMOCRACIA ATENIENSE (Parte 2ª)
Foto tomada de: Icarito |
por
Roberto Soto Santana,
de la Academia de la Historia de Cuba en el
Exilio, Corp.
Como se ha dicho, el sistema político resultante de las reformas de
Solón, a los ojos de la actualidad, ciertamente no puede ser calificado como
democrático, sino más bien timocrático (hizo hegemónica a la aristocracia de la
riqueza, en vez de la del linaje, que era la que hasta entonces había ostentado
el poder político en solitario). Pero, en su época, entrañó que a todos los
ciudadanos de un estado, incluso a los desprovistos de todo recurso o
patrimonio excepto la disposición de su propia persona, se les reconoció por
igual un mínimo común denominador de derechos y libertades.
Tras una dinastía de tiranos, la de los Pisístratas, que dura medio
siglo, entra en escena un segundo gran reformador del sistema ateniense de
gobierno: Clístenes, a quien Herodoto calificó como “el hombre
que trajo las tribus y la democracia”. En verdad, Clístenes llevó a vías de
hecho una amplia serie de reformas en apenas dos años de gobierno. Instauró un
Consejo de los Quinientos (en lugar del antiguo Consejo de los Cuatrocientos)
encargado de preparar los trabajos de la Asamblea, y se eligió a sus miembros
sobre la base de la representación de cada uno de los 140 demes o núcleos de población
–según su tamaño, cada uno tenía derecho a nombrar desde 1 ó 2 hasta 22
consejeros-. Los pobladores de los 140 demes
quedaban repartidos, en número lo
más paritario posible, entre las diez tribus, cada una de las cuales designaba
por elección a un estratega o comandante militar (terrestre y naval a la vez). Demos ya significaba “el pueblo”, de
donde demes significaba “donde vive
el pueblo” o simplemente “población”. Que todos los demes tuvieran representación en el Consejo de los 500 implicaba
que los núcleos rurales podían equilibrar la influencia de los núcleos urbanos
–éstos, donde tradicionalmente se tenían las riendas del gobierno- y que toda
la población del Ática estaba interesada –se le había dado ese aliciente- en
defender el bienestar de Atenas como condición concurrente para el bienestar de
todas las comunidades sujetas a su gobierno-. Poco más de tres lustros después
de la muerte de Clístenes, Atenas aplasta la invasión persa en la legendaria
batalla de Maratón, librada contra las huestes del emperador Darío I. .
Con ocasión de la victoria de Maratón, quedó demostrado –en un momento
de suprema crisis- el funcionamiento de la regla de la mayoría incluso en el
terreno militar: aunque mandados por Milciades, los hoplitas (la infantería con
peto, coraza y escudo de bronce, que peleaba brazo con brazo en formación
compacta) fueron lanzados en carga a campo traviesa contra la caballería persa
en virtud de la opinión mayoritaria de los diez estrategas (uno por cada una de
las diez tribus impuestas por Clístenes, como mandaba la ley).
En la misma década de la victoria de Atenas en Maratón sobre los
persas, accede al gobierno del Ática un plebeyo: Temístocles, hijo de un miembro
de una prominente familia noble ateniense y de una concubina no ateniense y
posiblemente ni siquiera griega. Se daba cuenta de que los persas, bajo Xerxes
–el sucesor de Darío, el emperador derrotado en Maratón-, querían convertir a
Grecia en una satrapía y que para ello volverían a intentar otra invasión del
Ática, con una fuerza naval más fuerte y una caballería y cuerpo de arqueros
mucho más numerosos, contra los que los atenienses sólo podrían oponer 70
trirremes y su sacrificada infantería (formada por clases medias, que eran las
que podían sufragarse la panoplia de bronce que constituía su ajuar guerrero).
Esta vez los persas podrían vencer, por la sola fuerza del número. Temístocles
comprendió que, para no perder sus libertades, los ciudadanos libres de Atenas,
a través de su Asamblea, deberían decidir la inmediata construcción de una
flota.
Sucedió que súbitamente aumentó la producción de las minas de plata del
Laurio, propiedad del Estado, o tal vez se constató una acumulación de sus
existencias, y Temístocles logró que la Asamblea aprobara la asignación de ese
producto a la ampliación de la flota con carácter inmediato, de manera que
cuando Xerxes I acometió la esperada segunda invasión persa, justamente diez
años después de Maratón y apenas tres años tras la decisión de la Asamblea
respecto a la construcción de nuevos barcos, los trirremes atenienses ya eran
200 en vez de 70. Al final las fuerzas convocadas por Atenas derrotaron a los
persas en Salamina por mar y por tierra en Platea. Aparte del precio pagado en
vidas por la victoria, la propia Atenas fue tomada, saqueada y destruída por
los persas, antes de que éstos fueran derrotados y expulsados.
Se abre entonces, a mediados del quinto siglo antes del comienzo de la
era cristiana, un período de profundas reformas políticas en el interior de
Atenas seguido en paralelo por una agresiva y exitosa política exterior
imperialista. En un período de treinta años, el predominio de Esparta entre las
potencias griegas fue reemplazado por la hegemonía ateniense (que incorporó a
una gran cantidad de ciudades-estado a una alianza encabezada por ella, la Liga
de Delos, a la vez que fundó colonias propias en ambas márgenes –la europea y
la asiática- del mar Egeo, sometiendo a tributo a aliados y a cleruquías –grupos de ciudadanos
atenienses a los que se les asignaban tierras en suelo extranjero
conquistado-).
Pericles entra aquí en escena, para conducir a Atenas
a su Edad de Oro, antonomásticamente llamada el Siglo de Pericles. Durante los
treinta años en que dirigió la política interior y exterior y las campañas
militares de Atenas (hasta su muerte en el año 429 antes de Cristo), amplió el
número de las ciudades confederadas en la Liga de Delos hasta por lo menos
ciento cincuenta o acaso doscientos. Confundió deliberadamente la caja de los
tributos procedentes de los estados confederados con el tesoro ateniense,
rehusando dar cuenta detallada de la disposición de tales fondos a sus
aportantes (con el argumento de que Atenas los defendía a todos). Bajo su gobierno alcanzó su máxima extensión el
imperio ateniense, que llegó a abarcar prácticamente todas las islas del mar
Egeo, desde los Dardanelos hasta el Mediterráneo, el litoral anatólico en su
virtual totalidad, y buena parte de la margen noroccidental del Egeo
–fundamentalmente, la Calcidia-. Esparta mantuvo su carácter de primera
potencia terrestre, pero Atenas consolidó sin duda la primacía en el mar, tanto
en poderío comercial como en fuerzas navales de combate. Pericles favoreció y
protegió a pensadores y artistas, que pudieron madurar sus grandes obras
precisamente gracias al mecenazgo del Estado ateniense: así, el filósofo
Anaxágoras, el dramaturgo Sófocles, el historiador Herodoto, el escultor y
pintor Fidias.
A su muerte, ya se habían cumplido casi dos años del estallido de la
Guerra del Peloponeso, causada por la sempiterna prevención de Esparta contra
el expansionismo ateniense.
La guerra concluyó con el
desmembramiento del imperio ateniense, tras la derrota militar del año 405 a.
de C. en Egospótamos, la rendición formal ante el rey espartano Lisandro al año
siguiente, la subsiguiente demolición de las murallas de la ciudad, la
reducción de la flota a doce navíos, y la imposición abierta por Esparta de una
oligarquía (la llamada de los Treinta Tiranos) como forma de gobierno para
Atenas, si bien el régimen democrático se restablece formalmente con la
expulsión física de los Treinta Tiranos al cabo de unos pocos meses.
A partir de ese momento Atenas sobrevive como ciudad estado con algunas
posesiones coloniales en Anatolia y en islas del Egeo durante siete décadas
más, a la sombra de una Esparta que tuvo ocasión para humillar a Atenas con una
segunda rendición impuesta como desenlace de una guerra iniciada dos lustros
más tarde contra varios estados griegos a la vez. La independencia política de
Atenas se desvanece definitivamente en el 338 a. de C., cuando el helenizado
rey Filipo II de Macedonia derrota a una fuerza griega conjunta en la llanura
de Quersoneso, en la Beocia, e impone a los vencidos –al año siguiente- la
afiliación a la llamada Liga de Corinto, bajo la férula absoluta de Macedonia.
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