Tomado de La Habana Elegante |
Emilio
J. León Cuba (†)
Es
de imaginar que la figura de la tan popular CHARADA
CHINA, toda rodeada
de atributos terrenales, como si fuesen ofrendas religiosas a un dios
generoso con los números y el dinero, sin sobrepasar, los números
del 1 al 36, otras tantas representaciones de animalitos que conviven
con nosotros, fue introducida en Cuba por los inmigrantes chinos
–arribados bajo contrato- dedicados la mayoría a las labores del
tren de lavado, la verdura, la bodeguita, como cocinero de una
señorona o en las labores en el campo. (Nota del editor: Entraron en
Cuba por contrata engañados por los esclavistas españoles y cubanos
desde 1845 hasta 1854, para trabajar en el corte de caña de azúcar
y tabaco. Más tarde, al pasar los años, en labores menos rudas,
pero la gran mayoría sin beneficios, y siempre discriminados).
Era
un caso muy peculiar…A ese dios popular ataviado con su invariable
quimono no había que rendirle tributo, no castigaba, no se le hacían
ofrendas y la fecha de su santificación humana se celebraba los 365
días del año en forma de apuestas diarias…Jugadas que podían
hacerse desde los $0.05 ó $1.00 o más, según la potencia económica
del Sacerdote-banquero que se valía del dios de La
Charada para
acumular bienes en su bolsa sin que jamás vistiera con un nuevo
quimono al dorado Chino.
El
dios de La Charada
era amado en silencio por el pueblo…Nunca lo llenaron de
improperios, porque el chinito recibía, pero también daba… Hoy a
uno; mañana a otro…Sin embargo, algunas personas que no se
sacaban ciertas cantidad con la jugada de la charada, en vez de
insultar al Chino, ponían de cabeza al santo católico de su
devoción dentro de un cubo lleno de agua, al cual le había hecho su
petición y no lo había oído…Al Chino jugando y al santo
castigando.
El
dios de La Charada
poseía don de gentes…Caía simpático al cubano y al
extranjero…Alto, con su impecable quimono en el negro y blanco de
la imprenta, con sus brazos extendidos a lo largo de su figura,
sosteniendo en su mano izquierda un delicioso pescado; en la derecha
una Cachimba y dentro de la boca abierta, un gato…Leyenda que pasó
como vox populi de que “los chinos comen gato”, cosa que era
cierta y que dieron a conocer a los Curas de Guanabacoa, que fueron
los primeros en gustarlos.
Los
chinos fueron los primeros en “tirar” la bolita.
Con
posterioridad los sesudos cubanos elevaron la numeración de La
Charada a 100…A
partir del 37 los números fueron bautizados con el nombre de una
entidad específica: objeto, animal, cosa, santo, o todo aquello que
cuadrara a la ambientación de su tierra, o en el caso específico de
la ciudad de Nueva York, con el número 87, como un remache cerebral
de poder visitarla tan pronto la oportunidad se presentara.
El
China de La Charada
de 36 números descendió a una escala de dios menor…Pero, el dios
nuevo, el de las 100 cifras, conservó como un patrimonio el nombre
de Charada
(enigma) Cubana…Así,
limpia, sin figura que la presidiera como el simpático dios Chino de
La Charada
China…Quizás es
por ello que llamó poco la atención.
Después,
bueno, muchos años después, el progreso económico hizo aparecer a
los “grandes banqueros de la bolita”, como Castillo y Campanario.
Con
el decursar de los años el gobierno constitucional
aprobó la Ley de la Lotería Nacional, imprimiéndose los “billetes”
de la lotería, con gran demanda tanto en lo nacional como en lo
mundial.
Siguieron
corriendo los años y surgió un aborto gubernamental -sietemesinos-
al que le pusieron por nombre el de BOLETOS, que se vendían
diariamente, cuya hoja de 10 fracciones de un número individual
salía a un precio de $1.00, con un premio de $400.00 los boletos, o
$40.00 un pedacito, que tenía un precio de $0.10.
Otro
“sesudo” Banquero, en forma colateral con los Boletos y con la
“vista gorda” de las autoridades, comenzó a tirar lo que se
conoció por La
China…Al fin, el
dios menor, el inmigrante, el chino de La
Charada China había
conseguido La China.
En
nuestra Isla, aún cuando quisieron relegar al Chino de La
Charada a la boca
del Caimán, siguió teniendo tanta popularidad como cuando en un
tren de lavado de ropa se tiró la primera Bolita con el Chino
presidiendo la jugada, con su figura vestida con el quimono.
Con
los años adquirió dos ciudadanías, si pudiéramos llamarlas así:
la criolla y la cubana.
Con
la llegada de las hordas comunistas apoderándose de Cuba, el Chino
de La Charada,
montado en su famoso Pescado Grande –el 10- atravesó el Estrecho
de la Florida, convirtiéndose pasados algunos años en
Cuban-American, impulsor de la Millonaría
Señora “La Gran Lotto de la Florida”.
Con
su sabiduría de siglos, El
Chino de la Charada,
continúa recibiendo a sus innumerables devotos –con la
correspondiente ofrenda- en el casco del Gran Miami, haciendo más
impetuosa la esperanza de muchos exiliados cubanos.
Lo
que si se sabe es que al verse obligado a cambiar de país, dejó de
“comer gato” hartándose ahora de perro caliente, hamburguesa y
maní.
Tomado de: victorandson.com |
©
1990 La suerte está en ti, por Emilio J. León
muy simpatica e interesante
ResponderEliminarMaria Lastre
Miami
Me gustaría saber si alguien tiene alguna idea de los antecedentes del numero 36 en la adivinacion y el pensamiento chino
ResponderEliminarmi hermano Emilio escribio un libro sobre la charada china que se agoto. Gracias
Eliminar36. Cachimba, Teatro, Bodega, Opio, Coloso y Pajarito
http://luyano-cuba.blogspot.com/2008/12/charada-china-loteria-cubana_21.html