Henry Morgan |
Por: Diana
Bocco
A
lo largo de este siglo XX, la idea de lo que es la piratería ha ido
atravesando profundos períodos de cambio, hasta convertirse en una
de las “profesiones” más romantizadas de la historia. Prueba de
ello son, por ejemplo, las películas épicas que convirtieron en
héroe a Errol Flynn.
La
imagen de un ser completamente libre, con una vida colmada de
intensas aventuras y una poderosa facilidad para vencer sin miedo a
sus enemigos, aún despierta sentimientos de envidia alrededor del
mundo.
Para
quienes compartieron aquella época con ellos, no obstante, la
realidad era otra. Tanto ante la ley (que los castigaba casi
invariablemente con ejecución pública, por lo general en la horca)
como a los ojos e la sociedad civil, eran considerados poco más que
despiadados ladrones y asesinos, un ejemplo común” a toda
humanidad.
Sus
crímenes iban mucho más allá del saqueo a barcos. Como
consecuencia a sus actos salvajes, muchas importantes rutas marítimas
habían sido cerradas o se habían vuelto intransitables, causando
hambre y muerte en pueblos y ciudades. Decenas de piratas pagaron con
su vida por la desaparición de poblaciones enteras a las que jamás
se acercaron.
El
pirata no es un “personaje” exclusivo de este milenio. Su primer
aparición documentada data del 3000 a.C., y fue hecha por los
Sumerios, quienes por años soportaron los violentos ataques de un
grupo de piratas llamados Guti. Desde entonces, y sobre el transcurso
de siglos, la piratería se volvió una fuerza tan poderosa que
muchas civilizaciones, en lugar de combatirla, la adoptaron como
filosofía de lucha y conquista.
Civilización
Micénica: (siglo
XIV a,C) no sólo los Micenas forjaron su poderosa civilización a
base de batallas contra piratas de islas cercanas, sino que luego
adoptaron tácticas similares en su conquista a través del
Mediterráneo.
Al
ser invadidos por los Dorian, los micenos se vieron forzados a
emigrar. Luego de un breve paso por Egipto, donde no fueron bien
recibidos, se asentaron en la Península Itálica. En ella, con el
correr de los siglos, una de las civilizaciones más poderosas de la
historia: el Imperio Romano.
Con
el descubrimiento de América, piratas europeos encontraron en el
Caribe la oportunidad de volverse, en cierta forma, sedentarios. No
fue hasta 1600 que España comenzó a verse seriamente amenazada por
los frecuentes y en general sangrientos ataques a sus barcos.
El
Apocalipsis de la piratería comenzó a mediados del siglo XIX. Con
los numerosos avances científicos de la época (como la aparición
de la radio y la máquina de vapor, por ejemplo) la eficiencia en la
protección de las rutas marítimas no tenían forma de vencer a los
navíos de acero que ya surcaban los mares. Víctimas de su propio
pasado, los una vez reyes de los mares fueron sucumbiendo hasta
desaparecer.
En
la memoria ha quedado sólo una parte de sus intensas vidas. Tal vez
es tiempo de darles en nuestra historia el lugar que les corresponde.
Tomado
de: PENSAMIENTO
Publicación Literaria e Histórica, Vol. 3 Número 1, Marzo-Mayo
1997
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