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lunes, 15 de septiembre de 2014

Piratas: Dueños de los Mares

Henry Morgan
Por: Diana Bocco

A lo largo de este siglo XX, la idea de lo que es la piratería ha ido atravesando profundos períodos de cambio, hasta convertirse en una de las “profesiones” más romantizadas de la historia. Prueba de ello son, por ejemplo, las películas épicas que convirtieron en héroe a Errol Flynn.
La imagen de un ser completamente libre, con una vida colmada de intensas aventuras y una poderosa facilidad para vencer sin miedo a sus enemigos, aún despierta sentimientos de envidia alrededor del mundo.
Para quienes compartieron aquella época con ellos, no obstante, la realidad era otra. Tanto ante la ley (que los castigaba casi invariablemente con ejecución pública, por lo general en la horca) como a los ojos e la sociedad civil, eran considerados poco más que despiadados ladrones y asesinos, un ejemplo común” a toda humanidad.
Sus crímenes iban mucho más allá del saqueo a barcos. Como consecuencia a sus actos salvajes, muchas importantes rutas marítimas habían sido cerradas o se habían vuelto intransitables, causando hambre y muerte en pueblos y ciudades. Decenas de piratas pagaron con su vida por la desaparición de poblaciones enteras a las que jamás se acercaron.
El pirata no es un “personaje” exclusivo de este milenio. Su primer aparición documentada data del 3000 a.C., y fue hecha por los Sumerios, quienes por años soportaron los violentos ataques de un grupo de piratas llamados Guti. Desde entonces, y sobre el transcurso de siglos, la piratería se volvió una fuerza tan poderosa que muchas civilizaciones, en lugar de combatirla, la adoptaron como filosofía de lucha y conquista.
Civilización Micénica: (siglo XIV a,C) no sólo los Micenas forjaron su poderosa civilización a base de batallas contra piratas de islas cercanas, sino que luego adoptaron tácticas similares en su conquista a través del Mediterráneo.
Al ser invadidos por los Dorian, los micenos se vieron forzados a emigrar. Luego de un breve paso por Egipto, donde no fueron bien recibidos, se asentaron en la Península Itálica. En ella, con el correr de los siglos, una de las civilizaciones más poderosas de la historia: el Imperio Romano.
Con el descubrimiento de América, piratas europeos encontraron en el Caribe la oportunidad de volverse, en cierta forma, sedentarios. No fue hasta 1600 que España comenzó a verse seriamente amenazada por los frecuentes y en general sangrientos ataques a sus barcos.
El Apocalipsis de la piratería comenzó a mediados del siglo XIX. Con los numerosos avances científicos de la época (como la aparición de la radio y la máquina de vapor, por ejemplo) la eficiencia en la protección de las rutas marítimas no tenían forma de vencer a los navíos de acero que ya surcaban los mares. Víctimas de su propio pasado, los una vez reyes de los mares fueron sucumbiendo hasta desaparecer.
En la memoria ha quedado sólo una parte de sus intensas vidas. Tal vez es tiempo de darles en nuestra historia el lugar que les corresponde.


Tomado de: PENSAMIENTO Publicación Literaria e Histórica, Vol. 3 Número 1, Marzo-Mayo 1997

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