Reino Unido debate estos días si dejar o no de consignar sus leyes en vitela, un material extraído de la piel de los carneros que resulta caro pero se conserva en el tiempo
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R. PÉREZ
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18.02.2016 – 20:15 H.
Aunque con el tiempo se comenzó a llamar vitela o papel vitela a cualquier pergamino de buena calidad, en origen se utilizaba solo para nombrar un tipo de pergamino concreto fabricado a partir de la piel de becerro. Tenía ciertas ventajas frente al pergamino de origen vegetal, entre otras que es muy liso y, sobre todo, que resiste el paso del tiempo sin deteriorarse y sin perder la tinta con la que se haya escrito sobre él.
Por eso hace siglos que el parlamento británico comenzó a consignar en vitela cada una de las leyes que aprobaba, en un intento por que el tiempo no las hiciese desaparecer. Algunas copias originales de su Magna Carta, firmada por el rey Juan I en 1215, se encuentran todavía en buen estado gracias al material sobre el que se escribió. En la Torre Victoria, que forma parte del Palacio de Westminster, se encuentra el almacén en el que se guardan los archivos parlamentarios que, todos juntos, medirían unos 8 kilómetros, según cuenta la BBC. Los más antiguos se remontan a 1497, y si aún se conservan es gracias a la vitela sobre la que están escritos.
Los documentos del parlamento inglés se archivan en la Torre Victoria del Palacio de Westminster (Damien Everett, Wikimedia Commons)
Los documentos del parlamento inglés se archivan en la Torre Victoria del Palacio de Westminster (Damien Everett, Wikimedia Commons)
En estas últimas dos semanas, sin embargo, el añadido de más material a ese archivo es objeto de debate. La Cámara de los Lores, la cámara alta del parlamento inglés, decidió a principios de febrero abandonar definitivamente la vitela y emplear en su lugar papel de alta calidad. La decisión, que de hecho proviene de una norma de 1999, supondría un ahorro de 80.000 libras anuales (algo más de 100.000 euros al año).
Pero no es solo una cuestión económica: las vitelas son también más pesadas de transportar y más voluminosas a la hora de almacenarlas, además de que su producción es poco eficiente: son necesarios unos 130 becerros para producir el equivalente a un libro de 500 páginas (aunque algunos grupos animalistas denuncian como innecesario y cruel utilizar un soporte de origen animal, merece la pena señalar que las vitelas normalmente proceden de ganado que ya ha sido sacrificado con fines alimenticios).
Tradición para conservar los documentos
El intento por modernizar una tradición que se remonta siglos atrás y que sirvió para plasmar algunos de los momentos más importantes de la historia de Inglaterra no ha sentado bien a todo el mundo. "Nuestros documentos históricos más importantes, como la Carta Magna, se hicieron utilizando vitela, y por eso se han preservado a través de los años para que las generaciones futuras puedan apreciarlos y entender nuestra historia común", argumentaba Sharon Hodgson, del partido laborista, a The Guardian. También ha dado pie a una petición ciudadana en la web del parlamento (si bien sin mucho tirón por el momento).
Los archivos parlamentarios están compuestos por cientos de rollos de vitela (Foto: BBC)
Los archivos parlamentarios están compuestos por cientos de rollos de vitela (Foto: BBC)
Ante el revuelo, el Cabinet Office, que equivaldría al ministerio de la Presidencia español, se ha ofrecido para aportar las 80.000 libras anuales para que la tradición de pasmar las leyes en vitela siga adelante. La oferta no es oficial aún y la decisión sigue en manos de la Cámara de los Lores, pero portavoces del organismo ya han asegurado que la decisión sería reconsiderada si se produce. Matt Hancock, ministro del Cabinet Office, ha declarado que el uso de vitela resulta "sorprendentemente coste-efectivo" y que "ya que el mundo cambia constantemente, deberíamos salvaguardar algunas de nuestras grandes tradiciones".
El papel es un formato que no les convence por su escasa resistencia al paso del tiempo, ya que se calcula que no resistirá más de 250-500 años. "Si la Carta Magna se hubiese escrito en papel, hace tiempo que no sería más que un montón de polvo", declaraba Paul Wright, director general de William Cowley, la empresa que provee de vitela al parlamento inglés y la última que lo produce en el país. "Gracias a la vitela puedes enrollar un documento y dejarlo en una estantería durante 5.000 años. Puedes manejar documentos históricos que pasaron por las manos de reyes y artistas. Ahora quieren deshacerse de esta tradición, pero si las primeras civilizaciones no hubiesen usado vitela, no entenderíamos un pimiento de nuestra historia".
La obsolescencia de los formatos digitales
Vitela, papel... ¿y por qué no en archivos digitales? Es lo que se pregunta Sharon McMeekin, de la Coalición para la Preservación digital. "Creo que no están dando con la tecla. Para representar el contexto histórico en que se están produciendo estos archivos, tendríamos que conservarlos en un formato digital, más representativo de las tecnologías y los métodos de comunicación que utilizamos hoy en día".
Pero la idea de conservar los documentos parlamentarios exclusivamente en formato digital, una opción que tendría evidentes ventajas en cuanto a eficiencia, coste y manejabilidad de los archivos, no convence a todo el mundo debido a la temida obsolescencia: ¿y si utilizamos un formato que resulta ilegible dentro de 20, 30 o 100 añosnbsp;
Si queremos preservar nuestra historia, necesitamos que los objetos que construimos hoy sean accesibles en el futuro
"La vitela dura 5.000 años, pero no hay garantías de que los métodos electrónicos para preservar documentos vayan a seguir aquí dentro de mil años", declaraba James Gray, miembro conservador de la Cámara de los Comunes, la cámara baja del parlamento inglés, al 'New York Times'. ¿Se imaginan que nuestra Constitución se hubiese conservado solo en disquetesnbsp;
El problema de la longevidad u obsolescencia de los distintos formatos documentales no se plantea solo en el entorno legal. Puestos a preservar la historia, la misma importancia tiene el patrimonio cultural que, en gran medida, se desarrolla y transmite en la actualidad en internet. Por ese motivo, la Biblioteca Nacional española ponía en marcha hará ahora un año un proyecto para conservar 'el internet español'. El trabajo de Archive.org, la fundación californiana que se dedica a archivar internet y que colabora con la Biblioteca Nacional en esta tarea, comienza con una pertinente pregunta: ¿qué se guarda y hasta cuándo?
Tal y como comentaba Analía Plaza en este reportaje en Teknautas, "a diferencia del papel, lo digital aún no ha demostrado ser eterno: hasta hace pocas décadas solo necesitábamos nuestros ojos para acceder a un documento, pero la evolución de la tecnología ha puesto 'hardware' y 'software' de por medio y el material [...] tiende a quedar obsoleto". Y citaba a Vint Cerf, uno de los padres de internet: "Si queremos preservar nuestra historia, necesitamos que los objetos que construimos hoy sean accesibles en el futuro".
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