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lunes, 1 de octubre de 2018

LAS PEÑAS LITERARIAS



"En España a finales de 1880 a 1900 surge un grupo de jovenes escritores que fueron conocidos como 'La Generación del 98' que dieron un gran cambio a la literatura..."

René León


Las “Peñas Literarias” comienzan a proliferar en el Madrid bullanguero de los años mediados del Siglo XIX. Fueron también conocidas como “Tertulias Literarias”, que tuvieron un gran auge a mediados de los años de 1880, hasta finales de las primeras décadas de 1900.
En España a finales de 1890 a 1900 surge un grupo de jóvenes escritores que fueron conocidos como “la generación del 98”, que dieron un gran cambio a la literatura de esa época. Ellos no trataban de cambiar lo implantado por Lope de Vega, pero lograron ciertos cambios. Lope de Vega fue el creador que tuvo el teatro español, en especial en las comedias, forma que ha durado hasta el siglo pasado. Entre los escritores que aportaron un aire fresco de renovación al antiguo teatro, uno de ellos don José Echegaray, que había hecho su aparición en la escena algunos años antes, igual que don Pérez Galdós, que comenzó sus primeros pasos en el teatro a la edad madura.

El más prestigioso de los teatros fue la “Comedia”. Las calles de la gran ciudad se llenaban de público que iban a ver las presentaciones que llevaba su director don Emilio Mario. Él había dejado a un lado su repertorio cómico al cual venía consagrándose por años. En enero de 1900 pone en escena una obra de don Benito Pérez Galdós, titulado Realidad, constituyendo un sonado triunfo. Ese mismo día Sellés era aclamado en el teatro “Princesa” con su obra Las vengadoras y don José Echegaray sorprende al público dando una nota enteramente nueva en su repertorio con el estreno de Sic vos non vobis, que se apartaba de su estilo al que tenía acostumbrado a sus seguidores.
En Madrid da comienzo una época de grandes presentaciones de obras de teatro. En 1893 Galdós estrena su segunda comedia titulada La Loca de la Casa, y en 1894 por primera vez en carteleras del teatro la “Comedia” el nombre del autor novel, don Jacinto Benavente, que ofrecía a la curiosidad de sus contertulios su comedia titulada El Nido Ajeno, no fue un éxito, pero da inicio a la prolongada permanencia de Benavente en el ambiente teatral de España y del mundo entero.
Muchas fueron las figuras que dieron vida a los personajes creados por los autores de los teatros donde se presentaban y de esa manera contribuyeron al esplendor de las “Peñas Literarias”. Una de las figuras que dio realce a las presentaciones lo fue doña María Guerrero, de gran talento logró poner su nombre al nivel de la prestigiosa Bernhardt.
En aquella época en todos los teatros madrileños los actores y actrices demuestran día a día su valía y talento, todos de brillante historia en los teatros de la época. Entre ellos podemos citar a Rosario Pino, Carmen Cobreñas, Margarita Xirgú, y otras más, entre ellos Enrique Borras, Ernesto Vilches, Ricardo Calvo, Emilio Thuillier y un largo elenco.
Las “Peñas Literarias” donde se hablaba y discutía sobre teatro, novela, drama, comedia y poesía, de los participantes y de todo que fuera letras. En ese momento Madrid disfrutaba su mejor época. Las “Peñas Literarias” se esparcían en toda la ciudad y se iba extendiendo a otras ciudades. Estaban de moda.
Buscando en un viejo libro que le faltan páginas e informaciones hemos podido encontrar la más visitadas y conocidas: “Cervecería Ibéricas”; “Café de Levante”; “Café Gijón”; “Puerta del Sol” ; “Calle de Alcalá” ; y otras muchas más.
Al lado, o enfrente o muy cerca de cada teatro que en ese momento efectuaba temporadas teatrales, existía un cafetín donde con frecuencia y antes de la función solía verse de cerca autores y artistas cambiando impresiones y donde se hacía fácil adquirir las entradas de reventa, como colofón a la noche y terminada la función, se efectuaban las “Peñas”.
Las “Peñas Literarias” regularmente daban inicio pasadas las 11 de la noche y se prologaban hasta altas horas de la madrugada. Sus asiduos comenzaban a llegar después de haber cenado en sus hogares y de haber pasado entre bastidores de los teatros para pulsar el desarrollo de la función y comprobar las veces que el respetable con sus aplausos llamaba a escena al autor: prueba inequívoca del futuro éxito o fracaso de la obra.
Las personas que frecuentaban los cafés donde se reúnen los autores, escribía Pérrez Lugín, los ven de vez en cuando armados de una gran carpeta que llevan debajo del brazo. Es que están escribiendo una comedia. Otras veces llevan los bolsillos atiborrados de cuartillas redactadas con letras de difícil comprensión. Los observan interrumpir sus charlas o sus bromas y escribir un rato sin distraer por ello del todo su atención sobre lo que los demás hablan y discuten. En las “Peñas” se trataban los más variados asuntos, desde el imprescindible
Literarios, pasando de lo político y hasta de los chisme de la sociedad. Se discutía sobre nuevas presentaciones en el teatro. Del fracaso de las piernas de las bailadoras del “Apolo”. De la voz del tenor en el o la soprano que libraban temporada en el “Real”, de los amores escandalosos de la cupletista de moda que animaba las tandas del “Lara”. Hasta de la faena de la plaza de “Carabanchel”. En si se hablaba de muchos tópicos, pero el principal tema era el teatro.
Así se desarrollaron las “Peña Literarias” de nuestros abuelos, llenas de grajeo, pletóricas en ditirambos y enaltecedoras de nuestro lenguaje y cultura.
La Habana que reía, con su cielo turquesa y su donaire proverbial, también conoció y tuvo sus “Peñas” que animaron sus noches bulliciosas. Desde los años treinta hasta finales de los cincuenta de este siglo pasado, se efectuaban en los cafés al aire libre del Paseo del Prado, animadas por reconocidas orquestas como la “Anacaona” integrada en su totalidad de bellas señoritas. Otra “Peña” altamente conocida era la celebrada en el café del Paseo del Prado y la calle Dragones, justamente al lado del teatro “Martí” de tan grata recordación para los habaneros. La que se celebraba en el restaurant y cafetería de la calle Calzada en el Vedado y frente al bello teatro “Auditorium”, quizá por ser más distante fuese menos conocida, pero no por eso dejaba de ser frecuentada por autores, periodistas y actores.
A finales del siglo pasado, surgieron las “Peñas Literarias” en N. Jersey, organizado por un grupo de personas en la redacción del periódico "La Razón" de Nibio Martínez, donde participamos un grupo de amantes del teatro y de la literatura en general. Entre los que allí iban estaba Ponciano Blanco Couret (†), Dr. Roland J. Bosch (†), Adela Oliva (†), Nibio Martínez (†) y otros más.
Las “Peñas Literarias” en nuestra lengua e historia debe darse el milagro del regreso de ellas, pues la historia de nuestros países es bella en todos lo sentido en especial en cultura.

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