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lunes, 1 de octubre de 2018

UN LIBRO CASI DESCONOCIDO, DE UN AUTOR MAMBÍ CASI OLVIDADO

Los Generales José Miguel Gómez (a la izquierda) y Mario García Menocal (a la derecha).


©2018  Por Roberto Soto Santana, de la Academia de la Historia de Cuba (Exilio)

Con el sugestivo título “CRÓNICA CUBANA 1915 -1918 - La Reelección de Menocal y la Revolución de 1917. La Danza de los Millones. La Primera Guerra Mundial”, la Editorial Lex de La Habana publicó en 1955 esta obra retrospectiva, de la autoría del cronista León Primelles.
Este comentarista dispone del texto completo de dicha obra, por lo que no habla sobre la misma de oídas.
               Déjese sentado, en este prolegómeno, que León Primelles no figura ni relacionado ni citado en el Índice de Nombres y Materias de la “Nueva Historia de la República de  Cuba”, de Herminio Portell Vilá; ni en el Índice Alfabético incluido en la obra en tres tomos “Cuba”, de Hugh Thomas; ni tampoco en el “Diccionario de la Literatura Cubana”, compilado por el Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia [oficialista] de Ciencias de Cuba; ni siquiera en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en http://www.cervantesvirtual.com/ ; ni en el sitio digital de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia (Madrid); y solamente con una breve mención bibliográfica como fuente consultada, en el tomo VI, página 405 de la “Historia de la Nación Cubana”, La Habana, 1952. Sus obras tampoco han sido reimpresas, y su ficha biográfica parece no existir o haberse perdido.
             León Primelles y su hermano Arturo fueron hijos de una hermana del camagüeyano Emilio Jacobo Agramonte y Piña (1844-1918), el que a su vez estaba casado con su prima hermana  Manuela de Agramonte y Suárez Zamudio.
Ignacio (1841-1873, caído en el combate de Jimaguayú) y su hermano Enrique Agramonte Loynaz eran primos hermanos de ambos cónyuges.
               Aunque León Primelles fue autor de otras obras extensas, tales como “La revolución del 95 según la correspondencia de la delegación cubana en Nueva York”, 5 vols., La Habana, 1932-1937; solo aparece mencionado en una nota de pie de página en la edición de enero de 2009 de la Biblioteca Nacional José Martí, con esta referencia: “en Crónica Cubana, refiere que entre 1919 y 1922 existieron tres publicaciones musicales, de irregular salida y corta existencia: en 1919 Música, “tres veces al mes”,ocho páginas más suplemento, director administrativo, Lino E. Cosculluela; en 1922; Música Magazine, mensual, director, Lino E. Cosculluela y Revista Música, con ocho páginas que incluían una pieza musical, director, César M. Carreras.”
En sus “Notas Preliminares”, insertadas a manera de prólogo, este historiador dejó dicho que la obra se había compuestocon el objeto y la esperanza de contribuir a despertar el interés por nuestra historia reciente y de ayudar a su estudio.
“Para ello se han agrupado los hechos expuestos, en primer lugar por año para cada uno de los cuatro que comprende el tomo, y dentro de cada año en quince capítulos, según la clase de actividad a que corresponden. Se ha tratado de abarcar todos los aspectos de la vida cubana, y por lo tanto se encuentran en este libro los elementos que generalmente forman parte de historias especiales, como educación, literatura y arte, religión, derecho, medicina, etc. La parte política, que constituye la casi totalidad de las historias en el sentido corriente, ocupa en este libro aproximadamente la mitad del total.
“Las fuentes de esta crónica son principalmente los diarios, revistas, informes oficiales y otros impresos contemporáneos.”
La intención historiográfica que movía aparentemente al autor era la de hacer una compilación de hechos de relevancia histórica durante los dos años iniciales (1913-1915) de la primera presidencia (1913-1917) del general mambí Mario García Menocal, y el primer año (1918) de su segundo periodo presidencial (1917-1921). Yendo más allá de ese objetivo declarado, el autor León Primelles –quien se había alzado en armas en la Isla en abril de 1895, junto con Federico Mendizábal y al lado del general Menocal, contra el régimen colonial español-, salpicó de observaciones críticas este libro, desde la primera a la última de sus 662 páginas.
Debe recordarse que el general Menocal promulgó la primera Ley de Divorcio que rigió en Cuba, en 1917, aunque pudiera ser que en relación con ello tuviera en mente facilitar que su hermano Fausto García Menocal se pudiese divorciar de su esposa Ángela García Vieta.
El primer país de Hispanoamérica en implantar el divorcio había sido Guatemala, donde se reconoció la disolución del vínculo matrimonial entre 1837 y 1877, a partir del Gobierno del Doctor Mariano Gálvez, cuando fue emitido el decreto legislativo de fecha 19 de agosto de 1837, que admitió el divorcio como una de las formas de la disolución del vínculo matrimonial, o sea el divorcio vincular, en sus dos formas: divorcio por mutuo consentimiento y divorcio por causa determinada, disponiendo que los esposos que se divorcien por cualquier causa no podían ya reunirse ni ser reconocidos en ningún concepto como tales esposos, más podía verificarse entre sí un segundo matrimonio, pasado un año de pronunciado el divorcio.
           Durante el gobierno del general Justo Rufino Barrios fue abandonada esa postura, ya que el Código Civil de 1877 regresó a la definición de que divorcio es la separación de los casados, quedando subsistente el vínculo matrimonial (Artículo 165).
            Como dice la Tesis presentada en noviembre de 2005 a la Honorable Junta Directiva de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala por el Lcdo. Héctor Enrique Terreaux Estrada, “Un giro radical se produjo  con el decreto gubernativo número 484, promulgado el 12 de febrero de 1894, cuando gobernaba el país el general José María Reina Barrios, el cual redefinió la ley de divorcio basándose en que según la ley el matrimonio es un contrato civil, y que por lo tanto una de sus consecuencias es indudablemente la disolubilidad del vínculo legal , pues no siendo el matrimonio obra de la naturaleza sino del mutuo consentimiento de las partes, debe de considerarse destruido desde que faltan los motivos o causas fundamentales que hicieron contraerlo, esa ley autorizo el divorcio, reconociendo la separación de los cónyuges y el divorcio propiamente dicho, ya por mutuo consentimiento, ya por causa determinada.”
               Costa Rica ya había implantado el divorcio en 1886; y hubo que esperar hasta 1907 para que el tercero fuera Uruguay. Así es que Cuba fue el cuarto país hispanohablante del continente americano en legislar en dicho sentido (a pesar de que el periodista Camilo Egaña, de CNN Español, haya escrito en https://cnnespanol.cnn.com/2015/09/08/el-santo-divorcio/ que Cuba fue “el primer país latinoamericano en aprobar una ley de divorcio en 1918”).
Menocal asimismo tuvo en su haber al desarrollo de la industria azucarera cubana, la introducción de tecnologías industriales en locomotoras y casetas de ferrocarril, el uso de  transbordadores para trasegar la caña de azúcar inicialmente recogida a pie de plantación por las vetustas carretas de bueyes, y la construcción de infraestructuras de transporte entre numerosas poblaciones –la Carretera Central a través de toda la longitud de la Isla no existía, y no se hizo sino entre 1927 y 1931, bajo la presidencia del general Gerardo Machado-.
En los albores de 1915, León Primelles –del que queda la impresión que fue un comentarista muy consultado por otros cronistas e historiadores, pero a quien apenas o casi nada se le reconoció públicamente como fuente- decía que “Sólo el diario "El Triunfo" es francamente oposicionista. "Heraldo de Cuba", aunque liberal, no ataca al Gobierno. Todos los demás diarios habaneros simpatizan más o menos abiertamente con la administración conservadora, y especialmente los dos grandes diarios que tratan de ser imparciales en política, "El Mundo", cuyos editoriales escribe Gastón Mora, y el "Diario de la Marina", en cuya muy leída sección "Actualidades" el director Don Nicolás Rivero hace frecuentes comentarios sobre la política en tono familiar y franco.
              En la repartición de premios del Colegio de La Salle, celebrada en el local del centro de Dependientes (20 de junio), Mariano Aramburo pintó con negros colores la situación de Cuba,  diciendo entre otras cosas: "muerta está entre nosotros la justicia, y a nadie se desdora por faltar a su palabra, ni por usurpar los bienes ajenos. Nuestras instituciones, así el Estado como el municipio, son la más activa escuela de corrupción y delincuencia. Aquí se sabe añadir al sueldo legítimo diez o veinte veces más de buscas criminosas, se dispone del tesoro público para comprar ayudas y votos. Lamento que el señor Presidente de la República no haya querido honrarnos con su presencia, pues traigo para él palabras que no oirá de cortesanos aduladores".
               Igualmente se hace eco Primelles de  que Gastón Mora -el  editorialista de “El Mundo”- también dice con frecuencia que si no fuera por la Enmienda Platt estaríamos en el estado deplorable de Méjico, Santo Domingo o Haití. Esto es lo que piensan muchas personas de ideas y sentimientos conservadores y antidemocráticas, indudablemente la mayoría entre las clases altas.”
             Por otra parte, en “El Triunfo” se da la noticia de que Menocal ha comprado, en $45,000, la finca "El Chico", cerca de El Cano, a unos 20 kilómetros al S.O. de La Habana.
             Y Primelles remata su relato de la corrupción política apuntando que “Desde su creación, la Lotería es la principal fuente de los fondos de que dispone el Presidente para la corrupción política y aprovechamientos ilícitos. Esto se hace en dos formas, las colecturías y las botellas. La Ley de Lotería establece que para la distribución y venta de los billetes, el Gobierno nombrará cierto número de "colectors", los cuales tendrán el derecho de comprar los billetes con un 3% de descuento sobre el precio para el público. Pero para darle más valor a las colecturías, se imprime un número de billetes inferior al necesario para satisfacer toda la demanda que existe al precio oficial, con el resultado que el precio a que se venden es superior al oficial, y las ganancias de los colectores mucho mayores que las previstas por la Ley. Las personas favorecidas con un nombramiento de "colector" se limitan a ceder, mediante precio, a las casas que realmente se dedican a la venta de billetes, su derecho a comprárselos al Gobierno, al precio rebajado. La "Botella" o sueldo cobrado como empleado, sin trabajar, se facilita en Lotería porque la Ley establece que de los productos de ésta, podía dedicarse hasta un 12% a personal, y este porcentaje es muy superior al que se necesita para cubrir el trabajo realmente necesario en el Departamento.”
              


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