Detalles Escrito
Por: Rosa Amelia Lay Portuondo
Publicado: 05 Octubre 2019
Tomada de: Opus Habana
Si preguntásemos en una sencilla encuesta cuántas personas son capaces de contestar afirmativamente sobre la existencia del Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao en el siglo XIX, serían muy pocos, sin embargo confiamos que los pedagogos responderían correctamente.
Si preguntásemos en una sencilla encuesta cuántas personas son capaces de contestar afirmativamente sobre la existencia del Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao en el siglo XIX, serían muy pocos, sin embargo confiamos que los pedagogos responderían correctamente.
Ciertamente, es más conocido por el Colegio de Carraguao por haberse establecido allí, en la esquina de Infanta y Estévez, desde el 15 de julio de 1829, donde permaneció 14 años, hasta 1842 en que se traslada para las laderas del Castillo del Príncipe, aunque mantuvo este nombre hasta 1869. A la sazón el Cerro se convertía en asentamiento de familias habaneras adineradas hasta finales del siglo XIX.
El Colegio fue creado con el favor de la licencia que le había sido otorgado por el Obispo Espada a su fundador Don Antonio Casas Remón maestro zaragozano, de ideas progresistas y liberales, establecido en Cuba unos años antes. Su primera incursión en la pedagogía, en esta Isla, fue en la Academia Calasancia de La Habana, donde inicia modificaciones en los planes de estudios que concretaría con mayor profundidad en Carraguao.
Las innovaciones pedagógicas establecidas, la calidad del claustro de profesores y los adelantos docentes de los educandos hicieron que este Colegio estuviese considerado entre los mejores de su época.
Es imprescindible adelantar que entre los profesores estuvo el insigne pensador José de la Luz y Caballero, quien asumió la dirección del Colegio aproximadamente un año después de establecerse en él. No fue gratuita esta concesión, su experiencia y preparación adquirida en el ámbito de la pedagogía en varios países europeos y en los Estados Unidos, le hicieron acreedor de tal confianza y merecido prestigio, en especial por sus conocimientos actualizados acerca del pensamiento filosófico universal. ¿Cuáles fueron esas innovaciones? ¿Cuál fue la trascendencia del Colegio? ¿Quiénes fueron los profesores?
El Colegio se ubicó en la finca del presbítero Manuel de Echevarría de unos 33 acres de área, con suficiente terrenos al aire libre.
Innovaciones
Las transformaciones comenzaron en el propio inmueble de la quinta con nuevos salones, dormitorios y baño con agua corriente. También lo dotó de un moderno gabinete de física y mineralogía, un laboratorio de química y una magnífica biblioteca. Las principales innovaciones pedagógicas aplicadas fueron:
1. Eliminación total del maltrato físico y las vejaciones a los estudiantes, en una época en la que era muy usual el uso de la palmeta y la frase «la letra con sangre entra».
2. Introducción de técnicas pedagógicas muy avanzadas, como estimular las relaciones afecto profesor-alumno, dentro del mayor respeto, a la vez que se eliminaba el distanciamiento y la arrogancia de los profesores hacia los estudiantes.
3. Intransigencia con el desorden y los vicios.
4. Implantación del informe trimestral del «estado moral, intelectual y físico de los alumnos”», a partir de la información que recibía de los profesores. Este informe, aparte de novedoso, tuvo gran aceptación entre los padres.
5. División del plan de estudios en clase preparatoria (primaria) y educación secundaria, anteriormente estaban mezcladas, con el consiguiente conflicto pedagógico en el aprendizaje.
6. Instauración del sistema de pupilaje de forma que los educandos permaneciesen la mayor parte del tiempo en la escuela.
7. Prácticas de ejercicios al aire libre y caminatas en los alrededores del Colegio.
Como director José de la Luz y Caballero, implanta otras modificaciones que complementarían y perfeccionarían aquellas:
1. Implantó el método explicativo en todas las asignaturas; en muy poco tiempo comprobó el progreso y el desarrollo de las habilidades de los alumnos.
2. Introdujo el dictado para mejorar la ortografía y la pronunciación, en este sentido incluyó la composición en lengua española, esta modalidad se aplicó en los principales colegios del país a partir de la experiencia en el Colegio de Carraguao.
3. Inició el estudio de la geografía por la de Cuba, después se continuarían con las de España, Europa, América y el resto del mundo.
En este período Don Pepe como lo llamaba Antonio Casas, trabaja afanosamente para implantar el sistema explicativo en toda la enseñanza cubana, se auxilió para ello de la Sección de Educación de la Sociedad Económica de Amigos del País, por supuesto ocultando sus ideas políticas, precisamente por ellas se supone que abandona la dirección en 1836, compromiso que ocuparía Rafael Navarro de ideas muy diferentes en cuanto a la independencia de Cuba.
Trascendencia del Colegio de Carraguao
Apenas dos años después de su asentamiento en Carraguao el 17 de febrero de 1831, Casas logra del monarca el título de Real Colegio de San Cristóbal de La Habana.
El hecho de que De la Luz y Caballero haya permanecido casi cinco años en el plantel, de por sí solo sería suficiente para justificar la trascendencia de este Colegio, por cuanto aportaron sus innovaciones y su pensamiento, el Tomo V de Historia de la Educación en Cuba, expone: «… el San Cristóbal tuvo una etapa de proyección ideológica muy progresista desde su fundación por Casas, y especialmente de 1833 a 1836 cuando fue dirigido por José de la Luz».
Por las modificaciones en las técnicas pedagógicas y sus magníficos resultados este Colegio marcó pautas para la posteridad, en la educación en Cuba.
.... Una muestra es que en 1834, La Aurora de Matanzas, elogió el método de Luz en el Colegio de Carraguao. Su corresponsal que prefirió mantenerse en el anonimato, práctica de entonces, decía que no había presenciado ninguna cla-se donde no se viese pensar y reflexionar a los niños.
El Diario de La Habana publicaba el 15 de febrero de 1835 «… este es un nuevo triunfo del celo, del método y de la constancia que está en armonía con los demás resultados que ha ofrecido Carraguao, de quien la clase de Filosofía forma sin duda el mejor complemento».
El escritor inglés Richard Maddens, decía del Colegio: «Los hombres más famosos de Cuba en literatura, política y filosofía han salido del Colegio de Carraguao».
La insigne obra renovadora de Casas merece unas líneas firmadas por el destacado alumno y después profesor José Silverio Jorrín: «… Don Antonio Casas y Remón inició por los años 1828 o 29, el cambio radical que sufrió nuestro sistema de enseñanza, pues lo puso al nivel de lo mejor que en Europa se conocía. Después de nacido y sembrado el árbol, cuando ya se engalanaba con vástagos robustos, fue llamado para continuar su cultivo el sabio y evangélico Don José de la Luz y Caballero. Esta última personalidad jamás podrá con justicia separarse de la de su predecesor».
Profesorado y alumnos del Colegio
Los profesores, en su mayoría de ideas liberales, fueron escogidos celosamente por Casas, exigía de ellos honradez inmaculada e ideas de bondad porque los estudiantes necesitaban estar rodeados de un ambiente sano, dado el tiempo que por la condición de interno, permanecían en el Colegio. Procedían en su mayoría de Francia, Inglaterra y España, solo citaremos a tres de ellos, sin orden jerárquico.
• José Luis Casaseca: Químico natural de Salamanca. Tradujo e imprimió en La Habana (1938), el compendio de Lecciones de Química de Gay Luzca.
• Pedro Barbastre: Reconocido literato francés, impartió algunas de las secciones de gramática francesa, latina y griega.
• Carlos Roca: Californiano, ingeniero civil, geólogo y mineralogista. Profesor de Geología; llevó a sus alumnos una magnífica colección de minerales cubanos, colaboró también en la Carta de Vives en el plano de la región oriental.
Entre los cubanos se encontraban, además de:
• José de la Luz y Caballero;
• Felipe Poey: sabio naturalista que impartió también clases de latín y francés.
• José Silverio Jorrín: Quien fue alumno y profesor de Carraguao, impartió varias disciplinas relacionadas con las matemáticas como algebra lineal, geometría, cálculo diferencial e integral;
• José Fornaris: Poeta; y
• Francisco Ruiz: Presbítero profesor también de filosofía.
Entre el personal auxiliar (celadores y criados) no hubo ningún esclavo.
De los alumnos
El mejor exponente de lo anterior es la calidad intelectual, humana y ética de los graduados entre los que aparecen:
• Álvaro Reynoso: Químico y agrónomo notable, alumno de Casaseca, sus textos sobre la caña de azúcar mantienen total vigencia en la actualidad, su obra cumbre, (1862) Ensayo sobre el cultivo de la caña de azúcar.
• Pedro (Perucho) Figueredo: Autor del himno nacional. El periódico español La Voz de Cuba atribuían su patriotismo al hecho de haber estudiado en Carraguao, por supuesto en la forma más insultante posible.
• Francisco Vicente Aguilera: Notable independentista, estuvo entre los organizadores del levantamiento del 10 de Octubre de 1868.
• Francisco Calcagno: Autor del Diccionario Biográfico Cubano.
Otros:
• José Imberno y Navarro;
• Hermanos Vallín;
• Hermanos Guiteras (matanceros);
• Hermanos Aldama;
• José María, Francisco y Juan Bruno Zayas;
• José Gener y Puñales, entre otros.
Aunque la educación impartida en Carraguao no tenía intenciones políticas, la generación formada en él sí vislumbraba, de manera diferente a los estudiantes de otros planteles similares, la situación política en la que se hallaba Cuba, dada por la educación recibida de sus profesores de ideas liberales, encabezada por su fundador Antonio Casas, situación acentuada cuando fue el Colegio fue dirigido por José de La Luz y Caballero.
Es insoslayable tomar en cuenta la etapa socio política de Cuba en la primera mitad del siglo XIX, una parte sobresaliente de la intelectualidad nacional pugnaba y estaba vinculada con el desarrollo del país, y la pedagogía era una vía para lograr la consolidación de la identidad nacional, en Carraguao felizmente encontró el terreno adecuado para cultivarlo.
Epílogo
El texto básico para este trabajo ha sido la Biografía del Colegio San Cristóbal de La Habana, de la Dra. Hortensia Pichardo; según especialistas en la mate-ria este es el estudio sobre la escuela privada del siglo XIX, más profundo reali-zado, de ahí que muchos títulos que traten este período de la Historia de Cuba o la Pedagogía en Cuba lo citen forzosamente y elogien la profesionalidad de la autora.
Dos singulares opiniones por la valía de sus autores:
«...Los institutos del Pbro. D. Benito Ortigueira y el Calazancio, y mas adelante los colegios de Buena Vista y Carraguao, se encontraban a la altura de los mejores de Europa. Las necesidades sociales reclamaban esos planteles de útiles enseñanzas, en donde se preparasen los hombres para la vida social, en donde se preparasen los hombres para la vía social, en donde se enderezasen los estudios teóricos a ser un instrumento puesto en ejecución en la vida de los pueblos, en donde no fuese el latín el non plus ultra del saber elemental».1
«Su tesis para el grado de Pedagogía, sobre el Colegio San Cristóbal o Carraguao es una feliz reconstrucción de un gran capítulo de la biografía de nuestra cultura...»2
Hasta aquí, han quedado expuestos, los aspectos fundamentales de la trascendencia de este Colegio que sentó pautas pedagógicas para otros planteles en La Habana y otras provincias cubanas, entonces ¿por qué ese lamentable olvido?; ¿qué lo justifica? Esta generación y las futuras no deben seguir siendo víctimas de esta penosa omisión histórica.
Soy optimista, por eso confío que este trabajo y otros relacionados con el rescate de la memoria histórica del Cerro, en conjunto con las autoridades culturales y pedagógicas saquen a la luz otros valiosos e imprescindibles escenarios de este municipio que ya cuenta con 429 años de historia.
El testimonio gráfico explica por sí mismo la ubicación del Colegio de Carraguao en el siglo XIX y las edificaciones actuales en ese mismo lugar, donde, reitero, no existe ni la más mínima piedra que lo recuerde.
Arriba: Carraguao 1841. Plano topográfico de los barrios extramuros de la ciudad diseñado por Rafel Rodíguez. Se resalta en el recuadro la ubicación del Colegio de Carraguao. Debajo: Colegio de San Cristóbal de La Habana o de Carraguao.
Lic.Rosa Amelia Lay Portuondo
Profesora de la facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana
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1 Tomado de: Apuntes para la historia de letras y de la Instrucción pública de la Isla de Cuba por Antonio Bachiller y Morales Tomo I, p. 28 (ed. digital fotocopia), Habana Imprenta de P. Massana *Calle de O'Reilly Número 110. 18592 Don Fernando Ortiz. En Revista Bimestre Cubana vol. LXVIII, no. 1, 2, y 3. La Habana, julio-diciembre, 1951.
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