En septiembre de 1899, producto de una gestión personal de Tomás Estrada Palma, quien se
encontraba en Nueva York, el joven se trasladó a esa ciudad para matricular en la Escuela
Superior de Ithaca, que dirigía el señor F. D. Boyuton. Fue necesario que empezase en la
enseñanza media (High School), pues al parecer no había recibido buena preparación en sus
años anteriores.
Materias como álgebra avanzada, geometría, trigonometría e idioma francés resultaron
materias difíciles de rebasar por el muchacho; particularmente la primera, pues como él mismo
reconoce, hasta ese momento «no había hecho tanto en Álgebra».5
Allí permaneció por
espacio de dos años aproximadamente y, poco después, ingresó en la llamada Universidad de
Cornell, en la cual cursó sus estudios como ingeniero.
Todo el importe por concepto de vestimenta, comida y hasta de una mesada fue abonado por
Tomás Estrada Palma como tutor del muchacho. Ya «Tomasito» había dado testimonio de cuál
sería su actitud para con éste, en confesión al general Lacret Morlot, poco después de hacerse
cargo de su tutela: «Yo he pensado como Ud., que la circunstancia de no ser Antonio hijo
legítimo del General no es motivo de ningún modo, para que dejemos de prestarle toda la
ayuda posible de igual manera que lo haría su padre, estando vivo».6
¿OTROS MACEOS?
En vida del general Antonio Maceo, y hasta después de su muerte, no faltaron episodios
reportados de individuos que se autotitularon hijos suyos. Tales son los casos, poco antes de
finalizar el siglo XIX, de un tal Santiago, en el estado norteamericano de Minnesota, y de
Ramón Ahumada, que unas veces se decía hijo de Antonio, y otras, de su hermano José.
En época del presidente cubano Federico Laredo Brú (1936-40), alzó su voz en reclamo de
ese título el general hondureño Gregorio Bustamante Maceo, autor del folleto publicado en
1938 Biografía de los Maceo (héroes cubanos) , en el que «demostraba» su descendencia
maceísta.
Bustamante hizo varias gestiones para visitar Cuba y establecer contacto con sus familiares.
Mientras la hermana del general Maceo, Dominga, sí lo aceptó como un familiar, Antonio
Maceo Maryatt «negó todo parentesco entre los dos, y con su primo hermano, el médico y
doctor José Maceo, hijo del general José Maceo».7
Lo cierto es que Bustamante mantuvo desde entonces correspondencia con algunos de los
Maceo de Cuba, quienes lo reconocerían como uno de ellos.
En 1950 la revista Bohemia publicó un artículo que abriría un capítulo en el estudio de la
veracidad o no de los planteamientos de ese hondureño. 8
Su
visita a la Isla en 1951 provocó que rigurosos historiadores se dieran a la tarea de desmentirlo,
manifestándose en este sentido la Academia de la Historia y la Sociedad Cubana de Estudios
Históricos e Internacionales.
Todos estos supuestos hijos suyos, más que herencia material o algún tipo de
posicionamiento, anhelaban el reconocimiento público que los acreditara como descendientes
directos del general Antonio. Pertenecer a la estirpe de los Maceo, vigorosos gladiadores de
esos tiempos, representaba seguramente su objetivo vital.
VIDA REPUBLICANA
En abril de 1902, Tomás Estrada Palma, a la sazón electo presidente de la República naciente
en Cuba, emprendió su viaje de regreso a la patria después de más de dos décadas de
ausencia. Se había escogido el día 20 de mayo para su toma de posesión.
4 / 7El hijo de Antonio Maceo
Escrito por Mario Cremata Ferrán
Jueves, 14 de Septiembre de 2006 17:00
El célebre periodista Manuel Márquez Sterling, desde las páginas de El Fígaro, dio a conocer
poco antes de la inauguración de la era republicana para sus fieles lectores: «Estrada Palma
ha sido el educador del hijo de Antonio Maceo, un gallardo joven que parece llamado a
perpetuar la fortaleza de su familia heroica. Se dijo que el señor Estrada Palma traería con él al
joven Maceo –como quien trae una enseña revolucionaria– mas, al fin, háse confirmado la
noticia en contrario, esto es, la que nos enteraba de que el hijo del Mártir continuaría en los
Estados Unidos hasta terminar sus estudios. Pero él vendrá a Cuba, tarde o temprano, y
visitará el campo en donde palpita la gloria de su padre».
9
Dos años después, El Mundo comentaba la presencia del joven Maceo en la capital cubana,
además de caracterizarlo: «El hijo del inmortal Antonio Maceo se encuentra en La Habana
desde hace días y ha honrado nuestra redacción con su interesante visita. Alto, bien plantado,
de simpática figura y rostro bondadoso e inteligente, lleva en la mirada algo de la mirada de su
glorioso padre, como sello de la inmortalidad de su nombre. ¡Antonio Maceo!»
10
Antonio Maceo Maryatt permaneció en Cornell hasta terminar su carrera de ingeniero. En
dicha universidad contrajo matrimonio con la señorita Alicia Mackle. Como único descendiente
del protagonista de la histórica protesta en Mangos de Baraguá, el joven fue varias veces
cuestionado por insidiosos que sólo consiguieron irrespetar la memoria del héroe. Se puso «en
tela de juicio lo que por discreción, delicadeza y respeto a la memoria de su padre, jamás debió
haberse discutido».11
Cuando en cierta ocasión el albacea histórico de Maceo, el catalán José Miró Argenter, lo tuvo
delante, lo estrechó entre sus brazos y se le oyó exclamar: «¡Eres el vivo retrato de tu padre!»
Su benefactor, el patriota Tomás Estrada Palma, que lo adoptó y quiso como a un hijo, fue
quien hizo que viniera a Cuba con su esposa Alicia para emprender una nueva vida.
El reconocido periodista Ramón Vasconcelos Maragliano, que pudo contarse entre los amigos
de Antoñico a lo largo de su vida, lo describe en esos primeros momentos en Cuba,
familiarizado «con las costumbres y el idioma del Norte, parecía un yanqui, por sus trajes
holgados, su paso militar, su acento un poco trabajoso de extranjero aclimatado y su dominio
de las efusiones, tan indomeñables en el cubano genuino».
No parecía haber heredado los arrestos del padre y la osadía incluso para enfrentar la vida
cotidiana. En términos algo anecdóticos, el propio Vasconcelos relata que, tiempo después, vio
un día a Maceo Maryatt ya olvidado por aquellos que antes, en nombre del padre, le tendieron
la mano. Ante una situación tan desoladora, el periodista se atrevió a sugerirle que era hora de
que hiciese algo para que le tomaran en cuenta. Por ese entonces, el ingeniero se encontraba
cesante de un puestecito temporal que tenía en la Secretaría de Obras Públicas, el que
representaba por demás, su única fuente de ingresos.
Con el mandato presidencial de Mario García Menocal (1913-21), le fue solicitado a éste un
crédito con la finalidad de «comprarle las casas de dos plantas de la calle Manrique, para que
viviera en una y alquilara el resto».
Maceo Maryatt las recibió en calidad de usufructo con la consiguiente negativa de poderlas
ceder, vender o hipotecar. Allí nació su hijo –tercer Antonio de la dinastía– que más tarde se
haría médico. Ya avanzada la República, éste ocupó el cargo de subsecretario (viceministro)
de Salubridad en el gobierno de Carlos Prío Socarrás (1948-52). Antonio Maceo Mackle fue un
reconocido cirujano y tuvo como esposa a la señora Angelina Masqué. Ambos tendrían un
único hijo, el cuarto Antonio Maceo de nuestra historia.
5 / 7El hijo de Antonio Maceo
Escrito por Mario Cremata Ferrán
Jueves, 14 de Septiembre de 2006 17:00
La noche del jueves 4 de diciembre de 1952 falleció Antonio Maceo Maryatt en la Clínica
Finlay, del Hospital Militar de Columbia, ubicado en la zona capitalina de Marianao. Allí había
permanecido ingresado cerca de un año.
Fue velado en el apartamento (D) de la Funeraria Caballero, que estaba situada en la céntrica
esquina de 23 y M, en El Vedado. Su entierro se dispuso para las cinco de la tarde del día
siguiente y sus restos mortales fueron inhumados en el panteón de los veteranos de la
Necrópolis de Colón.
Varias de las publicaciones de la época –como Alerta y El Mundo– reseñaron este
acontecimiento y lo ubicaron, incluso, en primera plana. Gracias a referencias de este tipo se
conoce de la presencia de personalidades, instituciones y organizaciones de la Cuba de
entonces en el entierro de Maceo Maryatt.
Al señor Amallo Fiallo correspondió la despedida del duelo, a nombre de los familiares.
«Descanse en paz quien supo honrar la alcurnia patria, con una vida ejemplar de ciudadano»,1
2
fueron sus sentidas palabras finales.
Años después, los restos de Antonio Maceo Maryatt fueron exhumados y trasladados a una
vieja bóveda del Cementerio de Colón que era propiedad del suegro de su hijo, el Dr. José
María Masqué, donde todavía reposan.
Con su muerte se cerraba un capítulo poco difundido y acaso controvertido en la vida de su
padre, Antonio Maceo Grajales. Por varios años, Cuba acogió hasta su muerte al descendiente
directo de este gran guerrero y político. Incluso, pese a las circunstancias epocales, los más
cercanos amigos del Titán de Bronce siempre comprendieron que debían considerar a su hijo.
Se trataba de un compromiso mayor por encima de convencionalismos y valores morales. Todo
indica que así lo asumieron.
9 Manuel Márquez Sterling: «El hijo de Antonio Maceo», El Fígaro. Revista universal ilustrada,
La Habana, año XVIII, No. 14, 13 de abril de 1902, p. 157.
10 «El hijo de Maceo», El Mundo Ilustrado. Edición dominical de El Mundo, La Habana, No. 6,
26 de junio de 1904, p. 50.
11 Ramón Vasconcelos: «Antoñico», Alerta. Diario independiente, La Habana, segunda
edición, año XVII, No. 287, 5 de diciembre de 1952, p. [1] (Las citas posteriores sin enumerar
pertenecen a este mismo artículo.)
12 Véase la edición correspondiente al 6 de diciembre de 1952 del periódico El Mundo, que
comentó lo relativo al cortejo fúnebre de Antonio Maceo Maryatt.
Tomado de
Opus Habana
, Vol. IX, Núm 2, año 2005
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