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miércoles, 15 de marzo de 2017

Pedro Antonio Briceño Ponte, Pandemonio

 Comentario por;
 René León


  Nos encontramos ante un libro muy original por la narrativa, si se puede llamar así. El autor nos va describiendo una época ya pasada del desarrollo económico industrial petrolero en la Venezuela de hace unos años, pues ahora un país que fue tan rico, por la estupidez de los gobiernos que en estos años han pasado y están en el país, la han ido destruyendo. En sus 90 páginas que son la que forma la obra, el autor hace gala de su dominio idiomático sin llegar a la ostentación nos presenta en forma sencilla y elegante la exuberancia de su pensamiento descriptico de ese mundo infernal.
  Tiene un estilo muy interesante y costumbrista, excelente, que nos recuerda a otros escritores hispanos entre ellos al desaparecido Reinaldo Arenas, en algún de sus novelas, pero él no llega al estilo barroco.
  El autor nos va introduciendo al través de sus capítulos en un mundo lleno se puede decir de vivencias, quizás de recuerdos de su infancia o juventud, donde proliferan las anécdotas, las citas y las expresiones que exponen sin afectación la forma natural, pero nunca rebuscada, de la erudición del autor. W. Somerset Maugham, en Cosmopolitas, Edit. Porrúa, S.A. México, 1988, dice: “El escritor tiene en sí el imperativo de crear, pero además tiene el deseo de presentar al lector el resultado de su trabajo y la legítima aspiración –que no concierne al lector- de ganar su pan”.
  La trama entremezcla la vida miserable, llena de privaciones, de sus habitantes, de una isla caribeña de su país. Destinada a albergar a enfermos del mal de “Hansen”, cuyo único futuro es morir a pedazos en la acepción exacta de la palabra, con la de los personajes que el autor nos va presentando con habilidad y soltura, brindándonos un panorama abierto de la vida de la isla “Pandemonio”. También para completar el argumento aparecen “Tuculpita”, con sus lacras y sus virtudes, muy pocas por cierto, y los “gringos” y los europeos que vienen a explotar la abundancia de petróleo en el subsuelo.
  La novela en si expone las calamidades de la injerencia extranjera que perturba la quietud maléfica del medio ambiente; la historia de las familias que se desenvuelven más o menos en el argumento con sus lacras y virtudes que vienen enlazadas a la incultura y la pobreza.
  El libro está cuajado de frases felices como “se sentía como sí “Pandemonio” estuviera más cerca del infierno o del mismo centro de la tierra que cualquier otro lugar en el “Universo” o ésta “de noche las torres de perforación parecían arbolitos de Navidad sobre el mar, tan inofensivos lucían sobre el lago, pero por debajo lo disfrazaban de luto con ese veneno negro”.
  En realidad el autor en algunos aspectos deja una interrogante abierta a la curiosidad del lector. La Venezuela de hoy es un desastre como país. Para cualquier autor le es difícil describirla.  Pedro Briceño es venezolano, nacido en Caracas. Tal vez él vivió de lejos o quizás demasiado cerca lo que nos narra sobre la historia del oro negro en su país y del antes bello lago de Maracaibo, motivo de inspiración y de descripción en su novela. Lo felicitamos de corazón y le auguramos  un éxito en su novela.

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