Desde su afiliación a la historiografía positivista -en donde, salvando las diferencias individuales de enfoque, se encuentra en la buena compañía, entre otros, de Ramiro Guerra, Edilberto Marbán, Herminio Portell Vilá y Néstor Carbonell Rivero, el Profesor y Académico de la Historia de Cuba Dr. René León se apoya para este estudio sobre Washington Irving en una investigación documental selectiva y en una exposición fáctica apegada al modelo metodológico preconizado por Leopold von Ranke -el fundador de la historiografía contemporánea-.
Como primicia de su publicación, tengo sobre la mesa de trabajo el personalísimo y bien documentado análisis hecho por el Prof. René León de la vida andariega y el tesón investigador de leyendas y mitos exóticos tanto en tierras propias como en lejanas y extrañas, de quien fue incisivo analista y perceptor intuitivo de los estados de ánimo y motivaciones que movieron a los personajes de épocas pretéritas a fin de actuar como lo hicieron y no de otra manera.
Lo que Stefan Zweig hizo más tarde, en el siglo XX, con el cuidadoso retrato psicológico de los personajes y las sociedades que trasladó a sus obras, mitad reconstrucción histórica de las circunstancias circundantes y mitad introspección en la conducta de sus protagonistas, a su vez unos reales y otros imaginarios (de los que no hay prueba de que existieran pero que muy bien pudieron existir), lo hizo en el siglo XIX Washington lrving, al combinar el rigor en la exposición de hechos previamente investigados y contrastados con un estilo narrativo diseñado para mantener al lector cautivo.
Un aspecto particularmente llamativo del estudio del Prof. León es que señala, con gran lucidez y agudeza analítica , los aportes originales hechos por Irving al maridaje de la narrativa histórica y la narrativa de ficción en la joven Unión norteamericana: nos indica que es el "primer escritor estadounidense que alcanzó renombre internacional.. .fue el creador del estilo coloquial que después fue utilizado por otros escritores estadounidenses con tanto éxito. Cada día su técnica de descripción, y uso de las costumbres, se van superando. Ya no es sólo un novelista, es también un historiador , que mezcla costumbres e historia a la vez". ¿No resulta entonces inevitable encontrar en la obra y el estilo de Irving las bases para los libros mitad crónicas de la vida real y mitad fabulaciones salidos del magín de Sarnuel Longhorne Clernens (Mark Twain) durante el último tercio del siglo XIX?
Ya en el título de su ensayo en forma de opúsculo, León califica a Irving corno historiador romántico, acertada categorización que no es advertida por todos los estudiosos del autor de los Cuentos de la Alharnbra, y que es singularmente justa porque Irving en verdad realizaba interpretaciones subjetivas del pasado, viendo los acontecimientos de épocas remotas a través de los ojos con que él imaginaba los veían quienes habían sido sus protagonistas, sacando las conclusiones morales propias no de las épocas pretéritas sino concordantes con los cánones éticos coetáneos, dándole una continuidad subyacente al progreso de la humanidad, al menos en Norteamérica y en Europa Occidental, donde se hallaban los depósitos de la cultura de su tiempo.
La añadidura de marcos naturales llenos de pintorequismo subyuga la atención de los lectores, y la exposición de las impresiones y juicios que Irving entiende, por razonamiento inductivo, que existieron en la mente de Cristóbal Colón, por ejemplo durante sus viajes de Descubrimiento y Colonización, aporta un intento de comprensión por el estudioso neoyorkino de los patrones de conducta del Almirante de la Mar Oceana y por qué los derroteros de su periplo fueron los que fueron.
Es paradigmática, en la apreciación de la coincidencia de gustos de los paisajistas, viajeros y cronistas de la época, comprobar, tal como apunta León citando a Blasina Campuzano, la "predilección por el folklore, las leyendas y tradiciones que subyacen en la cultura popular", que compartían Cecilia Bóhl de Faber y Washington Irving.
El Prof. León rescata la figura de Washington Irving del arcón de los creadores pioneros en la configuración en la Literatura del rostro nacional de los EE.UU., y realza el papel fundador que José Martí le había atribuido en su crónica de 1 de mayo de 1883 en el periódico porteño LA NACIÓN.
El citado Académico pondera la precedencia absoluta de la obra de este escritor en la Historia de la Literatura norteamericana en los campos del humorismo, la narrativa corta, y el relato histórico y biográfico para su lectura como esparcimiento además de como objeto de conocimiento.
Del renombre internacional alcanzado ya en vida por Washington Irving da cumplida cuenta el Prof. León. Al banquete homenaje del que este historiador habla en la página 14 de su monografía asistió, entre los mentados trescientos comensales, el estadista sudamericano Francisco de Paula Santander, entonces recién proclamado Presidente de Nueva Granada (Colombia), quien dejó la siguiente constancia del acontecimiento en su Diario, transcrito, anotado y comentado por Rafael Martínez Briceño y publicado por el Banco de la República de Colombia en 1963.
[Todos los días corresponden a mayo de 1832]: 23, miércoles: Fui a visitar las prisiones nuevas de Long lsland pertenecientes a la ciudad, el hospicio que contiene mil setecientas personas enfermas; de ambos sexos, la sala de partos de mujeres pobres, la escuela de muchachas pobres, el asilo de locos, etc. Todo me ha parecido excelente. Conocí hoy al célebre escritor americano Washington Irving. 30-Miércoles: Asistí al convite público dado al célebre escritor Washington Irving.
También Charlotte A. Pearce -en su estudio sobre Longfellow e Hispanoamérica, obrante en el tomo XXXIX, núm. 1 (1974), del Thesaurus de la Biblioteca Houghton y de Longfellow House- recuerda la contribución e influencia de Irving respecto de la obra de otros escritores contemporáneos, al comentar que "William Prescott escribió dos historias de países hispanoamericanos, y compartía su entusiasmo para el proyecto con su amigo Longfellow. El interés de éste en el trabajo de aquél aumentó cuando Washington Irving, el dechado literario de Longfellow, le entregó a Prescott la materia acumulada en sus investigaciones sobre los países hispanoamericanos".
Merece reconocimiento este nuevo logro del Prof. León al poner de relieve en la palestra histórica los aspectos biográficos y literarios generalmente menos recordados de la figura de Washington Irving, un escritor multifacético e iniciador de géneros y estilos hasta entonces no cultivados en la Literatura tanto de temas de ficción como de la realidad, en la Unión federal norteamericana.
©Roberto Soto Santana, de la Academia de la Historia de Cuba
No hay comentarios:
Publicar un comentario