Rowland J.
Bosch
Los niños
prodigios en el campo del canto y de la música han asombrado con su talento
gracias al don conferido. En el canto clásico han sobresalido algunos artistas
infantiles que han enorgullecido a los pueblos en que han nacido. Tenemos por
ejemplo a Joselito en España, cantor y actor quien por varios años asombró al
mundo y muy en especial a sus coterráneos. Recuerdo a Juan Costa Marcote quien
fue su representante en Cuba y de la compañía cinematográfica “Cifessa” hasta
el advenimiento del castrato en Cuba. A Robertino que enorgulleció a los
italianos especialmente con su interpretación de canciones napolitanas, Italia
es un país donde el ver a sus hijos llegar a ser cantante lírico es un sueño de
muchos padres. Lamentablemente esas voces infantiles se pierden al arribar a la
adultez. Esto ocurre casi siempre en el
género masculino, ese fue el caso de Bobby Breen, quien asombró al mundo con su
rostro angelical y como actor y cantante lírico en su infancia.
Bobby Breen
protagonizó una docena de películas. Comenzó su carrera artística a los 8 años
de edad cuando hizo su debut cinematográfico con dos cintas en 1936. Breen
había nacido en 1928 en Quebec en la provincia francesa canadiense. Estas
películas fueron “Let’s Sing Again” (Volvamos a cantar) y “Rainbow on the
River” (Arcoiris sobre el río), rodadas por la compañía RKO y estrenada con la
colaboración de la actriz de color May Robeson (Aunt Jemina) y el italiano
Henry Armetto.
Aparte de
ser un buen actor Breen poesía una voz infantil pero con matices operísticos
que encantaba al público de aquella época. Su técnica era impecable. Su hermana
mayor Sally Breen le educó su voz y le enseño música y fue al mismo tiempo su
“coach”. Todo esto le permitió entonar con facilidad arias de ópera como “La
donna e Mobile” de Rigoletto de Verdi y piezas clásicas como el “Ave María” de
Schubert. En 1938 protagoniza “Make a Wish” (Haz un deseo) y “Hawaii calls” con
Ned Sparks, Basil Rathbone y Pua Lani, auspiciado por el famoso cómico Eddy
Cantor.
Por esta
época sobresalía otra actriz infantil Shirley Temple pero Breen poseía una voz
maravillosa en lo que opacaba a la niña artista. En 1939 actúo en “Fisherman
Wharf” y “Way Down South” con un argumento de la época anterior de la guerra
civil en la Lousiana con un elenco escogido: Alan Mowbray y Ralph Morgan.
En 1941
desafortunadamente Estados Unidos se vio
en la necesidad de entrar en guerra con los países del Eje y Bobby como muchos
otros artistas fue escogido para ser enviado al frente de guerra para
entretener a los soldados. Tenía entonces apenas 13 años. Bobby Green actuó con
la alemana nacionalizada estadounidense Marlene Dietrich. En Chile al cantante
y actor Arturo Catica lo comparaban en su patria con Breen y le llamaban el
“Bobby Green Chileno”.
Al terminar
la guerra regresó del frente de guerra. Tenía entonces 17 años de edad. Al
crecer hacia la adultez su voz cambió. Ya no era el (tenor-soprano) de la
niñez, había perdido por completo los
maravillosos y melosos agudos que lo caracterizaban.
Buscó el
apoyo de su compatriota canadiense entonces en boga, la excelente cantante
Diana Durbin, pero precisamente lo que lo hacía insustituible había
desaparecido: su voz. Por aquellos tiempos consiguió un contrato en La Habana
para cantar en el teatro Alkazar. Proyectaban 2 películas de su época de oro y
la actuación personal del cantante que fue un fracaso absoluto.
Como conocía
y dominaba música se integró como director de una banda de baile británica (los
Beatles) pero jamás superó la pérdida de su voz. Murió triste y olvidado en
1995 a los 67 años de edad. Sin embargo ahí han quedado como imborrable
recuerdo aquellas cintas cinematográficas que asombraron y admiraron los
públicos de todo el mundo.
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