Tomás Carlyle
“El don más precioso que puede el cielo otorgar a la tierra, un hombre de genio, como se le llama, el alma de un hombre que Dios nos envía como mensajera suya, esto solemos mirarlo como cosa de juego, como un brillante y efímero fuego de artificios que seduce un rato nuestra vista, y luego miramos indiferentes cómo el viento esparce sus cenizas.”
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