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domingo, 1 de febrero de 2015

Esculturas de Carácter Alegórico: las estatuas del Capitolio Nacional y la del Alma Mater de Cuba

Estatua del Capitolio Nacional de Cuba
René  León

  Las estatuas  mencionadas son una representación del espíritu clásico de la Cuba del ayer. Como dice el historiador Mario Cremata Ferrán en su ensayo, Dos rostros, dos estatuas habaneras, “ A la luz del presente, acaso resultaría una perogrullada señalar que los años 20 del pasado siglo fueron pródigos en muchos aspectos, como precarios en otros’…contara con iconos que, devenidos símbolos, proyecten la imagen de Cuba más allá de sus fronteras y allende los mares del Caribe”.
  El doctor Carlos Miguel de Céspedes, secretario que era de Obras Públicas del gobierno del general Gerardo Machado, invita a La Habana al celebre escultor italiano Angelo Zanelli, que gozaba de gran fama, por las obras que había realizado, entre ellas el célebre Friso del Altar de la Patria que forma parte del monumento del Rey Victor Manuel II en Roma.


  De las estatuas del Capitolio Nacional, una representaba a la República, fundida en bronce y dorada electrolíticamente, mostraba la lanza y el brazo,  y se elevaba a una altura de 14.60 m. Su peso era de 30 toneladas. Su pedestal era de ónix. Se encuentra ubicada esta estatua de la República en el Salón de los Pasos Perdidos de ese edificio donde radicaron durante tres décadas la Cámara de Representantes y el Senado de la Isla , y a corta distancia del diamante que señala el kilómetro cero de las carreteras del país. En la estatua de la República está representada una mujer joven, de pie, revestida de una túnica, y lleva casco, escudo y lanza.
  Con vistas a la estatua, el escultor Zanelli había quedado impresionado por la belleza de las mujeres cubanas. Pero lo principal era encontrar la modelo y la figura para la estatua que él iba a cincelar. Desde un principio se había inspirado en Atenea, la diosa griega de la sabiduría y la guerra, pero tenía que tener la figura y el rostro de la mujer cubana. Según los historiadores de la época, encontró una mulata habanera de bonita figura llamada Lily Valty, que más tarde sería su esposa. Un amigo del escultor Stefano Calcavecchia Rabonni le presentó a su esposa, Elena de Cárdenas Echarte, la cual tenía el rostro que él buscaba: una criolla cuyas facciones coincidían con su ideal de escultor. Y de ellas dos hizo planos y figuras en miniatura.
  De las otras dos estatuas que están de pie, la masculina simboliza El progreso de la actividad humana, y la femenina, La virtud tutelar del pueblo.
  Las estatuas llegarían a La Habana en grandes embalajes traídos desde Italia, se ensamblaron y se prepararon para la inauguración del Capitolio, el 20 de mayo de 1929.

 
Estatua del Alma Mater


   La estatua fue obra del escultor checo radicado en La Habana, Mario Joseph Korbel, de origen judío. Se propuso realizar la estatua del Alma Mater que sería colocada en la Colina  Universitaria. Era una figura de bronce, de tamaño normal, sobre un gran bloque de mármol blanco, que representaba una figura desnuda de mujer, de mármol, con una lira en el brazo izquierdo símbolo de “la inspiración poética”. La estatua fue fundida en bronce por la compañía Roman Bronze Works, Inc, de Nueva York, y emplazada entre julio de 1919 y junio de 1920 en un terreno rústico; al construirse la escalinata en 1927, la estatua quedó en el centro de ella. La figura alegórica representa una joven vestida con amplia túnica de mangas largas, la cabeza descubierta y los brazos extendidos hacia los lados y las manos abiertas en actitud de bienvenida. El costo de la obra fue de 14.684 pesos.


Significado de Alma Mater.
  Procedente de la locución latina alma Mater, que significa literalmente madre nutricia (que alimenta), que se usa para referirse metafóricamente a una universidad, aludiendo a su función proveedora de alimento intelectual. (Según el Diccionario de la real Academia Española).
  Según el historiador Cremata Ferrán, en su ensayo: “El tiempo apremiaba, y para poder comenzar su obra era imprescindible contar con el rostro indicado: un perfil que se adecuara a la función de sumar, de abrazar, de recibir, de fomentar la avidez por el conocimiento, dado que la locución latina Alma Mater se aplica a las universitarias, al tener la Madre Nutricia la misión de inculcar los saberes, cultura y espíritu”.
   El escultor Korbel necesitaba la inspiración para crear el rostro de la estatua. Utilizó como modelo para la cabeza y el rostro a la señorita Feliciana Villalón y Wilson que contaba en ese entonces con 16 años, y la figura del cuerpo de una mujer criolla mestiza cuyo nombre y edad se ignoran.
  Cremata Ferrán dice: “En verdad, a Korbel le habían hablado con particular insistencia de Carmen, la menor de las hijas del veterano caudillo [José Ramón Villalón]. Sin  embargo, cuando se presentó por fin en la casona de la calle Quinta entre C y D, en El Vedado, anhelando reunirse con ella, sucedió lo inesperado: al serles presentadas las otras dos hermanas, el escultor  experimenta un fuerte deslumbramiento por Feliciana, y abandona la propuesta inicial, porque consideraba que el rostro de esta última era más maternal. La joven había nacido el 15 de febrero de 1903, y para esa fecha solo tenía 16 años”. El periodista y crítico de arte François G. Cisneros (nom de plume que utilizaba Francisco García de Cisneros), testigo del trabajo de Korbel, escribe una crónica periodística en la cual decía: “una mestiza le ofrece sus senos rígidos, colombinos; una damita de gran mundo su cuello ebúrneo como una columna de Paros; una colegiala su cabeza criolla, morena; porque la Minerva de Korbel será tropical de bronce antiguo, cubierta de un estrato de oro veneciano; y en vez de los ojos azules de la diosa helénica, tendrá los ojos de topacio de la bruna beldad ardiente del mar Caribe”.
  Se han tejido diferentes historias acerca de la hermosa mestiza. Unos dicen que fue la inspiración de la canción de Manuel Corona, “Longina”, otros dicen que fue “La Macorina” pero en realidad son solo historias que se tejen, de las cuales no hay prueba.
  Pero lo que sí se puede decir es que ambas estatuas son una muestra de dos escultores extranjeros que vieron en las jóvenes cubanas su belleza y donaire, y en las otras modelos su cuerpo y su belleza natural.


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