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Pedro Briceno
Don Recio publicaba en El Mocho Ilustrado cualquier cosa
que tuviera algo de interés y lo acomodaba si había que hacerle unos arreglos a
su gusto y moralidad. La gente le daba chismes, historietas, cuentos, fábulas y
cartas sin sobres que llegaron después que pusieron a Tuculpita en el mapa. Una
de esas cartas es la de Juanito Tucupé que se había ido al Norte a aprender
inglés y para nunca regresar.
El Norte, un día más frío que otros.
Querida abuelita donde quiera que te
encuentres:
Perdona
que no te haya escrito en los últimos años, pero es que la vida por aquí en el
Norte es un trajín, no hay tiempo para nada. Te puedo contar lo que hago en
diez palabras, "de la casa al trabajo del trabajo a la casa", esa es
mi vida, si se le puede llamar así. Te puedo decir por experiencia propia que
no creas que todo lo que leías en las revistas faranduleras es verdad acerca de
este lugar tan lejano. Sí es verdad que se puede hacer de todo, pero hay que
trabajar más que el burro del platanero. Yo he aprendido mucho, tú estarías muy
orgullosa. No soy el chico flojo que tú
conociste, uno no se puede dar ese lujo por acá, hay que doblar el espinazo. Te
acuerdas de ese dicho que dice: "nadie es profeta en su tierra".
Bueno así me pasa, allá en el pueblo no es que era sinvergüenza sino que como
los tenía a todos ustedes y a mi gente; uno sabe que puede contar con fulanito
en caso de falta de centavos o de comida. Para eso uno tiene compadres y hay
donde pasar la borrachera. Pero por aquí es más difícil que matar un burro a pellizcos. Cada quién está en lo
suyo, bien independientes. Entonces como te darás cuenta tengo que arreglármelas
como pueda por mi cuenta, y a trabajar todo el día porque no tengo donde caerme
muerto ni quien me entierre.
Como
te contaré hay muchas conceptos falsos acerca de este lugar polar y es polar
por el frío endemoniado que le penetra a uno hasta los huesos. Para empezar, no es un país que
está en una perdición, más bien el que estaba perdido era Cristóbal Colón, pero
esa es otra historia que cuando tenga más tiempo te la cuento, que por cierto
la leí, después crees que estoy inventando cosas. Te recuerdas cuando me decías
que tuviera cuidado con las prostitutas, bueno, estabas equivocada o la sordez
te hacía oír todo distorsionado. No es un país de prostitutas, sino de
protestantes. Claro, todavía no he aprendido tanto inglés y no sé ni entiendo
de qué tanto protestan. Hay más iglesias que bares y más pizza que yuca. Si
comparamos este congelador con el pueblo esto es el purito cielo como diría las
comadres en las reuniones de la tarde en la plaza donde se reunían todas
ustedes a arreglar la situación geográfica, política y astronómica del pueblo,
del país y del mundo. Me las imagino allá en el cielo con San Pedro en la
puerta, discutiendo quién entra y quién no.
Imagínate,
para que tú veas, todo el mundo tiene derecho a algo, no importa de qué tamaño
seas, ni de qué peso, ni de qué tono de piel. Hasta los que son medio raros
como el hijo del panadero que era medio amanerado tiene derecho a protestar.
Aquí hay para todo el mundo. No es como decía la gente, que los americanos son
todos iguales, que parecen todos como los chinos porque todos tienen trabajo,
todos tienen casa con jardín, y compran carro sin dinero. Hay unos que tienen
para regalar y otros que están más perdidos que el hijo de Lindbergh.
Una
mala manía que tiene el gobierno de por aquí es el de ponerlo a uno en
diferentes castas, como lo hacía el compadre con los toros para la corrida.
Mira no más que a mí me pusieron en el grupo de los hispanos, no sé si es
porque hablo español o soy descendiente
de andaluces. Lo cual ni es verdad ni es completamente mentira. Yo sé que a ti
no te gusta que diga mentiras pero no había mucho que escoger y hay que
escoger, no pataleo. Te preguntan si eres blanco, negro, indio, asiático,
hispano u otro. Blanco soy por el tatarabuelo que vino en la Niña, negro soy
por la tatarabuela que vino como esclava del África. Indio-Asiático soy por la
más tatara de mis abuelas que creó la leyenda del Dorado, que sus antepasados
cruzaron por el mar Bering mucho antes del imperio romano. U otro no soy. Yo
seré diferente, pero del otro lado eso sí que no, y si fuera así, eso no se
dice así no más a todo el mundo. Hay que ser discreto cuando se trata de gustos
y disgustos. Entonces, como verás tuve que hacer un timarín de dos pirigüelas
cucaramanga titiri fuera. Pero sólo lo hago cuando tengo que llenar una
aplicación para un trabajo o para pagar impuestos al gobierno federal, al
gobierno estatal y no sé a que otros tantos gobiernos.
Eso
sí, abuelita, aquí parece que uno trabajara para el gobierno de tanto impuesto
que se paga. Aunque no protesto porque soy católico, lo hago con gusto porque
por lo menos se ve donde va el dinero. Todo es tan organizado. Todo se hace
hoy. No es como en el pueblo, que todo se deja para mañana. Mientras se roba y
se deja robar. Es un mete mano y a ver quién saca más. Ya sé lo que vas a decir.
¡Que si te conozco! Claro que aquí hay ladrones, pero no abusan tanto, o lo
hacen muy disimuladamente, no en tu cara. Para que veas te doy un ejemplo: las
carreteras son unas autopistas sin huecos, derechistas y de tres y cuatro
carriles donde puedes poner el piloto automático y el carro va solito mientras duermes
una siesta, como un avión. No como la carretera del pueblo que parece un cráter
lunar y tienes que manejar con cuatro ojos y el freno de mano puesto y tienes
que reencauchar cada dos meses así tengas pagando peaje por años. Te acuerdas
cómo se distribuía el peaje que se pagaba para cruzar el puente cuando el
bolívar valía algo. Se le pagaba un bolívar al soldado, del cual el se quedaba
con un centavo y le daba el resto a su cabo, sargento y comandante que se
tomaban una locha cada uno y le daban el resto a su general que se disponía de
un medio y resto se lo repartían en la capital. Bueno, no quiero aburrirte con
mi cuento. Después vas a creer que soy uno de esos que se agringorizó y lo que
hace es criticar del hueco de donde salió. Y eso sí que no, ya que los únicos
que tienen derecho a criticar a su país son los que están pariendo en él, y no
uno que se fue a otro lado a dar a luz.
Tu
nieto está más alto que un rascacielos con todos sus dibujos y creaciones en la
puerta del refrigerador. Sí, del refrigerador, por aquí se tiene la costumbre
de pegar lo que sea de importancia en la
refrigeradora; y con más trofeos que un deportista profesional. A tu nieto le
dan trofeos no más que por participar, no importa si gana o pierde, los
psicólogos dicen que es bueno para su autoestima. Yo siempre le cuento que
cuando yo era chiquito, para ganarse un trofeo había que correr más que una
liebre y saltar más alto que un canguro y mis dibujos iban a parar al escaparate
donde los ratones los estaban esperando, pero que más da, los tiempos cambian.
Imagínate que tanto es así, abuelita, que me acuerdo de que mi padre nos daba
palo por adelantado porque sabía que íbamos a hacer una travesura antes de
terminar el día. Pero por aquí se recomienda usar psicología con los pelados,
imagínate, hablar y conversar a crédito de los problemas. Qué te puedo decir
sino que yo estoy más enredado que un kilo de estopa, porque me criaron de una
forma pero trato de criar en otra. Es como llevar un gallo para la ciudad y
pedirle que no cacaree en la madrugada. Pero ahí vamos luchando y tratando de
escoger lo mejor de los dos mundos.
Algo
muy bueno es que habla el inglés mejor que yo, que tengo más de diez años por
acá. Dicen las malas lenguas que es más fácil aprender un idioma extranjero
cuando se empieza de niño. Eso explica mi acento, porque vine por estos
lugares ya hecho y derecho y como dicen
las buenas lenguas: "loro viejo no aprende a hablar". También que
cuando llegué al Norte, primero llegué a lo que llaman la Pequeña Habana y lo
que aprendí fue a hablar cubano, y a comer ropa vieja. Después, me fui al Bronx
y aprendí el puertorriqueño y después a
los Ángeles y aprendí el mejicano. O sea abuelita, que soy políglota, que no es
lo mismo que comportarse como un idiota. Total que a donde fuera, nadie hablaba
inglés, por eso ahora vivo en Alaska. Aunque se habla un inglés medio raro,
porque no hay mucha gente para practicarlo, pero no pierdo la esperanza de
aprenderlo perfectamente. Me va a tomar unos añitos, pero a eso fue que vine para empezar.
Bueno,
te tengo que dejar porque tengo que cortar leña para la chimenea y traerla en
mi lomo de regreso, que me hace extrañar a mi burro, que Dios lo tenga en su
gloria; me saludas a toditos por el sur, tu nieto que te quiere y extraña:
Juanito
Tucupé
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