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viernes, 15 de abril de 2016

Guanabo, un río convertido en cloaca

Las aguas del Espigón están contaminadas por todo lo que llega desde río arriba. Y no existe ningún aviso de prohibición de baño o siquiera la preventiva bandera roja sobre la arena


Desechos en un recodo del río con apreciables desechos y pisadas de eses (foto del autor)

LA HABANA, Cuba. – El Espigón, en la desembocadura del río Guanabo, antaño fue una base de yates de recreo y pesca. Hoy en ruinas, todavía atrae al turista para tomar baños de sol y mar, por sus trasparentes aguas, arena fina y blanca y poca profundidad.

Sin embargo las aguas del lugar están contaminadas por todo lo que llega desde río arriba. Y no existe ningún aviso de prohibición de baño o siquiera la preventiva bandera roja sobre la arena. Tampoco hay salvavidas o autoridad alguna que impida a los bañistas utilizar la zona.

Directamente al río vierten las aguas albañales del populoso barrio de Peñas Altas ‒con treinta y siete edificios multifamiliares de 45 apartamentos cada uno, además de las casas independientes‒, las del Caserío de Guanabo, de Campo Florido, del barrio La Coca y otros muchos caseríos, vaquerías y cochiqueras. Tanto que hasta biajacas, camarones, jicoteas, ranas-toros y otras especies acuáticas autóctonas antes abundantes han desaparecido.

Por ejemplo, en La Coca se alzan ocho edificios de 45 apartamentos cada uno, donde habitan familias de hasta ocho miembros. Terminados de construir en 1989, su sistema sanitario exterior “inexplicablemente” quedó sin laguna de oxidación para el necesario procesamiento de aguas residuales, de acuerdo al proyecto original. La “solución” fue conducir los desechos al río, obviando el necesario estanque.

Raúl Espinosa, de 74 años y residente en el edificio 8 en La Coca, comenta: “Hay que verle la turbulencia del río por las aguas sucias que van a parar a él temprano en la mañana, cuando la gente se prepara para escuela y trabajo. O cuando regresan a sus hogares alrededor de las cuatro a cinco de la tarde”.

El campesino Lázaro Morei, de Cantarrana, Campo Florido, cuenta que “el ganado y cualquier otro animal bebe las aguas del río cuya leche se consume y vende. Las mismas aguas que usamos para regar las siembras. No hay otra.”

Restos de El Espigón en Guanabo (foto del autor)

“Abrimos pozos, pero dan el agua mala. No sabemos qué hacer”, continúa. “Hay campesinos que poseen turbina de agua para riego, pero el agua tiene la misma mala procedencia”. Pese a la suciedad, Lázaro afirma que “hay gente que pesca allí y come o vende el pescado contaminado.

Uno de los que poseen turbina para riego es Leonardo (Nardo) Morei, de 55 años. También asentado en Cantarrana, Campo Florido, recuerda que “hace tiempo vinieron unos investigadores, tomaron muestras del agua, comprobaron la infección y recomendaron construir una laguna de oxidación. Un familiar ofreció donar la tierra al gobierno para la construcción, pero los técnicos no se aparecieron más por aquí. Tampoco dieron respuesta sobre la entrega del terreno para la laguna. Hubiera resuelto un problema grande”.

El río se nutre con las aguas de las presas La Coca y La Zarza, las mismas que suministran el agua potable a Campo Florido, parte de Guanabo y otras localidades.

Hace poco las autoridades declararon haber logrado hasta un nuevo 10% de disminución de la carga contaminante de la bahía de La Habana al eliminar focos de contagio, lo que ni por asomo sucede con el agónico río Guanabo donde no se aplica iniciativa alguna para frenar el mal. Aguas malsanas que van a parar al mar y que contaminan desde los cultivos en Campo Florido hasta la playa de El Espigón.

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