René León
Aquel martes
nunca lo podré olvidar,
tu vida fue truncada,
como se talan los árboles
cuando más frondosos están.
Aquel día
te me fuistes de entre mis manos,
y nos fuimos alejando
como se alejan los veleros
por mares desconocidos.
Busco tu mirada.
Busco tu sonrisa.
Busco tu boca.
Como la boca al beso.
Como mi corazón y sus latidos.
Como el viento busca el campo.
A veces pienso en el amor,
y humedecen mis palabras.
A veces me parece que te miro,
y miro al sol que amo tanto.
A veces no sé en qué pienso,
y la soledad me envuelve.
Cada mañana para mí es más distante,
la vida es algo que agoniza.
Yo no sé si te miro.
Has venido hoy,
y no sé aún quién eres.
Y sin embargo, supe
que tú estabas aquí.
A veces no sé en qué pienso...
A veces no sé en qué pienso...
desde que te fuiste tú.
Un poem muy bello, recordando a la esposa. Me recuerda a mi esposo. El amo es algo grande.
ResponderEliminarFelicia rodriguez
Miami, Fla.
El recuerdo de la persona querida siempre perdura durante toda la vida, despues de la muerte
ResponderEliminarRafael Gonzalez
Charlotte, NC
¿Es que puede haber un ser humano que no se identifique hasta la última fibra de su corazón con este poema desgarrador, demostrativo del enlace inseparable que se establece en la vida y más allá, entre dos almas que se imbrican y confunden en una sola?
ResponderEliminarEl poema arranca con el golpe de la pérdida de la vida y de la cercanía de la persona amada, que todos sabemos que es el primer recuerdo que, aunque ya definitivamente asentado en nuestra memoria, resulta siempre sobrecogedor cuando rememoramos su cara, sus gestos, su sonrisa, su calidez...
El poeta penante recuerda hasta el día de la semana en que partió ella hacia el infinito ignoto,aunque también siente cerca su presencia espiritual, y busca su faz...si bien debe reconocer su soledad y el desnortamiento de su ánimo ("A veces no sé en qué pienso.../desde que te fuiste tú").
Esta obra resulta, en suma, una composición elegíaca fruto de la exquisita sensibilidad del poeta, dotada de una gran capacidad de impacto por su sinceridad, y con la misma fuerza emotiva de los pareados que conforman el "POEMA 20" de Pablo Neruda (en "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", que vio la luz en el ya lejano 1924 -pero los sentimientos humanos siempre han sido y serán idénticos, en cualquier época-).