René León
El 10 de
junio de 1933, los pilotos de la aviación militar española: Mariano Barberán y
Joaquín Collart, volaron desde Sevilla a la ciudad de Camagüey, Cuba, en 40
horas y 59 minutos. Fue un éxito. Pero miremos como fue posible dicho vuelo sin
contratiempo. Aunque muchos investigadores españoles no lo quieran reconocer,
entre ellos Alicia Hernández, en su artículo aparecido en la revista Paisajes desde el tren, de Marzo 2010,
número 233, donde no menciona para nada la cooperación del director del
prestigioso Observatorio Meteorológico de Belén, el padre jesuita Mariano
Gutiérrez-Lanza. Sin las observaciones y consejos para el vuelo enviado a ellos
por él, quizás ese vuelo no se hubiera dado con tanto éxito a Cuba.
Las
autoridades de la aeronáutica españolas eligieron al Observatorio de Belén para
el apoyo al vuelo transoceánico y a su director para que mantuvieran a los
pilotos al día de los posibles cambios de tiempo. Ellos deseaban tener informes técnicos sobre
el clima en Cuba y en el Caribe, así como las frecuencias y bandas de
transmisión empleadas por las estaciones de radio de la zona, para poderse
guiar en caso de algún problema. El Observatorio de Belén era reconocido en
España por sus estudios serios y equipos que en aquellos años tenían.
En carta
fechada en Madrid de 14 de marzo de 1933, el jefe del Servicio de Protección de
Vuelos, Sr. José Cubillos, solicitaba al padre Gutiérrez-Lanza, su completa
cooperación, respondiendo el padre en carta de 9 de abril, con todos los datos
disponibles con arreglos a la época del año. El embajador de España en la
Habana, Excelentísimo Señor: Luciano López Ferrer en carta fechada de 31 de
mayo de 1933, le rogaba al director del observatorio, que le mantuviera
informado de todos los detalles.
El “Cuatro
Vientos”, despegó del aeropuerto de Tablada, Sevilla, en la madrugada del día
10 de junio de 1933 con rumbo a Cuba, las 11:45 p.m., (hora de Cuba) Llega a
Camagüey el día 11, a las 3.25 p.m
Siendo
recibidos en Camagüey por numeroso público. Al volar a La Habana, el capitán
Barberán y el teniente Collart fueron al
Observatorio de Belén, en Buenavista que era su local, a saludar y agradecer al padre
Gutiérrez-Lanza por su ayuda y sus
consejos para el vuelo. El pronóstico meteorológico se cumplió sin problemas.
Evitando así las conocidas “turbonadas de verano” eléctricas.
En la
mañana del 20 de junio emprendieron el vuelo a México, pero esta vez la fortuna
no los acompañó, desapareciendo el avión en el inmenso mar. Nunca fueron
encontrados sus restos.
Muy interesante ste trabajo sobre los pilotos espanoles. Fue una pena que despues de tantos sacrificios se estrelleran en el mar.
ResponderEliminarVicente Vizcaino
Charleston, SC