Ese nombre borrándose en la arena
nada me dice en el atardecer;
y yo cruzo la playa con mi pena,
pero no piso el nombre de mujer.
Y hasta agradezco la llovizna leve
que humedece mis ojos junto al mar,
porque el llanto de un hombre, cuando llueve,
es una lluvia que aprendió a llorar.
Y llego a este jardín abandonado
que evoca en un perfume del pasado
las primaveras que tuvieron fin;
y en una pesadumbre compartida
van cayendo hojas secas en mi vida,
exactamente igual que en el jardín.
nada me dice en el atardecer;
y yo cruzo la playa con mi pena,
pero no piso el nombre de mujer.
Y hasta agradezco la llovizna leve
que humedece mis ojos junto al mar,
porque el llanto de un hombre, cuando llueve,
es una lluvia que aprendió a llorar.
Y llego a este jardín abandonado
que evoca en un perfume del pasado
las primaveras que tuvieron fin;
y en una pesadumbre compartida
van cayendo hojas secas en mi vida,
exactamente igual que en el jardín.
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