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domingo, 15 de diciembre de 2013

EL BUQUE FANTASMA


Luis Tulio Bonafoux (†) Cuba

Revista ISLAS, La Habana, Cuba, 1947

  El Almirantazco británico acaba de esclarecer un misterio del mar que hubiera cautivado la imaginación de Robert Louis Stevenson, que en el curso de su laboriosa existencia llenó tantas y tantas cuartillas, de misterios fascinantes.
  Los tripulantes de lanchas torpedos nazis que se aventuraron en el Mar del Norte con la esperanza de hundir buques enemigos, regresaron con frecuencia de sus incursiones, con noticias inverosímiles acerca de un “buque fantasma” –de un buque contra el cual dispararon todos sus torpedos y todos sus obuses, sin lograr hundirlo; de un buque que (¡cosa verdaderamente extraordinaria en una nave de cuyo palo mayor flotaba el pabellón británico!) no devolvió nunca el fuego nazi; de una nave sobre cuya cubierta no apareció nunca un solo tripulante; de una nave que en toda la guerra no se movió un metro del lugar donde fue vista por primera vez.
  Revela ahora el Almirantazco  que el “buque fantasma” era en realidad una sencilla nave mercante transformada con la ayuda de torres de combate, de madera, y de cañones de dieciocho pulgadas, de madera también, en soberbio acorazado…Contra la nebulosa nave lanzaron con furia los nazis sus mejores torpedos, desperdiciando así valiosas municiones en un estéril empeño para destruirla.
  ¿Y a quién –preguntará el lector- se le ocurrió tan ingeniosa, tan quijotesca y sin embargo tan práctica idea? Pues a Winston Churchill, Primer Lord del Almirantazco a la sazón. ¡Cuántas veces se río después el destacado estadista el enterarse de que los nazis publicaban la noticia de que habían “hundido” una poderosa unidad de guerra británica en el Mar del Norte!



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