Por:
Leonora Acuña de Marmolejo
Llegue a mí el verso limpio y elocuente
el verso universal, el que aglutine,
que con voz positiva abra caminos;
que sea amalgama uniendo corazones;
el verso que dé fuerza, el que levante,
que compasivo sea, y
conciliatorio;
que amor conlleve, y
paz y lealtad,
justicia, convivencia y libertad,
a todos los confines cual morcella.
Llegue a mí el verso con mensaje noble ,
el que en fe siembre la
feraz simiente
en el surco que infértil se ha
creído.
Yo quiero la palabra que
trascienda;
aquesta universal
y sin fronteras;
la que socaire sea, la luminosa
para el obnubilado, el compungido
que no puede salir del laberinto
ni vislumbra esperanza en sus
tinieblas
y no alcanza la luz de su lucero.
Llegue mi verso a la hondura de los seres,
lucífero, espejado y
transparente,
y yo estaré feliz de mi mensaje:
Que ilumine tu senda, peregrino,
la estrella que en Belén mostró el camino
a los adoradores Reyes Magos
en pos del Niño Dios, rey redentor,
¡y que el mensaje de amor que Él nos dejó
despierte en nuestro ser un
Hombre Nuevo!
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