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sábado, 15 de agosto de 2015

CIENTO DIEZ AÑOS de PRESENCIA en CUBA de los HERMANOS DE LA SALLE (1905-2015)


por Roberto Soto Santana,
 antiguo alumno de la que –clausurada en 1961-
fue la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva (La Habana)


El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristiana o hermanos de la Salle, fue fundado por San Juan Bautista De La Salle, Patrono Universal de los Educadores, en Reims (Francia), en 1681. El Señor De La Salle revolucionó todo el sistema educativo de la época y dejó estos legados pedagógicos: los grados o niveles académicos, de acuerdo con las habilidades y logros de los estudiantes; el método de educación simultánea; la enseñanza en la lengua nacional en lugar del latín; y las escuelas normales o pedagógicas para la formación de educadores.

Los Hermanos de la Salle trabajan en más de ochenta países, dirigiendo centros de educación primaria, secundaria y universitaria. Son religiosos educadores, que profesan votos de pobreza, castidad, obediencia, servicio educativo a los pobres y promesa de vivir en comunión fraterna. No son sacerdotes y, por lo tanto, no dicen misa ni oyen en confesión.
Los primeros Hermanos De la Salle en llegar a Cuba, catorce en total, arribaron a La Habana el 10 de septiembre de 1905. Entre ellos estaba el Hermano Nymphas Victorino (apelativo primero reducido a Hermano Victorino y después, con cariñosa familiaridad para los futuros “federados” de Cuba, a “Vitico”).


Hermano Victorino  Fundador de la Federación de la Juventud Católica.
El Hermano Victorino, cuyos nombres y apellidos civiles fueron Agustín Arnaud Pagés, había nacido en Onzillón, Francia, el 7 de septiembre de 1885. Llevó a cabo su apostolado en Cuba de 1905 a 1961 y murió en Puerto Rico el 16 de abril de 1966. Vivió el exilio en dos ocasiones: desterrado de Francia por la animosidad anticatólica avivada en aquella República a comienzos del siglo XX, y después de nuevo expulsado por el régimen comunista de Cuba, donde se había enraizado, tras más de cincuenta años de tesonero apostolado.
Su dedicación educativa comenzó en una casa de la calle Línea y D, en el Vedado, y después en otro edificio de la calle 13, en donde radicaría el Colegio De La Salle, del Vedado, y adonde pasó prácticamente el resto de su vida en Cuba.
En sus propias palabras, “Fuimos los primeros en Cuba en enseñar Contabilidad Bancaria; la gran mayoría de los graduados encontraban buen empleo en los distintos Bancos de La Habana”.
Fue fundador de varias organizaciones laicales: la Asociación de Antiguos Alumnos de La Salle en 1919; la Federación de la Juventud Católica en 1928; el Hogar Católico Universitario en 1948; y el Movimiento Familiar cristiano en 1953. Desde 1935 realizó tareas de evangelización por toda la Isla. En su nuevo destierro (comenzado el 22 de febrero de 1961), reorganizó la Asociación de Antiguos Alumnos de la Salle en Nueva York, Puerto Rico y Miami, sin dejar de dar orientación pastoral a los federados y a los miembros del Movimiento Familiar cristiano.
La iniciativa del Hermano Victorino de acaso la mayor trascendencia fue la constitución de la Federación de la Juventud Católica Cubana, que contó con la adhesión inicial de los delegados de catorce asociaciones de colegios católicos de La Habana. Como recordó en unos apuntes hechos en el año 1962, casi treinta y cinco años después, “Tenía 40 años cumplidos y, por lo mismo, había adquirido bastante experiencia sobre los problemas de la juventud...Se me habían desvanecido las primeras ilusiones y veía mejor las realidades...Me sentía con experiencia acerca de la juventud, pero no quería hacer una obra limitada, de capilla o de colegio, sino obra de la Iglesia, y pensé reunir a jóvenes de uno y otro sexo en una federación, previendo que con esa unión se lograba mayor perseverancia y mayor influencia para el bien”.
Al Hermano Victorino le había sido conferida en 1945 la máxima condecoración de la República de Cuba, la Orden de Carlos Manuel de Céspedes. También recibió, en 1951. el Doctorado Honoris Causa en Derecho por la Universidad Católica de Santo Tomás de Villanueva; en 1953, la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice; y en 1955, La Legión de Honor de Francia. Galardones, por cierto, de los que nunca presumió.
A través de la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, de 1961, fueron confiscados todos los establecimientos educativos de todos los niveles de enseñanza, religiosos o no, de paga o gratuitos. Desposeídos los Hermanos de La Salle de sus instituciones, y del mero derecho a ejercer la enseñanza, para el Hermano Victorino (en ese momento, con 76 años de edad) y para la práctica totalidad de los integrantes de la Obra lasallista en Cuba se inició un largo y penoso exilio.
Por iniciativa de los antiguos “federados” y los antiguos alumnos lasallistas de Cuba, a comienzos de 1990 el Visitador Provincial del Distrito de las Antillas, el Hermano dominicano Pedro Acevedo, empieza a recabar datos y testimonios del Hermano Victorino. Una Junta Coordinadora Pro Beatificación, formada al efecto por delegados de Europa, EE.UU., Puerto Rico y Cuba, acude al Vaticano con el objeto de presentar un informe al Postulador de las causas lasallistas. El 19 de enero de 1999, el Cardenal Aponte (Arzobispo de San Juan) solicita de la Congregación de la Causa de los Santos el permiso oportuno para presentar la causa de canonización del HermanoVictorino. El permiso es otorgado con fecha 30 de marzo de 1999. El Tribunal Examinador de la causa es designado por el nuevo Arzobispo de San Juan, Monseñor Roberto González ofm., el 22 de octubre de ese mismo año. El 8 de septiembre de 2000 dicho Tribunal  fue juramentado, para que diese inicio a sus actividades. El expediente sigue actualmente en el Vaticano, en proceso de tramitación.

En Cuba, los Hermanos De La Salle mantienen una representación testimonial, dentro de la ceñida medida  en que el Régimen gobernante les permite desenvolver labores de ayuda humanitaria –en alimentación y medicamentos- a la población de más escasos recursos, así como tareas de docencia limitadas a clases de informática –a las que, paradójicamente, acuden a matricularse y recibir clases oficiales de las Fuerzas Armadas y personeros oficiales-. 

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