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sábado, 15 de marzo de 2014

Grandes momentos del fotorreportaje cubano

Tomado de cubaperiodistas.cu
Miércoles, 26 de Marzo de 2008

¡Yo no soy la engañadora!

Jorge Oller

En el Paseo del Prado y la calle Animas, en la capital cubana, al atardecer del 7 de noviembre de 1953, ocurrió algo insólito. Una mujer bajó de un taxi sin más ropaje que un ceñido monobiquini y una capa de agua transparente. Con la mayor naturalidad abrió una sombrilla y comenzó a andar por el céntrico y concurrido bulevar. Pronto se vio rodeada de curiosos. Unos, los puritanos,  gritaban: ¡Desvergonzada! ¡Qué  descaro!  y otros, con mentalidad más joven, se deshacían en galanterías. ¡Bárbara! ¡Sabrosa!. ¡Ave María, que mujer! le decían.
De la vitrola de uno de los bares cercanos se escuchó un cha-cha-chá.
“A Prado y Neptuno
iba una chiquita
que todos los hombres
la tenían que mirar.
Estaba gordita
muy bien formadita,
en resumen ¡colosal!”
Era la popular melodía  “La engañadora” y la dama de la capa transparente aprovechó para bailar aquel compás con el más impecable estilo cabaretero. La música se fue perdiendo en la distancia a medida.

que ella iba caminando y bailando.  Aún se escucharon algunas estrofas más:

“Pero todo en esta vida se sabe







Mis Burbujas exhibiéndose en el paseo del Prado con una biquini, una capa transparente y una sombrilla.
sin siquiera averiguar
Se ha sabido que en sus formas 
tan solo relleno hay
qué tontas son las mujeres
que nos tratan de engañar
Me dijiste!”
Cuando llegó al Parque Central, ya venía  escoltada con un alborozo de claxon de autos y un disonante coro de piropos de los más diversos colores.  Se une el fotorreportero del diario Información Rubén González quien tomó unas fotografías.
Un policía se acercó boquiabierto a la mujer  y desconcertado le preguntó qué hacía así por la calle. Ella, con su más seductora sonrisa le respondió: Yo solo quería demostrar que no soy La Engañadora. El uniformado como no sabía si era una loca o una exhibicionista, decidió llevarla a la estación de policía. Las actuaciones revelaron que se trataba de Virginia Martha Lachima, una bailarina norteamericana conocida en el mundo del burlesco como Miss Burbujas  y que debutaría próximamente en un cabaret capitalino. Ella había ofrecido un anuncio vivo de su arte en el lugar más concurrido de La Habana.

El fotorreportero Rubén González.
De aquella exhibición callejera de Miss Burbujas ya casi nadie se acuerda. Pero sí de las peripecias de la chiquita engañadora al moverse de su lugar una de sus cómplices almohaditas, un jocoso suceso que ocurrió también en el mismo lugar y que  aún se sigue cantando y bailando por el mundo al compás del ritmo perdurable del maestro de Enrique Jorrín.     
En cuanto a las fotografías se deben al fotorreportero Rubén González Muñoz que naciera en San Fernando de Camarones en 1920 y fuera reportero gráfico del periódico Mañana de 1946 a 1952 y del diario Información de 1952 a 1958, año en que se alzó en el Frente del Escambray alcanzando los grados de capitán. AL triunfo de la Revolución trabajó en la revista Bohemia hasta su jubilación en 1982. Falleció en La Habana en 1992.

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