LEONORA ACUÑA DE MARMOLEJO |
Lola
Benítez Molina
Málaga
(España)
Desde la primera
vez que leí los poemas y cuentos de Leonora Acuña de Marmolejo quedé fascinada
por su versatilidad tanto en prosa como en verso. Y, así, se puede comprobar en
el conjunto de narraciones que compone “La dama de honor y otros cuentos” o las
creaciones líricas de sus libros “Baraja de poemas” y “Del crepúsculo a la
alborada”.
Leonora Acuña de Marmolejo maneja el
lenguaje como si de una bella sinfonía se tratase, con una musicalidad
intrínseca, que solo está al alcance de unos pocos escogidos. Leerla a ella es
sumergirse en la grandeza del Universo, es respirar la savia de un nuevo
amanecer que no conoce de maldades ni inquinas. En esta bella recopilación
podemos constatar la grandeza de su espíritu, su marcada sensibilidad y
conocimiento del hombre y su sentir, así como su exquisito don para el manejo
sutil de la palabra escrita, que transporta a lo más sublime que el arte puede
alcanzar.“De todas las músicas que conducen al cielo, refiere Henry Ward Beecher, la de un corazón enamorado es la que
llega más rápido”, y, ciertamente, el corazón de Acuña de Marmolejo rebosa amor
por la vida, por sus semejantes, por la literatura…
Es de justicia hacer mención a sus
excelsas y estudiadas descripciones físicas: “sus ojazos de color topacio,
rasgados de mirada profunda y melancólica que lo miraban acariciantes”.
Sus cuentos nos hacen reflexionar. Son
fiel reflejo de la vida misma y, a la vez, nos enseñan cómo el destino juega a
su antojo con la vida de los seres humanos. Un destino unas veces hermoso,
otras, cruel, y otras…, inesperado. Así, dirá en “Sendero forzado”: ”mas… el
destino que no perdona, le tenía una sorpresa reservada”.
El amor se hace siempre presente,
pero también el desamor y hasta dónde se puede llegar cuando éste se arraiga en
nosotros, como en “La noticia funesta”.
En
“El Reencuentro” nos habla del sentimiento de culpa, de la angustia, de la
esperanza. En “Amor inolvidable” nos deleita con un hermoso amor
inquebrantable, y nos hace ver que “el verdadero amor sobrepasa los años y los
escollos”. Nos narra, como pocos saben hacerlo, situaciones de la vida
cotidiana que nadie está exento de padecerlas. Nos ofrece una visión hermosa de
las costumbres de los pueblos de su adorada Colombia, pero, también, de los
prejuicios como en “El prematuro” o en “El amargo silencio”. En “La hora
menguada” dedica un bello poema ante la inevitable pérdida: “Cerrando los ojos,
la honda nostalgia / cruzando los mares me lleva hasta él: / él está muriendo
de pesar sin mí, / y en su tarde triste él me ve llorar”. Este hondo
sentimiento trae a mi memoria las célebres palabras de Víctor Hugo: “Los que
padecéis porque amáis: amad más todavía; morir de amor es vivir”.
Leonora Acuña de Marmolejo conjuga
perfectamente la riqueza de su espíritu con la facultad de discurrir su
entendimiento, combinación esta que sólo los grandes escritores, entre los que
la incluyo, son capaces de conseguir y, posteriormente, expresar con un
exquisito y exuberante lenguaje.
Por todo ello, recomiendo la lectura
de de “La dama de honor y otros cuentos” como un auténtico disfrute. No es un
libro como tantos y tantos hay hoy día en el mercado, pues el contenido de esta
obra penetra hasta los hondones más íntimos de nuestro ser y, desde sus simas
profundas, nos llega la propia voz de su autora para darle sentido a la vida de
cualquier ser humano y, al mismo tiempo, nos deleita, nos alecciona, nos
enriquece.
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