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lunes, 1 de mayo de 2017

La Escuela Primaria Superior Domingo F. Sarmiento

por Zilia L. Laje

Sobre la Escuela Primaria Superior 16 Domingo F. Sarmiento en Enamorados #215 entre Flores y Serrano, en Santos Suárez: Funcionaba en la sesión de la tarde, de 1 a 6. La dirección ocupaba la primera pieza, que habría sido la sala de la edificación y tenía dos ventanas grandes al portal. El portal estaba contiguo a la acera. La directora era la Dra. Clara Luz Sifontes. Había cuatro aulas, dos de 7mo grado, una de 8vo grado académico y una de 8vocomercial, ninguna tenía ventanas y el calor era, en mayo, junio y septiembre, asfixiante.

El primer día de clases fuimos objeto de novatadas, imitando a los institutos de Segunda Enseñanza. Todavía no teníamos los uniformes de reglamento. Yo llevaba un vestido de saya y chaqueta color aqua y, advertida, me puse la chaqueta vuelta al revés. Los alumnos de 8vo grado nos tiraron pintura. La esposa de mi primo materno, Lalita, me hizo los uniformes, saya azul prusia con tirantes anchos con el monograma EPS bordado y blusa blanca de mangas largas.

En 7mo grado yo tenía el número 22 en la lista de asistencia. Ocupábamos la 2da aula. Les escribí la asignatura a las libretas en la primera página en letra gótica y les dibujé una cara en tinta, y las forré en papel de estraza. La maestra de historia, muy disciplinaria, nos llamaba por el apellido. Recuerdo el examen sobre la conquista del Perú, Francisco Pizarro y el Inca Atahualpa, y la de México, Hernán Cortés y el Azteca Moctezuma. La maestra de geografía era hermana de la de historia y mucho mas indulgente. La maestra de gramática, de torso amplio, vivía en San Indalecio; en su clase leímos el cuento "Naufragio" del libro Corazón de Edmundo De Amicis. Recuerdo el apócope "obediente", el antónimo "despedir". La maestra de física era delgada, de color guayaba, de pelo castaño rizado. Recuerdo los cambios de estado de la materia, la sublimación del yodo, "La materia no se crea ni se destruye, solamente se transforma". Thamyris Cardelle López le obsequió una flor queriendo dárselas de maduro. El maestro de matemáticas, Vicente Valdés, parecía ser protestante, hablaba de la biblia, criticaba al catolicismo. Recuerdo muy vagamente de la clase de anatomía los cuadros sinópticos de los sistemas óseo, nervioso, sanguíneo, digestivo. No recuerdo si teníamos clases de biología o no. ¿Las plantas monocotiledóneas y dicotiledóneas eran de entonces? En las clases de economía doméstica y trabajos manuales hice un álbum de fotografías forrado en papel aterciopelado marrón con un cordón dorado y papel en diseño marmóleo verde, que todavía conservo, y una pantalla de lámpara para mesa de noche, con placas de radiografía blanqueadas con cloro, cartulina azul claro y alguna calcomanía. Teníamos clases de música, cantábamos el himno "20 de Mayo", el Himno Invasor, "La Bayamesa". ¿No te acuerdas, gentil bayamesa/ que tú fuiste mi sol refulgente/ y risueño en tu lánguida frente/ blando beso imprimí con ardor? La profesora de educación física se llamaba Petronila Gutiérrez; en el patio lateral dábamos carreras y siempre ganábamos u otra alumna, Amada, gruesa, o yo. Una compañera, Miguelina Prado Franquiz, que vivía mas lejos que yo, paraba en casa camino a la escuela, para ir conmigo, pero yo casi siempre me demoraba y la hacía llegar tarde, y dejó de pasar a buscarme. Yo a veces oía empezar el programa de "Chicharito y Sopeira" del radio de alguna casa apresurándome calle abajo por Flores. Mi amiga inseparable en 7mo grado fue Josefina Toledo Rodríguez, de tez blanca y pelo muy negro, lacio, 2 días mayor que yo, que se sentaba en el pupitre delante de mí y vivía en San Leonardo. Hablábamos tanto que nos apodaron Periquito y Guacamayo. Nos llevaron al zoológico.... De excursión, no para el aviario. Tengo fotografías de ese día. Tuve que leer una composición en un acto por el Día de las Madres. Los dos alumnos que mejor nota sacábamos en la clase éramos Luis Lara Hayado, alto, al que apodaban "Caña Hueca", y yo. Luis me dijo un día inmodestamente, "Tú eres el orgullo de las hembras y yo el de los varones". Recuerdo a Concha Chicola Suárez, alta, que vivía en Zapotes, Gil Mateo de Acosta Alvarez, rubio, Caridad Cardentey, Carmen Simeón González, Carmen Ramón de Paz, Antonia González, que tenía las uñas muy largas, Mercedes Martínez Andreu, Marlene, mexicana, Jesús Quintana y Joaquín Raboso, primos. Quedé en primer lugar del curso.

Hice un dibujo a tinta china de unos alumnos con el uniforme de la escuela, que salió publicado en el suplemento dominical "País Gráfico" del periódico "El País". Escribí cuatro poesías, de las que recuerdo dos. Yo había pensado seguir a la Escuela Normal para Maestros en San Joaquín y hacerme maestra. Pero durante las vacaciones de verano entre 7mo y 8vo grado, cuando tenía 13 años, me di cuenta de que no tenía paciencia ninguna para enseñar y decidí cursar 8vo grado comercial para ingresar en la Escuela Profesional de Comercio en Ayestarán y hacerme contador. Para ello hubo de dar mi madre una carta de autorización. El maestro de rudimentos de comercio era delgado, un poco desgarbado. No se permitía borrar o tachar, cuando se cometía un error había que escribir "digo". Las prácticas de mecanografía las realizábamos en dos máquinas antiguas que tenían en el pasillo. Ese corredor utilizaban los varones como taller de carpintería. Estábamos en la 4ta aula. En la clase de dibujo comercial, la maestra abría un periódico sobre el escritorio y no lo bajaba ni miraba a los alumnos durante toda la clase. Y nosotros nos le escápabamos del aula y regresábamos cuando iba ya a volver a sonar el timbre. Yo dibujé un anuncio de cosméticos y en caligrafía escribí los nombres de actores de cine creo que en letra redondilla, lo que no nos enseñó ella, sino lo aprendí yo de una vecina. Recuerdo a la maestra de inglés, Belén Pardo, pero yo había tomado ya 2 años en el Centro Especial de Inglés #12 en la Calzada 10 de Octubre, de 6 a 7, y estaba cursando el 3ro. De español recuerdo aquellas conjugaciones, el tiempo pretérito pluscuamperfecto del modo subjuntivo, la forma perifrástica; los análisis analógico, sintáctico, prosódico y ortográfico; el ejemplo ilustrativo de cacofonía "en el balcón con Conrado". Leímos "Don Quijote de la Mancha" de Miguel de Cervantes Saavedra; se analizó la oración en el capítulo 35, "Todos reían sino el tendero". Leímos el romance fronterizo "Alora la bien cercada". Alora la bien cercada/ tú que estás cerca del río,/ cercóte el Adelantado/ una mañana en domingo/ de peones y hombres de armas/ el campo bien guarnecido. Leímos la poesía "La niña rara" de J.M. Blanco Belmonte. Detrás de su vaca roja/ que al verde pradillo va,... y siempre que torna a casa/ y siempre que al prado va/ la niña cierra los ojos/ con resolución tenaz/ y a ciegas cruza la playa/ de la niebla entre el cendal,... el mar me robó a mi padre/ ¡y yo no quiero ver el mar! "¿Dónde está Dios?" Esa luz mas elocuente/ que mi labio te dirá/ que hasta en el eco infantil/ de la palabra fugaz/ con que por Dios me preguntas/ la esencia de Dios está, la que yo tenía por de Sor Juana Inés de la Cruz, natural de Toluca, México y ahora la reclaman como de un autor venezolano. En la clase de español de la Escuela Profesional de Comercio, creo que en el 2do año de contador mercantil, leímos "Cecilia Valdés" de Cirilo Villaverde de la Paz, estudiamos la frase "un sí un no". Recuerdo a Rolando, apodado "Escobillón", que vivía en San Leonardo, Orozco, Virginia Cárdenas, Emilio, Daisy Ugalde, Pedro Iglesias García. En época de exámenes, a principios de diciembre, fines de marzo y fines de mayo, podíamos irnos temprano cuando terminábamos el examen. En ese local funcionaba una escuela elemental por la mañana, un kindergarten al fondo y por las noches el Centro Especial de Inglés #14, donde estudió el guitarrista Eduardo Espígul. Domingo F. Sarmiento Albarracín fue el 7mo presidente de Argentina, en 1868.

Solamente 15 compañeros participamos en la ceremonia de graduación conjunta de todas las escuelas superiores, en el Palacio de Convenciones y Deportes en Malecón y Paseo, vestidos de blanco, un solo varón, Gil. El vestido largo tenía una berta de satín blanco. En el acto me tocó sentarme al lado de una antigua alumna de Aguayo, Dulce María Figueroa, que me recordaba. Quedé en segundo lugar del curso por unas centésimas de puntuación. Cuando, al cabo de 9 años, fui a la escuela, que para entonces se había mudado para la calle Carmen #27 entre 10 de Octubre y Párraga en la Víbora, a solicitar un certificado para la Escuela de Ciencias Sociales, la nueva directora, Dra. Dominica Del Amo, joven, me permitió mirar los libros. Descubrí un error en la suma de las notas y mi promedio era 91.72, ella rectificó la anotación en el libro y me emitió un certificado rectificado. Había sacado el primer lugar del curso después de todo.

Son observaciones curiosas que los maestros de matemáticas y rudimentos de comercio eran hombres y usaban traje, las maestras de gramática, historia, geografía, anatomía, economía doméstica y español eran blancas, las maestras de gramática, historia, geografía, anatomía y economía doméstica eran blancas, la maestra de física era mulata "guayabuda", la maestra de inglés era rubia de ojos azules, las maestras de música y dibujo eran mulatas y la profesora de educación física era negra.

Matriculé dos asignaturas de Administración Pública en la Escuela de Ciencias Sociales por la libre, adquirí las conferencias mimeografiadas encuadernadas en la librería de la Universidad, pero las encontré insuperablemente aburridas y nunca me presenté a examen.

.oOOOo.

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