Don Carlos de la Torre |
Tomado
de: La más Fermosas Leyendas Cubanas, Concepción
T. Alzola. Edit. Universal, Miami, 1975
Colofón
Es
una tarde de
primavera en Londres, hace unos pocos años. Un anciano de aspecto distinguido
penetra en el Museo Británico y se pone a curiosear las
vitrinas que contienen moluscos y caracoles
tropicales. Observa que uno está colocado en un sitio que no le corresponde, y,
con naturalidad, levanta el cristal y procede a reordenarlos.
Un guardia inglés, irritado, lo toma por el brazo: -Oiga, loco, ¿qué hace? Esos caracoles han sido clasificados personalmente por don
Carlos de la Torre y Huerta, un sabio cubano, que sería el único autorizado
para cambiarlos...
El
anciano se queda unos minutos estupefacto. Al cabo, se le ocurre decir, en tono
de disculpa: - Pero si yo soy ése...
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