Foto tomada de: Salud180 |
Lola
Benítez Molina
Málaga
(España)
“Estos días azules y este sol de la infancia…”
(Antonio Machado)
Mundo dorado en el que se mantiene la inocencia, y
aún no se ha probado la fruta prohibida.
Años que nadie debería enturbiar, en los que la figura materna y paterna
son cruciales, como numerosos estudios científicos así lo abalan. Sin embargo,
la desdicha se apodera, en muchas ocasiones, de esos días que deberían ser
siempre luminosos y radiantes, sin un ápice de tristeza.
Recientemente,
el 30 de agosto del año en curso, falleció en su casa de San Diego la escritora
y oradora estadounidense Louise Lynn Hay, considerada como máximo exponente del movimiento del “Nuevo
Pensamiento” y una precursora de los libros de autoayuda, que hoy en día están
en plena actualidad, en un mudo muchas veces carente de valores esenciales. El
hombre necesita aferrarse, en algún momento de su existencia, a todo aquello
que pueda darle un sentido a su vida, por ello, es un buscador incansable de
tesoros, unas veces falsos y otras, erróneos. Pues bien, Louise Hay con su
libro “Usted puede sanar su vida” estuvo en la lista de best-sellers del “New
York Times” durante doce semanas consecutivas. El Dr. Bernie Siegel escribiría
sobre el mismo: “un libro excelente para reestructurar nuestra vida y alcanzar
la autoestima y el amor propio”. Pero lo que a mí más me llamó la atención ,y
me afligió, fue conocer la infancia de
tan insigne escritora, marcada por la pobreza, la inestabilidad y los abusos
físicos, hechos lamentables que nadie debería experimentar. No obstante, esta
mujer es un claro ejemplo de superación, que la llevó a realizar prácticas
espirituales como la meditación trascendental, y aprendió a superar sus temores
con la siguiente filosofía de vida: los pensamientos y las palabras son
creadores de nuestra vida, que cada uno es responsable de sus propias
experiencias y que puede cambiar su vida si modifica su modo de pensar,
escogiendo y prestando atención a las palabras que utiliza”. Estudió en la
Maharishi´s International University, en Fairfiel, Iowa, y relacionó las causas
psicológicas y espirituales con la aparición de las enfermedades.
Como
diría Agatha Christie: “Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder
en la vida es tener una infancia feliz”. La infancia es una de las grandes
cuestiones que marca nuestras vidas para bien o para mal. Es cuando se forja el
carácter.
Edgar
Allan Poe, poeta, narrador, crítico y uno de los mejores cuentistas, estuvo
marcado, como tantos otros, por su infancia al quedar huérfano con apenas dos
años de edad. La temprana muerte de su madre se convirtió en una de sus
obsesiones recurrentes y lo marcó profundamente.
He
conocido a mucha gente en mi vida y puedo afirmar que el hombre, ser buscador
incansable de la felicidad, dice estar más cerca de ella cuando experimenta lo
que es la fe y sabe darle un sentido a su vida. Estas personas viven con
alegría y saben afrontar los problemas con una entereza digna de encomio.
Como
colofón, esta preciosa frase de Austin O`Malley: “Una rosa obtiene su color y
fragancia de la raíz y el hombre su virtud de su infancia”.
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