Habitantes en las riberas del Estrecho de Magallanes |
René León
© 1993
Charlotte, N.C
(Tercera parte y última)
En una
reunión abordo de la nave capitana Magallanes manda a prender a Juan Cartagena, por insubordinación. El
oficial Antonio de Coca es nombrado capitán del “San Antonio”. El 29 de
noviembre un grito lanzado por un marinero “tierra a la vista” alerta a todas
las tripulaciones. Es la costa del Brasil. Después de un viaje de once semanas,
los cinco barcos entran en la bahía de Río de Janeiro, es el 3 de diciembre. Su
nombre fue dado por ser el día de San Jenaro, y río porque detrás se veía la
desembocadura del Río de la Plata. Los marineros empiezan a hacer trueque con
los naturales. Todas estas informaciones se podrán saber al cabo de los años
gracias a Pigafetta. Salen el 10 de enero, a lo lejos ven una colina a la que
llaman Montevidi (Montevideo). Tienen
que fondear allí por haber un mal tiempo. El río que ellos encuentran es la
desembocadura del Río de la Plata,
Magallanes cree haber encontrado el prometido “paso”. Envía los barcos pequeños
en dirección al Oeste, los dos mayores atraviesan la desembocadura hacia el
Sur. Al cabo de quince días se encuentran sin haber encontrado el “estrecho”.
Magallanes se da cuenta en ese momento que el mapa de Behaim, estaba
equivocado. Decide coger el rumbo hacia el Sur., para acercarse a las zonas
polares. La navegación se hace más
trabajosa día a día. Los días más cortos, las noches más largas. El viento frío
los bate. Los marineros luchan a diario contra los temibles “pamperos”, el
viento se vuelve más fuerte, que rompen los mástiles y rasgan las velas. El
invierno ha llegado. Los envuelve la soledad. Las murmuraciones y quejas
empiezan a minar la moral de los marineros. Los oficiales españoles están
disgustados con él. Han pasado nueve meses. El 31 de marzo se presenta otra
bahía, Fondean los barcos y le pone por nombre San Julián, es el grado cuarenta
y nueve de latitud. Un lugar desconocido para todos ellos.
Magallanes
manda a reunir a sus capitanes en una comida para discutir con ellos los planes a segur, cos que antes no
había hecho en nueve meses de navegación. Los capitanes no asisten en muestra
de protesta. Ellos son Gaspar de Quesada, Luis de Mendoza y Antonio de Coca.
Acaban de desafiarlo.
Un bote sale
hacia el “San Antonio” abordo van Cartagena, Quesada y Coca, más treinta de sus
hombres. Sorprenden a la tripulación. Se apoderan de él, y dejan a su mando a
Juan Sebastián Elcano (que sería el oficial que daría la vuelta al mundo, después
de muerto Magallanes). Los oficiales de la nave y amigos de Magallanes han
quedado presos. Cosa que él ignora. Se
entera de la rebelión de sus oficiales. Se lo juega todo a una carta. Los
oficiales rebeldes le mandan una carta donde ellos “sólo pretendían un mejor
trato y le obedecerían, siempre que respetara sus condiciones”. Pero Magallanes
mira las cosas desde otro punto, y
decide a tacarlos en la misma forma que ellos lo hicieron. Manda un bote con
cinco marineros y un oficial de su confianza, donde este mata a Luis de Mendoza
y se apoderan de la “Trinidad”. Al mismo tiempo que un grupo de sus hombres se
apodera de la “Victoria”. Los capitanes se rinden y quedan humillados. El único
ajusticiado fue Gaspar de Quesada que fue decapitado por su criado Luis de
Molina. Deja a Juan de Cartagena y a un sacerdote en la playa de “San Julián”,
por haberlo traicionado, y le dejan suficientes provisiones.
Magallanes
manda a reparar los buques. Han pasado cinco meses. Llega la primavera. Un día
se ve a lo lejos un hombre en una colina cercana, de gran tamaño. Le bautizan
con el nombre de “pies grandes” (patagao), y llaman a esa zona Patagonia.
Llegan más hombres a visitarlos, pero la mala fe de los expedicionarios que
prenden a tres de ello hacen que éstos se vuelvan sus enemigos. Los prisioneros
fallecen de hambre en los barcos. Magallanes ordena al capitán del “Santiago”
que se dirija hacia el Sur. A las pocas semanas regresan con el informe de que el barco se había
estrellado contra la costa.
Magallanes
sale en busca de los supervivientes, ellos estaban en la desembocadura del río
Santa Cruz, así nombrado por Serrâo. Allí decide esperar por dos meses por la
llegada de mejor tiempo. No sabe que sólo a dos días ésta el “estrecho” tan
esperado. Era el 26 de agosto de 1520.
El 18 de
octubre de 1520, después de oir misa, salen hacia el Sur. Al tercer día descubren una nueva bahía. Manda
a la “San Antonio” y la “Concepción” a avanzar por dentro de ella, mientras se
dirige con la otra a revisar la costa. Las naves se demoran cinco días en
volver, pero vienen con la noticia de haber encontrado una salida. No se ve a
ningún ser humano, pero de noche se ven luces, por lo que se llama a aquel
lugar “Tierra de Fuego”. El “San Antonio” y la “Concepción” van por la parte Sudeste,
mientras que él se dirige al Sudoeste y se comprometen en encontrarse en cinco
días. Pero el “San Antonio” no regresaría jamás, su capitán decide desertar.
El 22 de
noviembre de 1520 abandona el río Salinas, pocos días después salen al estrecho
que ponen por nombre “Magallanes”. Dejan detrás al cabo Deseado. El 28 de
noviembre saludan su entrada en aquel mar desconocido para ellos, con descargas
de artillería.
Le hacen
frente a las tormentas, al hambre por escasear los alimentos. Nos buques se van
deteriorando día a día. Sólo se ven espacios vacíos. La galleta en el barco se ha terminado, sólo
pescado salado. Se comen la suela de los zapatos. El cuero que cubría el palo
mayor, lo tenían que sumergir en agua salada durante cuatro o cinco días, para
ablandar la piel y después comerla.
El 6 de
marzo de 1521 vuelve a oírse un grito en lo alto de la cofa “Tierra, Tierra”.
Uno días más y hubiera sido fatal. Se acercan a la bahía donde se ven unas
chalupas que se acercan. Suben a bordo y se empiezan a llevar todo lo que ven.
Los marinos los dejan, no saben que hacer. Al día siguiente Magallanes manda a
sus hombres a tierra con orden de coger alimentos, y con orden de que si
aquellos hombres se rebelan, que los ataquen. Ponen a esta isla la de “Los
Ladrones”, por las cosas que se llevaron de abordo.
Los
alimentos salvan la vida a varios marineros. Se acopian reservas. Vuelven a
navegar el 17 de marzo, descubren otra isla, a la que llaman “Humunu”, por ser
pequeña y no ven seres humanos. No desembarcan en la más grande por miedo de
ser atacados. Al siguiente día viene una canoa que trae alimentos y frutas
frescas. Entre ella agua de coco, que les hace efectos enéficos a los enfermos.
Magallanes se había alejado de su rutay había ido a dar al archipilago de las
Filipinas A la isla grande se le pone el nombre de “Suluán”. Otra isla le ponen
el nombre de “Massawa”. Pero para sorpresa de él, manda a tierra a su esclavo
Enrique, y al llegar este, descubre que el idioma que hablan los nativos es él
suyo. Al enterrarse Magallanes se da cuenta que acaba de lograr su fin. Con su
tesón, acaba de demostrar que “La Tierra es redonda” y su expedición lo ha
logrado. Ha encontrado el derrotero de las Indias, el que no pudieron encontrar
otros navegantes. Ha cruzado un océano inmenso, lleno de peligos desconocidos.
Había llegado donde nadie había podido llegar. Sólo unos días más para llegar a
las Molucas.
El 4 de
abril salen con rumbo a la isla “Cebú” (Zubu). Llegan al cabo de seis días. El
rajá de Cebú, Humaton, ya ha tenido contacto con otros hombres de otros países.
Sabe el valor de las cosas. Exige derecho por dejar los barcos fondear en la
bahía. Magallanes se niega. Llega a la isla un mercader moro, que informa al
rajá del peligro de comerciar con estos. El rajá cambia de opinión e invita a
Magallanes a comer. Se intercambian mercancías. Se ofrece en ayudarlo en caso
de que algún enemigo lo amenazara, al ver que el rajá juro fidelidad a España.
Este le comunica que otro rajá en una isla llamada “Silapulapu” le hacía la
guerra. Magallanes prepara una acción de guerra contra el rajá. Humabon se
opone por temor que cuando los españoles se fueran, sería atacado a otra vez.
Serrâo y Barbosa están de acuerdo. Le envía emisarios para que reconozca al rey
de España y jure fidelidad, y que deje tranquilo a su vecino. Cosa que éste se
niega. La expedición de escarmiento se prepara, pero esta vez todo sale mal. Va
con sesenta hombres el 26 de abril de 1526, a atacar la isla, pero son
recibidos por más de 15,00 hombres. Magallanes es herido con una flecha en un
pie, sus hombres se retiran en desorden, dejándolo con seis hombres que fueron
rodeados, y muertos, el fue asesinado por los indígenas. Así, el hombre que
había descubierto una nueva ruta. Los españoles tratan de recobrar el cuerpo de
Magallanes, haciendo intercambio de mercaderías, pero el rajá isleño
“Silapulapu” se niega a ello. Comunica a las otras islas, de su triunfo. Los
españoles sólo tuvieron ocho muertos en el combate. Cifra insignificante.
Después de
lo sucedido los isleños le pierden el respeto a los españoles. Le mandan
mensajero a los barcos, para intercambiar mercancías. Después de terminar los
intercambios los invitan a tierra, pero es para matarlos. Así sucede, sin poder los españoles defenderse, él
último superviviente es Joao Serrâo, que muere en la playa, en el momento que
sus compañeros se alejan en los barcos dejándolo sólo.
La
“Concepción “ es abandonada por estar en malas condiciones. Sólo queda la
“Trinidad” y la “Victoria”. Es nombrado Juan Elcano capitán de la “Trinidad”, y
Gómez de Espinosa de la “Victoria” y el piloto Poncero como gobernador de la
armada. Su rumbo es indeciso. Llegan el 8 de noviembre a la isla de “Tildore”.
Conocidos de Francisco Serrâo, le informan de la muerte de éste. Pero son
ayudados por un rey de los lugares, que les da comida y abastecimientos para
seguir el viaje, pero una de las naves está en malas condiciones. La “Victoria”
lleva cuarenta y siete hombres, y la “Trinidad” cincuenta y uno. La que
emprendería el viaje de regreso sería la “Victoria”. Los marinos que se quedan
en “Tildore”, se despiden. La última nave de Magallanes va de regreso a España.
Por cosas
de la vida, Gómez de Espinosa el hombre que cuando la sublevación del Puerto de
“San Julián” fue el hombre que hizo abordar la conspiración contra Magallanes,
decide quedarse en la isla d “Tildore” con el resto de la tripulación. La
historia no le reconoce méritos. Se los
llevaría Sebastián de Elcano, que en la sublevación había sido perdonado por
Magallanes. Así es la historia de ingrata, con hombres que lo dieron todo por
una idea. Así fue el pago de España, para muchos hombres que cruzaron los mares
hacia lo desconocido, arriesgando su vida por su reino. Lo mismo le pasó a
Balboa, que fue ajusticiado injustamente.
Empieza el
viaje de regreso desde las Molucas a España. La vieja nave, parece como si no
pudiera más, sólo el afán de aquellos bravos marinos la hace impulsar. Elcano
trata por todos los medios de evitar barcos portugueses. El viejo barco va
cargado de mercancías. Es el 13 de febrero de 1522. Elcano había mandado a
calafatear la embarcación. El historiador Pigafetta, toma nota de todo lo
acontecido, de las costumbres de los nativos, de su vida. Diecinueve marinos le
acompañan. Sus historias están llenas de leyendas de las bellas islas.. La isla
de las mujeres que no tinenhombres, y tienen hijos, fecundados por el viento.
Si era varón se le daba muerte, pues sólo podían vivir las niñas. Se van alejando de las
bellas islas, el barco se ve rodeado por el océano. Las semanas van pasando.
Al llegar a
Cabo Verde que es colonia portuguesa, Elcano habla con los marineros,
diciéndoles que nadie diga naa de que ellos son parte de la expedición de
Magallanes. Si no, marinos que una tormenta los llevo a mares desconocidos.
Elcano baja a tierra en un bote con dos marineros a comprar víveres. Los
alimentos comprados le devuelven las energías. Al llegar a tierra los marinos
traen la información de que era jueves, y no miércoles, lo que demostraba la
redondez de la tierra. El piloto Francisco Albo llevaba el diario de a bordo,
decía que no podía haberse equivocado, se había descifrado un secreto. El viaje
de Magallanes, demostró lo que Heráclito de Ponto había dado como hipótesis “de
que la esfera del mundo no permanecía fija en medio del mundo, sino que se
movía”. Era un nuevo conocimiento.
La
“Victoria” va arrastrando por el océano su construcción en mal estado, cada día
hay que bombear más agua. Al salir de Cabo Verde, al ver que los portugueses habían descubierto su
estrategía.Los marinos habían bebido en tierra, y habían hablado de la
expedición. Elcano dejó a los marinos responsables en tierra. En el barco sólo
quedaban dieciocho marinos. Al fin el 4 de septiembre de 1522, casi tres años
después de haber salido avistan tierra europea. Era el cabo de San Vicnte. El
olor del hogar tan deseado les llegaba a los pulmones. Van contando las horas.
Un día pasa. Pasa la noche. A lo lejos se ve una franja de tierra, es el
Guadalquivir, que desemboca en el mar. En Sanlúcar de Barrameda anclan en su orilla. Los hombres bajan a tierra y la
besan, han regresado. Era el 6 de septiembre de 1522. Sebastián Elcano fue el
capitán que llegó a Sevilla, y recibió el homenaje del rey. Por honor, el rey
le dio un escudo que tenía de blasón un globo y el lema: “tu primus circumdisti
me” (tu fuiste el primero en dar la vuelta en torno mío).
Nota: no va aparecer la lista de los que
participaron en la expedición, por ser demasiado larga.)
La primera parte de esta historia salio publicada el 1ro de diciembre 2015. La segunda parte salio publicada el 15 de diciembre 2015.
A continuación va aparecer el nombre de los que llegaron a Sanlúcar de Barrameda, en el barco "Victoria" 1522.
La primera parte de esta historia salio publicada el 1ro de diciembre 2015. La segunda parte salio publicada el 15 de diciembre 2015.
A continuación va aparecer el nombre de los que llegaron a Sanlúcar de Barrameda, en el barco "Victoria" 1522.
Pérdidas humanas
De los 234 hombres que salieron en la flotilla capitaneada por Fernando de Magallanes, solamente a 18 les cupo la suerte de poder regresar a España al mando de Elcano después de haber vencido los temporales de toda la redondez de la Tierra. El hambre y las privaciones les habían convertido prácticamente en espectros. Otros cuatro hombres de los 55 de la tripulación original de la Trinidad, que habían emprendido una ruta de regreso distinta desde las Filipinas, regresaron finalmente a España en 1525.
Supervivientes de la expedición
Estos dieciocho hombres regresaron a Sanlúcar en la Victoria, en 1522, y figuran en una placa conmemorativa en la fachada del Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda.
Nombre | Puesto |
---|---|
Juan Sebastián de Elcano, de Guetaria | Capitán |
Francisco Albo, de Axio | Piloto |
Miguel de Rodas, de Rodas | Piloto |
Juan de Acurio, de Bermeo | Piloto |
Antonio Lombardo (Pigafetta), de Vicenza | Sobresaliente |
Martín de Yudícibus, de Savona | Marino |
Hernando de Bustamante, de Mérida | Marinero y barbero |
Nicolás el Griego, de Nauplia | Marinero |
Miguel Sánchez de Rodas, de Rodas | Marinero |
Antonio Hernández Colmenero, de Ayamonte | Intérprete |
Francisco Rodríguez, portugués de Sevilla | Marinero |
Juan Rodríguez, de Huelva | Marinero |
Diego Carmena Gallego, de Bayona | Marinero |
Hans, de Aquisgrán | Artillero |
Juan de Arratia, de Bilbao | Grumete |
Vasco Gómez Gallego el Portugués, de Bayona | Grumete |
Juan de Santandrés, o de Santander, de Cueto | Grumete |
Juan de Zubileta, de Baracaldo | Paje |
Los doce hombres retenidos como prisioneros en Cabo Verde que regresaron algunas semanas más tarde a Sevilla, vía Lisboa:13
- Martín Méndez, secretario de la flota;
- Pedro de Tolosa, despensero;
- Richard de Normandie, carpintero;
- Roldán de Argote, artillero;
- Mestre Pedro, supernumerario;
- Juan Martín, supernumerario;
- Simón de Burgos, preboste;
- Felipe Rodas, marinero;
- Gómez Hernández, marinero;
- Bocacio Alonso, marinero;
- Pedro de Chindurza, marinero;
- Vasquito, grumete.
Los cinco supervivientes de la Trinidad también completaron la vuelta al mundo, aunque no regresaron a Europa hasta 1525 o 1526:
- Gonzalo Gómez de Espinosa, alguacil mayor de la flota;
- Leone Pancaldo, piloto;
- Juan Rodríguez el Sordo, marinero;
- Ginés de Mafra, marinero;
- Hans Vargue, artillero.
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