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lunes, 15 de enero de 2018

Recordando al Apóstol José Martí en el 159º años de su nacimiento: La Primera Estatua Erigida en La Habana



René León

Este año se cumple 164 años del nacimiento del Apóstol José Martí, y nosotros debemos recordarlo con cariño, como nuestro Maestro, como el hombre que con fuerza de carácter y voluntad pudo reunir a todos los cubanos en el exilio, llevando el mensaje de PATRIA y LIBERTAD, el de ser libres e independientes, sin ataduras a ningún gobierno.

Rebuscando entre mis libros y papeles, me encontré con un artículo escrito en el año de 1992 en Charlotte, North Carolina. Era sobre la primera estatua que fue erigida en La Habana a José Martí, y viene muy bien en estos momentos para recordar como se merece a nuestro Maestro.

La revista habanera “El Fígaro”, en su edición del 30 de abril de 1899, un mes y medio después de ser removida la estatua de la reina española Isabel II de su emplazamiento en el Parque Central – que había dado lugar a protestas por los españoles para quienes que era una ofensa a España-, dio cuenta del resultado de una encuesta que expresaba la preferencia popular para la erección de una estatua de una estatua del Apóstol a fin de reemplazar a la de la monarca isabelina. Creo no se habían dado de cuenta de que Cuba era LIBRE. Ya desde el 12 de marzo de 1899, dicha revista había estado realizando la encuesta para saber qué estatua poner allí, con la efigie de alguno de nuestros guerreros, políticos o personalidades del mundo de las letras cubanas.

De las 105 o 110 personalidades encuestadas, a favor de Martí sólo habían votados 16, quedando repartidos los demás votos o preferencias entre Carlos Manuel de Céspedes (13), Estatua de la Libertad (8), José de la Luz y Caballero (7), Cristóbal Colón (5) -seguramente fueron españoles sus votantes-, Cuba Libre (4), La República (3), y la independencia, la Revolución y la Concordia (nombre Francmasón) (2) votos para cada uno, y por último el rebelde cacique Hatuey, con (2). La cosa estaba complicada. Con un solo voto seguían Félix Varela, José Antonio Saco, Narciso López, Ignacio Agramante, Antonio Maceo, Marta Abreu y Máximo Gómez. Aparecieron, creo, dos propuestas a favor de los Estados Unidos. Hay que recordar que teníamos la bota americana sobre nuestra cabeza, y siempre de que los hay, los hay. La primera firmada con las iniciales R.F.G, y decía: “Para no engañarnos unos a los otros con ilusiones “tontas”, la de Jorge Washington”. La otra si estaba firmada por Manuel M. Coronados - por lo menos la firmó-, a favor de una estatua del Presidente de los Estados Unidos. Hubo otra propuesta, de Saturnino Lastra, que propuso “por una estatua que represente a España, Cuba y Estados Unidos”. Enrique Hernández Miyares, propuso una estatua de la Fuente de “La India”.

Todo esto trajo muchas discusiones y opiniones diferentes. Votaron por José Martí: Fermín Valdés Domínguez, Juan Gualberto Gómez, Esteban Borrero Echevarría, Diego Vicente Tejera y Leopoldo Berriel, más cuatro de nuestras grandes poetisas: Aurelia Castillo de González –que propuso la estatua compartida con Carlos M. Céspedes-, Martha Pierra de Poo, Mercedes Matamoros y Nieves Xenes, y la representación combatiente, Rosario Sigarroa. Entre los generales que votaron por Martí, estaban Emilio Núñez, Daniel Gisbert y Enrique Loynaz del Castillo.

“El Figaro” formuló a los lectores la misma pregunta, esperando un resultado más satisfactorio. Se había impreso en el margen de una página una pequeña papeleta. Que decía: “Voto por la respuesta de -----“ (a la pregunta de “?qué estatua debe ser colocada en el Parque Central?) y debía ser remitida y llena al “El Fígaro” en su oficina en Obispo 62. Para el escrutinio de los votos se fijo la fecha del jueves 25 de mayo. El jurado estaba formado por Enrique José Varona como presidente, Diego Vicente Tejera, Gastón Mora, e Ignacio Sarachaga, actuando de secretario José María Collantes. Al tenerse los resultados se dieron a conocer el 28 de mayo. La propuesta de Diego Vicente Tejera, por la estatua de Martí (375). La de Marta Abreu, por “La Libertad” (371). La de Antonio González Lanuza, por la de Cristóbal Colón (184). La de José de la Luz Caballero (123). La de “España, Cuba y Estados Unidos” (89). Máximo Gómez (84). Carlos M. de Céspedes (69). La del presidente de los “Estados Unidos firmando la proclama de independencia” (61). La de “Cuba Redimida por él soldado cubano” (44), y la de Antonio Maceo (32)

Al fin se escoge a José Martí y se forma, en 1900, una Asociación del Monumento a Martí, con la obligación de recabar los fondos para el proyecto. Contrataron al escultor cubano radicado en Roma, José Villalba de Saavedra, y se decidió que el monumento sea de mármol, con un precio de $4,500 pesos en moneda americana, que se pagaría en tres plazos, que incluía su traslado a La Habana desde Italia.

El monumento fue desvelado el 24 de febrero de 1905. Pero antes el domingo 6 de noviembre de 1904 había sido colocada la primera piedra, y se había puesto en una caja metálica, el acta levantada al efecto, junto con ejemplares de diversos periódicos, y un ejemplar de “Patria” correspondiente al 14 de diciembre de 1895. En su inauguración estuvieron presentes Leonor Pérez, Carmen Zayas Bazán y Amelia Martí, dándose término al acto cuando la hermana del general Bernabé Varona (Bembeta), Juana de Varona, colocó en el pedestal del monumento un clavo de oro con la inscripción La hermana de Bembeta. Al terminar todo esto, multitud de niños de diferentes edades desfiló frente a la estatua del Apóstol de nuestra Independencia, JOSÉ MARTÍ. Por la noche, en el Parque Central, se encendieron las bombillas y una banda de música puso fin a dicho acto. Voladores, banderas cubanas abundaron por doquier. Éramos libres de España como siempre quiso Martí, aunque en aquel inicio republicano supeditados a los Estados Unidos, por la traicionera ENMIENDA PLATT, y hoy en día por la revolución comunista que ha destruido nuestra nación.

Honrar, Honra, como dijo José Martí en el Nº 1 de la Revista Venezolana, creada por él el 1 de enero de 1881 en Caracas, en el artículo que con este título dedicó a la memoria del patriota Miguel Peña, prócer de la independencia venezolana que había luchado al

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