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martes, 1 de mayo de 2018

La Primera Misa Celebrada en Cuba

René León
octubre 1990

Trinidad fue una de las primeras villas fundadas en Cuba, por Diego Velázquez, situada en la costa Sur de la provincia de Las Villas, en 1514.

Todo el que visitaba a Trinidad, se quedaba asombrado de su belleza, todo en ella estaba intacto, nada había cambiado. Aquel caserío que fuera en el siglo XVI, a orillas del caudaloso Guaurabo, se había transformado para dar paso a hermosos palacetes, plazas, conventos, iglesias; trofeos de un pasado oculto entre el verdor de sus campos y montañas.

Sus empinadas calles, llenas de vetustos caserones, y de recuerdos de un pasado esplendoroso. En algunas de ellas se veían tarjas de nombres ilustres y lugares de contenido histórico. Remembranzas de hermosos amores y leyendas, inspiración de poetas.

En el año de 1944 se celebró el III Congreso Nacional de Historia en la ciudad de Trinidad, y otra vez se volvería a celebrar el Sexto Congreso, del 8 al 12 de octubre de 1947. Presidido por José A. Martínez-Fortún y Foyo y un gran número de personalidades de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales. Siendo invitado de honor el Excmo. Sr. Nelson García Serrato, Profesor de Historia de la Universidad de Montevideo y Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República del Uruguay en Cuba.


Manuel J. Bécquer, Presidente de la Asociación Pro-Trinidad, presentó un trabajo titulado "Razones demostrativas que el Río Guaurabo de Trinidad fue denominado por Colón de las Misas". En él explicaba que el Almirante a su regreso a La Española había tocado con sus naves "San Juan", "Cardera" y "La Pinta", en el Guaurabo el 7 de julio de 1494, celebrándose una misa para dar gracia a Dios. Bécquer aportaba datos de historiadores colombinos sobre la estancia de Colón en el área cerca de Trinidad, pero sin fijar ellos el lugar exacto.

Los miembros del Congreso el domingo 12, salieron para el lugar donde partió Hernán Cortés a la conquista de México. Develando una tarja en el lugar que se decía había desembarcado Colón en su segundo viaje. En dicho lugar la Dra. Hortensia Pichardo, Profesora del Instituto de la Víbora (La Habana) y miembro de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, haría uso de la palabra, para rendir tributo al río Guaurabo. Su trabajo estaba titulado, La Historia Legendaria del Guaurabo. Ella decía: "El Guaurabo es un río cargado de tradiciones y de realidades históricas. Él no ha sido ajeno totalmente a ninguna de las grandes jornadas en que puede dividirse el pasado de Cuba."

Hacía una descripción del segundo viaje de Colón, y donde iban haciendo escala para reponer provisiones y hacer indagaciones sobre los nativos del país, y poder demostrar que Cuba era tierra firme y no una isla. Más adelante dice: "Después de sortear unos peligrosos cayos y bajos que hay unanimidad entre los colombistas, el Almirante, según Bermúdez, "surgió en un río para surtir sus naves de agua". Encontraron que la tierra era montañosa y fertilísima y gente mansa en gran manera. En este lugar decidió Colón celebrar el santo sacrificio de la misa". Más adelante dice: "Colón determinó poner a este río, en recuerdo de aquella trascendental ceremonia religiosa, con la que acaso creyó él haber conquistado para Cristo al primer apóstol de la tierra visitada, el nombre de Río de las Misas".

He tratado de buscar entre diferentes historiadores de los viajes de Colón, lo que pudiera facilitar datos fijos sobre el lugar donde se celebró la misa. Don Ignacio de Urrutia y Montoya, dice: "...no se designa con claridad el paraje de la costa de Cuba en que se celebró este primer incruento sacrificio del Cordero."(p.54)

Fray Bartolomé de las Casas, no nos dice el lugar exacto. Como todos los anteriores nos da la fecha del 7 de julio de 1494, y nos cuenta la historia del cacique. Don Hernando Colón, nos dice sobre el particular: "...tornó a acercarse a la isla de Cuba por Oriente, donde habían hecho su primer camino. Allí lo mismo que en su anterior visita, salía un olor como de flores de grandísima suavidad. El 7 de julio bajo a tierra a oír misa". (p.173)

John Boyd Thacher, dice: "A few days afterward he found himself again in the region of Jardín de la Reina, opposite which he landed on the soil of Cuba, on Monday, July 7, 1494, and has mass said". (Vol.III, p.334)

Samuel Eliot Morrison, miembro de la Expedición de Harvard-Colombus, siguiendo las cartas de navegación de los viajes del Almirante, trató de reconstruir los viajes, desde su salida de España, al continente americano, nos dice que:"This mountain must have been the Sierra de Trinidad, which rises bodly from the coast between Casilda and Cienfuegos; for that is the westernmost point on the south coast of Cuba where high mountain come close to the sea... next morning entered one of the drowned river mouths that occur there, probably the Río San Juan,which Colombus revisited on the turn voyage and then named Río de las Misas". (p.458)

La Dra. Pichardo, termina diciendo: " Si llegara a demostrarse que ese suceso ocurrió aquí, el Guaurabo resultaría un río triplemente favorecido de la historia de América: Velázquez y Cortés".

En el libro publicado por Morrison, aparece un mapa preparado por el cartógrafo Erwin Rainzs, donde él marca el lugar del Río de las Misas, en lo que es el Río San Juan. La diferencia de distancia no es muy grande, desde allí al Guaurabo.

El mismo autor nos dice en su libro de que el Almirante había estado frente a Trinidad, por haberle impedido los bajos de fondear en Casilda, cuando se dirigía al poniente.

Estudios de todo tipo se han preparado todos los años cuando llega la fecha del Descubrimiento de América, todos muy interesantes. Ahora el planteamiento de Bécquer, nos ha venido a la memoria. Con exactitud nadie nos puede asegurar que esto no pudo haber sido. La tarja está allí en el caserío del río Guaurabo.

En Trinidad, cada casa, templo, calle, tiene su historia. El tiempo ha decursado y la villa fundada por aquellos intrépidos hombres, se mantiene levantada entre las montañas del Escambray. Cuando de lo alto de las lomas cercanas se mira hacia la ciudad, hace meditar, invita al recuerdo. Han pasado muchos años desde la última vez que visité a Trinidad. Pero sé que el tiempo se ha detenido en sus rincones más pintorescos, porque ella vive el presente, sin olvidar el pasado cargado de misterio. Trinidad se puede decir, es leyenda y tradición.

A continuación aparece la lista de los hombres que acompañaban a Colón, cuando se ofreció la misa.

Carabela La Niña: 

Cristóbal Colón
Pedro de Terreros, ayudante de Colón
Iñigo Lopéz de Zuñiga, criado de Colón 
Diego Tristán, criado, vecino de Sevilla
Francisco Morales, criado, vecino de Sevilla
Fernando Pérez de Luna, escribano público
Francisco Niño, piloto, vecino de Moguer
Alonso Medel, maestre de la carabela, vecino de Palos
Juan de la Cosa, maestro de hacer cartas, vecino del puerto de Santa María
Johan del Barco, vecino de Palos
Morón, vecino de Moguer
Francisco de Lepe, vecino de Moguer
Diego Beltrán, vecino de Moguer
Domingo Ginovés
Estefano Veneciano
Juan de España Vizcaíno
Goméz Calafar, vecino de Palos
Ramiro Pérez, vecino de Lepe
Mateo de Morales, vecino de San Juan del Puerto
Gonzalo Vizcaíno
Alonso de Huelva
Francisco Ginovés, vecino de Córdoba
Rodrigo Molinero, vecino de Moguer
Rodrigo Calafar, vecino de Cartaya
Alonso Niño, vecino de Moguer
Juan Vizcaíno

Carabela San Juan

Bartolomé Pérez, piloto, vecino de Rota
Alonso Pérez Roldán, maestre, vecino de Málaga
Alonso Rodríguez, contramaestre, vecino de Cartaya
Johan Rodríguez, vecino de ciudad
Rodrigo Sebastián de Ayamonte
Diego del Monte, vecino de Moguer
Francisco Calvo, vecino de Moguer
Juan Domínguez, vecino de Palos
Juan Albarracen, vecino de Puerto de Santa María
Nicolás Estefano, Mallorquín
Cristóbal Vivas, vecino de Moguer
Rodrigo de Santander
Johan Garcés, vecino de Bear
Pedro de Salas, portugués, vecino de Lisboa
Hernand Lopéz, vecino de Huelva

Carabela Cardera

Cristóbal Pérez Niño, maestre, vecino de Palos
Fenerin Ginovés, contramaestre
Gonzalo Alonso Galeote, vecino de Huelva
Juan de Jerez, vecino de Moguer
Francisco Corral, vecino de Palos
Gorjon, vecino de Palos
Johan Griego, vecino de Génova
Alonso Pérez, vecino de Huelva
Juan Vizcaíno, vecino de Cartaya
Cristóbal Lorenzo, vecino de Palos
Francisco de Medina, vecino de Moguer
Diego Leal, vecino de Moguer
Francisco Niño, vecino de Palos
Tristán, vecino de Valduerna

  Estos hombres fueron los que bajaron a tierra con Colón. Por eso el Guaurabo es legendario. En Trinidad, cada casa, templo, calle , tiene su historia. El tiempo ha decursado y la villa fundada por aquellos intrépidos colonizadores, da paso a nuevas generaciones.

Cuando de lo alto de las lomas cercanas, se mira hacía abajo, la ciudad hace meditar, invita al recuerdo. Han pasado muchos años desde la última vez que vi a Trinidad. Pero se que el tiempo se ha detenido en sus rincones pintorescos y en sus fachadas coloniales. Ella vive el presente sin olvidar el pasado cargado de encantador misterio. Trinidad es, leyenda y tradición

René León

BIBLIOGRAFIA

Boyd Thacher, John.Christopher Columbus. His Life His Work, His Remains.Vol.11.G.Putnam's Sons, New York and London, The Knickerbocker Press, 1903.p.334.

Casas, Bartolomé de las. Historia de las Indias, To­mo I, Biblioteca Americana, Cronistas de Indias,Fondo de Cultura Económica,México,1951.

Colón Cristóbal. Los cuatro viajes del Almirante y su testamento. Edición y prólogo de Ignacio B. Anzoatequi. Colección Austral, Espasa-Calpe, S.A. Madrid,1982.

Colón,Hernando.Vida del Almirante Don Cristóbal Colón.  Escrita por su hijo Don Hernando. Biblioteca Americana, Fondo de Cultura Económica, México, 1984, p. 173.

Morison, Samuel Eliot. Admiral of the Ocean Sea Little, Brown and Co. Boston, 1942, p. 458.

Urrutia y Montoya. Ignacio de Teatro Histórico, Jurídico, Político,Mi litar de la Isla Fernandina de Cuba y principalmente de su capital la Habana. Comisión de la Unesco, 1963, p.54. 

























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