(I) René León, Julio A. León (†) año 1943 |
Julio A. León ( 1934-83 ) (†) Cuba.
Paso por las prisiones en Cuba. Elegido profesor del año 1976 en la Universidad Johnson C. Smith. Ganador del tercer premio de poesía en el concurso 1976 de la revista "Entre Nosotros." Sus trabajos literarios salieron publicados en América, de la O.E.A. Círculo y Círculo Poético del C.C .P.CARIBE, University of Hawaii al Manoa. Explicación de Textos Literarios, California State University de Sacramento . Diario las Américas, Miami, Fla. Spanish Today, Panorama, Círculo y Círculo Poético, Charlotte, NC. Fue presidente de la Sociedad Cultural Hispana. Fundador del Capítulo de Charlotte, CCP. Participo en diferentes congresos literarios. Su especialidad el tema afrocubano.
Entre sus publicaciones se pueden hacer mención:
El Orlkí Yoruba: Una poesía olvidada.
El teatro primitivo africano Yoruba
La poesía de la Sociedad Abakuá
La poesía del Mundo Negro
El último capítulo del colonialismo en Cuba
El Chinatown de La Habana
En las anteriores también aparece como coautor René León
Poemas y Cartas de los Deportados Cubanos en la isla de Fernando Poo (1976)
Los condenados de la isla de Fernando Poo (1977)
Vol. VI Publicación del Año 1977
Círculo de Cultura Panamericano
Sánchez-Boudy, José. Aché, Babalú Ayé (Retablo afrocubano), Miami: Editorial Universal, 1975, 86 págs.
En toda la producción literaria de José Sánchez Boudy se encuentra ese sentimiento nostálgico, esa constante literaria de rememoración de un ayer histórico y popular que es parte de nuestra vida socio-económica cubana anterior a 1959. En su producción con la temática negroide, el autor ha pintado fiel mente el cuadro popular habanero con pinceladas únicas. Es en su último libro Aché, Babalú Ayé en donde se encuentra con más vigencia y fuerza los elementos folklóricos característicos de nuestro mundo popular encerrado en la vida del "solar" y en la celebración de fiestas religiosas católicas. El autor ha logrado en este libro plasmar en imágenes plásticas lo más legítimo y bello de nuestras tradiciones populares. Su imaginación de poeta y pintor literario del tema folklórico nos hace pasear por la calles de nuestra querida ciudad de La Habana, en épocas y en momentos. en que la calle era el tablado sobre el cual desfilaban los más pintorescos elementos de nuestra vida popular.
Las voces de los anónimos personajes que hablan dentro del diálogo criollísimo nacen del, alma de un pueblo que supo reír, cantar, sudar y bailar al son de nuestro rítmico son. En donde la lágrima que se derramaba era muchas veces de alegría y regocijo y no de dolor y luto ...
La fuerza y vitalidad de su obra estriba en la pincelada real, vivida, arrancada al tiempo en el momento preciso en que el corazón de un pueblo latía con amor y alegría de vivir, cuando el odio era planta rara en nuestro jardín tropical.
Dentro de la poesía del literato latinoamericano que es Boudy, se encierra el sincretismo de dos creencias: la católico y la africana. De esa unión religiosa nace la fe del pueblo cubano, creencia mulata con ritmo, música y fervor africano. Describe el autor la procesión religiosa del Día de San Lázaro, en la cual el pueblo habanero iba a rendir tributo a la imagen milagrosa en su santuario habitual:
La noche como un latido ha
caído en el rincón,
el guaguancó rompe un son
de melcocha con canela.
El bongó la mano pela.
La orquesta bate su güiro.
Por el campo, como un tiro,
vuela extraviada rabiche;
el pueblo, ron y palmiche,
agrupado en procesión
detrás de su Babalú
hace natillas de prú. (p. 56)
Se refiere el autor al culto que se le rendía en Cuba, a nuestra Patrona la Virgen de la Caridad del Cobre, culto popular y como popular muy cubano, teñido con esa negritud enraizada en nuestra tradición criolla:
Al toque de bongó los pies hirsutos
en un ronco menear acaimansado
rompen a pasillo el empedrado
en el solar preñado de atributos.
De la Virgen del Cobre
que se empina en el medio del patio: luz de luna,
y la maraca, con su ritmo, acuna
una rumba majeante: golosina. (p. 32)
Otra estampa muy popular es la manifestación colectiva que el pueblo habanero, principalmente, rendía todos los años a la celebración religiosa del Día de la Virgen de las Mercedes. El santuario estaba en los barrios más antiguos de la ciudad de La Habana, en lo que era conocido por las afueras de la Muralla de La Habana en épocas de la colonia. Dice así el autor:
El blanco del collar toca un derroche;
que la Merced es dueña de la noche.
Por el quitrín de sombras de La Habana vieja
el rezo tumba el polvo de las tejas. (p. 40)
Y en otra parte continúa el autor:
Cuba mulata de Cristo y babalao
el veinticuatro de septiembre bailador,
Cuba de blanco cundiamor. (p. 45)
Esta obra de Sánchez-Boudy deja vislumbrar un camino más abierto y positivo hacia el culto de la temática popular .Y negroide como forma muy criolla de expresión literaria. Vale muy bien el tiempo que se emplee en leer el presente libro porque nos acerca, posiblemente más que nunca, a conocer de cerca ese ambiente callejero, bullanguero y criollo de lo que fue hace tiempo una Habana vestida de dril cien y con olor a albahaca y mejorana.
JULIO A. LEÓN (†)
Johnson C. Smith University N. C.
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