General Antonio Maceo
Por Emeterio S. Santovenia
Editorial Trópico, 1946, páginas 25-26 nos describe los acontecimientos del 10 de Enero de 1896:
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“Antonio Maceo se contentó con vivaquear el 8 de enero de 1896 en territorio de Pinar del Río. Era sábado, y en verdad no pudo haber rendido mejor la tarea de la semana. Sin embargo, marchaba pesaroso hacia los confines del Poniente, pues no llevaba consigo la gloria apetecida de dejar alarmada La Habana con un golpe de mano. Necesitaba el caudillo de grandes novedades en Vuelta Abajo para sacudir la contrariedad experimentada y aleccionar una vez más al enemigo. Pero ¿no estaba ya en la región occidental? El famoso campeón quería aun algo de mayor notoriedad.
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“La marcha de la Invasión quedó reanudada el 9 de enero. Comenzaba entonces la campaña de Pinar del Río. Cruzó el caudillo la carretera de Guanajay a Mariel. Pudieron entonces todos admirar la sorprendente vegetación de la zona de Quiebra Hacha y Cabañas, sin duda una de las más fértiles de Cuba. Aquella situación topográfica era para Maceo positivamente inspiradora. A un lado se alzaban a la vista del prócer las abruptas montañas de Guaniguanico. Y, vuelta de cara, se extendía ante él, como incitándolo a ventajosas correrías, la campiña hasta el mar mismo. Maceo avanzó a través del país, impuso el cumplimiento del acuerdo prohibitivo de la molienda de caña, sostuvo escaramuzas con las vanguardias de Echagüe y Suárez Valdés e hizo que fuerzas cubanas pernoctaran la noche del 9 al 10 de enero en Cabañas, después de tomar la plaza, con un botín de doscientas armas, quince mil cartuchos, equipos, medicamentos y prendas de vestir y calzar.
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“La toma de Cabañas contribuyó de manera efectiva a deparar suma importancia a la entrada de la Invasión en el territorio de Pinar del Río. Pero, como para demostrar que se mantenía sobre la marcha, Maceo reanudo el avance en las primeras horas de la mañana del 10 de enero de 1896. Contaba ya con el concurso de Pedro Delgado, que, recién incorporado al contingente oriental y conocedor perfecto de la zona, llego en ocasión oportuna para prestar señalados servicios. Internado por la tierra pinareña, el Lugarteniente se hallo pronto a la vista de San Diego de Núñez, la cuna de Cirilo Villaverde. Este pueblo se rindió a discreción apenas intimado para ello. No podía caber la menor duda acerca de la eficacia de las operaciones iniciadas por Maceo en las comarcas occidentales: los pasos andados el 10 de enero de 1896 ponían fuera de toda duda o sospecha el éxito brillantísimo con que había de quedar rematada la ruta de la invasión libertadora.
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“¿Estaba el pueblo vueltabajero dormido o impasible o, por el contrario, dio en seguida muestras de su preparación patriótica? Semejante interrogación fue contestada el propio 10 de enero de 1896, no con huecas y vanas palabras, sino con hechos realizados por hijos de Occidente. Pudo con razón decirse que a la luz del fuego sostenido en Cabañas los patriotas de Bahía Honda y lugares comarcanos se sumaron a la demanda emancipadora, y, merced a ello, el 10 de enero, en el camino de San Diego de Núñez a Bahía Honda, se incorporaron a la columna de Maceo las fuerzas organizadas por Carlos Socarrás y Modesto Gómez Rubio. Socarrás era el hombre entero que aguardaba, internado en la serranía, la hora de la redención. Gómez Rubio, propietario y médico de Guane e hijo de Isabel Rubio y Díaz, resultaba algo así como una avanzada del esfuerzo que los cubanos del extremo occidental se aprestaban a realizar en pro de la independencia patria.”
Tomado de: Calendario Cubano
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viernes, 14 de febrero de 2014
“Un Día Como Hoy”
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