Por: Leonora Acuña de
Marmolejo
¡Oh madre!, tú la dulce mujer de reciedumbre
cual un álamo erguido siempre al pie del brocal,
cuidaste que la linfa manante allí en mi pozo,
tuviera
transparencia de mujer diamantina.
¡Oh madre, en cuyo
vientre se tejieron mis huesos:
Hay sol en tus
pupilas y besos en tu faz,
y en tu cara hoyuelada
hay sonrisas de niña,
y aún en tu semblante, candor de adolescente!
En críptico
secreto , como la nuez, tú tienes
repleto de dulzuras un
tierno corazón:
y siendo suave y dulce, mas fuerte como un roble,
en mis surcos
pusiste la más fértil semilla.
Mi arcilla
modelaste cual un noble alfarero,
y mis ansias puliste
con un buril severo;
y nunca en cobardía del
yunque desertaste,
ni frente a las borrascas, huíste del timón.
Pegada de tu
falda, tus pasos persiguiendo,
mi Lengua Cervantina
aprendí a balbucir;
de ti aprendí nobleza,
honestidad y amor,
y en lealtad y
justicia, la convivencia en paz.
¡Oh mujer, dulce
madre!, la que me abrió caminos,
la que siempre me dijo:
“Adelante con fe,
que más que dar Dios tiene, que nosotros pedir”:
¡hoy tu voz
transparente, alumbra mi sendero!
¡Oh madre, tú la recia, la tierna, la feraz;
orgullosa me has hecho
de mi propio destino:
varones y mujeres de tu
temple y estirpe,
de mi fecundo vientre cual milagros brotaron!
* Poema del libro “Del crepúsculo a la alborada”, 2007
Querido Rene: Es admirable su amor por nuestra cultura y su perseverancia por difundirla a pesar de los quebranros de salud que ha padecido ultimamente.
ResponderEliminarEsta nueva publicacion como siempre: Espectacular y con unas bellisimas ilustraciones.
Es una labor muy altruista que merece todo encomio!
Muchisimas gracias por el honor que me ha conferido al publicar mi poema "Mujer y Madre".
Afectuosos abrazos con mis sinceros deseos de salud, bienestar, amor , y armonia, extensivos a nuestra querida Barbarita su excelente asesora.
-Leonora