Dr. E Pamiés Raventos (†)
Por primera vez en mi dilatada carrera de ensayista, voy a tratar de aquilatar el meritorio esfuerzo bibliográfico de René León, autor de San Cristóbal de La Habana, siglo XVII, publicadas en 1990. Bien documentados los libros, demostrando su incansable afán investigador a través de sus pesquisas históricas que comienzan con el pionero desembarque de Cristóbal Colón en la Bahía de Puerto Padre (Oriente, Cuba) octubre de 1492, y terminan con la gobernación de don Diego de Córdoba.
A sabiendas que la narrativa histórica de todos los historiadores suele padecer de informativa cansonas, causada por la enumeración de fechas y lugares en que se desenvuelven los acontecimientos más dignos de exponer o de las derrotas disimuladas que se suelen comenzar cuando la bandera del autor fuera ultrajada por piratas, o lobos de mar procedentes de Holanda, Inglaterra y Francia.
Para relatar historia existen varias tendencias: una que se compone de fechas y lugares: otra que trata de glorificar a su raza, etnia o nacionalidad, y tenemos por ejemplo la historia de Inglaterra, en la que sólo se reflejan las victorias y no le dan prestigio a los rivales. En los libros de historia de los Estados Unidos de América que se distribuyen a los alumnos en toda la nación, la gran epopeya suele comenzar con los “pilgrims” que desembarcan del “Mayflower” en tierras del actual Massahussets. Se menciona a un italiano llamado Colombus que descubriera América, pero desde aquel 1492 saltan al siglo XVII para no tener que subrayar que los españoles descubrieron, exploraron y colonizaron casi todo el continente del Nuevo Mundo durante el siglo XVI , época en que ya Magallanes tratara de dar la primera vuelta al mundo con sus cinco naves (que fueron incendiadas por los filipinos en la bahía de Manila. (Añado también que Balboa había descubierto el mar Pacífico). Muriendo el almirante Magallanes, pero un lugarteniente llamado Sebastián Elcano, logró salvar un navío de las llamas y proseguir su itinerario atravesando el Océano Indico y subiendo la enorme costa occidental de África para llegar al puerto de salida de Cádiz, cinco años después de haber zarpado.
Estas historias que casi parecen imaginarias por su magnitud y gran valentía, no aparecen en los libros redactados en el idioma inglés.
El profesor René León describe elegantemente la fundación de San Cristóbal de La Habana. En su narrativa no se mencionan abusos ni crueldades españolas contra los nativos ni contra los posteriores esclavos. Tampoco asume la posición del juez que condena a unos para bendecir a los otros. Hace una descripción detallada de los primeros años en el poblado primero y luego villa. Menciona las construcciones que se van levantando, el castillo, el tráfico marítimo. Los ataques que sufre de manos de los piratas, luego los holandeses.
Al final del primer tomo hay una lista de los primeros vecinos que aparecen en las actas del cabildo de la villa.
En los días y años que completan los dos primeros siglos de la Colonia no se pueden mezclar los ánimos que enaltecían a los posteriores patriotas del siglo XIX en Cuba. De analizar el origen del criollo blanco, veríamos que todos descienden del mal llamado “gallego” o sea, que de no ser indio o negro, desde el mestizo hasta del mulato lleva sangre española en sus venas. Desde Simón Bolívar hasta José Martí vemos como los independentistas americanos eran todos descendientes españoles.
El inmortal José Martí nunca odió al pueblo español, pero si el sistema gubernamental que imperaba en su tiempo. Siendo hijo de padre valenciano y madre isleña de Canarias. Martí anhelaba una Cuba sin influencia española y sin participación norteamericana
Leer San Cristóbal de La Habana, fue llevarme a una época muy lejana, donde aquel grupo de seres humanos de ambos sexos unieron sus esfuerzos en levantar los cimientos de la ciudad que fue considerada LA LLAVE DEL NUEVO MUNDO ANTEMURAL DE LAS INDIAS.
Bueno, queridos lectores, aquí termina mi modesta opinión sobre las dos extensas y bien documentadas obras escritas por el historiador Don René León.
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