Y ya nadie me escribe
diciendo no consigo olvidarte…
Joaquín Sabina
He de confesar que me siento fascinado (magnetizado literalmente hablando)
por aquellas obras en las que el maderamen estético y las sustancias nutricias
autorales, concurren de modo simbiótico para propiciar el surgimiento de
títulos que, desde la peculiaridad del entretejido semántico-lexical, apuestan
por la más contundente formulación de la brevedad, acaso para dar la razón a
Barthes en aquello de que todo texto literario tiene su despegue o su
fenecimiento en el título. Tal es el caso del poemario A Contraluz de
María Eugenia Caseiro, publicado por el sello editorial Imagine Cloud
Editions en el 2016.
La autora, de raíz esencialmente cubana, consolida su feudo discursivo en
lo exilar o lo transterritorial, suerte de patria elocutiva donde el idioma
hospedante coexiste o se flexibiliza ante el cúmulo de voces portadoras de un ethos
abocado hacia la conformación de la identidad, ese constructo maltratado por la
retórica y los devaneos de la ideología.
Los versos aquí reunidos se apropian del referente amor/desamor, dupla
ideotemática por excelsitud, presente en el soporte comunicativo de temas
musicales devenidos antológicos y con raíz en el bolero, el feeling, la
trova tradicional, la balada, et al. El sujeto lírico erige su filosofar
en el llamado discurso del cuerpo, como se conoce: “una construcción
sociocultural, legitimada por la ideología patriarcal y conformada como un
vehículo para el fortalecimiento de las relaciones históricas de poder
dominada-dominador. En la mujer, el cuerpo (…) es también un medio para
deslegitimar ese poder, y proponer una nueva lectura en relación con su
identidad”.1
Estamos en presencia de la (re)elaboración estética de ciertos pactos con
el Eros, asentados en el imaginario a través de fragmentos de canciones que si
bien no hacen acuse de un falogocentrismo agudo, se vislumbra en ellas una
cosmovisión masculina, la cual es revertida en función de una narratividad
propia. Así, autores y letras que el gusto y la hermenéutica musicológica
empujaron hacia lo canónico, devienen en materia desacralizante, topos y atisbo
no placentero de la extraterritorialidad como condicionante del amatorio: el
presupuesto manzaneriano “Esta tarde vi llover/vi gente correr y no estabas
tú”, es ahora lacerante engranaje diaspórico, cuerda sentimental tensada al
máximo: Llueve la inmovilidad/en los que no partieron/y hoy son un
matasello/olvidados fantasmas/bajo el óxido del agua (pág. 21).
Explicitud tropológica que, partiendo de exordios de diversos compositores
de la tradición bolerística, se pronuncia en pos de la repostulación de
determinadas zonas erógenas, centralizadas en la boca y su accionar como
constructo inherente al tópico sexualidad, mutilado por una hegemónica
presencia patriarcal en los mejores (y más genuinos) registros poéticos
femeninos desde Tula Avellaneda hasta Elena Tamargo, pasando por Isel Rivero y
María E. Cruz Varela. Testimonio de ello son los versos: Cállame con el
sello de tus dientes/las simientes/los engastes/las raíces…/despiértame a la
sed/de tus pupilas (pág.41). Es de resaltar el tratamiento dado al estado
emotivo del hablante lírico, mediante una sutil focalización erótico-figurativa
de su entorno existencial: Entonces tú descansa mi destino/del beso que te
doy (pág. 27).
Pienso, criterio de lector antes que espectador crítico, que A Contraluz
es un valioso obsequio para quienes continuamos apostando por el amatorio y sus
poéticas de introspección, vecindades con el desgarramiento y los rejuegos
intertextuales. Acaso porque un bolero, al decir del Gabo Márquez, es un novela
de amor en dos minutos.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
·
El secreto de
la libertad, Yanetsy Pino Reina, Ed. Sed
de Belleza, Santa Clara, 2010, pág.78.
José Luis Santos, Santa Lutgarda, Villaclara, Cuba, 1968.
Poeta, narrador y ensayista. Premio Provincial de Cuento Onelio Jorge Cardoso
(2000 y 2004). Mención Premio David y Primera Mención Premio Eliseo Diego de
cuento del 2001. Finalista del Premio de Poesía «La Gaceta de Cuba» del 2004.
Finalista del Premio de la Crítica «Ser en el Tiempo» 2005. Ha publicado:
Escaleras al cielo, Ediciones Sed de Belleza, 2004: Cuento. Monólogo de Jean
Basquiat Ediciones Capiro, 2004: Poesía. Los Apagados Muchachos del Verano,
Ediciones Capiro, 2007: Poesía. Colabora en CartaCuba, Umbral, Hacerse el
Cuerdo y en revistas del extranjero como La Peregrina y Linden Lane Magazine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario