Foto tomada de: Cielo Sur Sección de una de las estelas de las tablillas babilónicas (kudurrus) donde vemos la representación de el hombre-escorpión, guardián del inframundo. |
Por:
Josefina Cao
Como elemento simbólico muy común en gran parte de las civilizaciones antiguas aparece el escorpión. En muchos ritos y creencias se considera un animal beneficioso que puede proteger al ser humano frente a los desastres naturales o ayudarlo a vencer plagas de insectos, sin embargo, también puede ser considerado un ente maligno, quizás un "demonio", por ser un animal agresivo que constituía un peligro directo debido a sus hábitos de caza por contacto directo. Probablemente esta consideración de maligno también se debió a que se asociaba con lugares inhóspitos, oscuros, peligrosos, simbolizando la sequía y el desierto. Un ejemplo de esta dualidad del escorpión es el personaje Pazuzu, un importante "demonio" mesopotámico representado por una criatura de cabeza deformada, con alas de águila, dientes y garras de león y cola de escorpión. Era un habitante de los desiertos y con el personificaban las tormentas que causan desastres, pero además era el protector de las plagas y de otras fuerzas del mal. Aquí es muy evidente que los sumerios y asirios temían a los escorpiones por las razones anteriormente indicadas, pero al mismo tiempo, percibían el servicio ecológico que brindaban en su lucha contra las plagas. Pero también los pobladores de Mesopotamia, hace más de 4,000 años, le pusieron Escorpión a una de las 12 constelaciones del zodiaco. No hay dudas de la enorme importancia que para este pueblo tenían los escorpiones en el desempeño de la sociedad humana.
La ambivalencia del escorpión entre los sumerios se ve ratificada además, en lo que se relaciona directamente con a diosa Inanna, una divinidad creadora, madre de los dioses, diosa de la fertilidad, ella aparece frecuentemente relacionada con los escorpiones probablemente esto tenga un sentido que pretende enfrentar los símbolos de la vida y la muerte como un todo.
En Egipto, la diosa Selket se representaba como una mujer con cabeza de
escorpión, o bien como un escorpión con la cabeza de mujer, ella era la protectora contra las picaduras de este artrópodo.
En América, la gran civilización Maya divinizó también a muchos artrópodos, entre éstos a los escorpiones que aparecen en antiguos códices. El alacrán es el "Dios de la caza", su nombre significa "Signo de Dios Muerte". Los aztecas lo dedicaban al "Dios de los Infiernos" y lo representaban por el fuego, ya que su picadura era como una quemadura. Se conocen varias divinidades aztecas antropomorfas que llevan a su espalda una cola de escorpión.
Las culturas nativas norteamericanas tampoco escaparon a la divinización de muchos artrópodos, practicaban el Totenismo, es decir, religiones que convertían a animales o plantas en divinidades. Estas zoolatrías servían además como elemento de unión del clan o tribu. El tótem une al hombre y sacraliza al animal. Los miembros no pueden matar al tótem ni mucho menos comerlo.
¿Por qué los escorpiones han estado siempre tan cerca del ser humano? Porque la dolorosa experiencia que significa su picadura, muy difícilmente se puede olvidar, junto al enorme poder letal que posee el veneno de algunas especies, debieron de impresionar muy vivamente al hombre primitivo.
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