René León
El bando del "buen gobierno" que organizó el gobernador don Luis de Las Casas en 1792, fue motivado especialmente para mantener limpieza y orden en la ciudad que cada día crecía más. Mantener buenas costumbres, religión , distinción racial y social; multas para las personas transgresores. Las personas que se declaraban insolventes fueron obligados a trabajar en las construcciones públicas. Las medidas tenían diferentes regulaciones para su mantenimiento. Algunas de ellas eran:
Respeto a la religión. Obligaban a todos los habitantes a arrodillarse en la calle al paso del Santísimo Sacramento, a los dueños de negros bozales a instruirlos en el conocimiento de Dios, condenaban la blasfemia y prohibían el trabajo y la venta de mercancías los domingos y días festivos.
Regulaciones a las manifestaciones "africanas" de los negros y mulatos libres. Cinco artículos ordeno sobre las prácticas de los negros agrupados en "cabildos", o grupo separado para evitar las peleas de grupo o nacionalidad. Prohibió terminantemente a los negros de Guinea erigir altares a los santos católicos, para evitar su profanación. Prohibición de trasladar los cadáveres de sus miembros a sus locales, para bailar en torno de ellos, profiriendo lamentaciones según la costumbres de sus tierras. Se limitaban los bailes en los cabildos de los días festivos, de 10 a 12 y de 15 a 20 horas, prohibición de vender comida y bebida, y de salir por las calles como se llamaban "en cuerpo de nación con bandera" Prohibición el divertirse tocando sus instrumentos.
Para evitar la mendicidad en las calles, se prohibía terminantemente, sólo a aquellos que tuvieran una licencia firmada por el propio gobernador. A las mujeres de 7 a 25 años "a fin de hacerlas recoger en casas de personas honestas donde sirvan y se eduquen mientras se forma en la ciudad un hospicio o casa pública de recolección". Se prohibía las casas de prostitutas. Se anima a los padres de enseñar los hijos un oficio honesto. Otra de las medidas, conforme a la Real Cédula de vagos, era destinar a los jóvenes sin oficio al servicio de las Armas o al del Arsenal.
Sobre el juego fueron preparados siete artículos, entre ellos uno que multaba a todos aquellos que mantuvieron juego oculto en las casas. Sólo se permitía el juego de truco y billar, donde aparte de jugar se divertían las damas que iban a ellos.
Se limitaron las armas de fuego, puñales, griferos, navajas, daga, cuchillo de punta y otras. El decía era la mejor manera de mantener el orden en la ciudad.
Estos y muchos más fueron preparados en el gobierno de don Luis de Las Casas, en su conocido bando de buen gobierno de 1792.
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