Isabel
Díez Serrano, Editorial
Creación, San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 2010. Págs. 324.
Por: Lola Benítez Molina
Málaga
Como todos bien sabemos, Isabel Díez Serrano es una
poeta de reconocida valía humana y poética dentro y fuera de nuestras
fronteras. Por ello, es muy conocida en España y en otros países del orbe
(México, EE UU, Argentina…).
Su
obra “Relámpagos interiores”, magnífica antología, es un manantial de donde
mana una fragancia creativa, con un poder de revitalización tan supremo que al
penetrar en la psique del lector, éste experimenta, rodeado por un silencio de
primera mano, la esencia de una emotividad repleta de confianza en el trigo
humano y de esperanza, asumida sin condiciones, en ese sol que luce en el alma
de cada hombre y de cada mujer que buscan sin cesar la identidad de su
naturaleza.
Del
continuo fluir de la sangre de estos poemas, percibimos los sonidos rítmicos de
las palabras, de los versos que exhalan, desde el interior de sus pulpas,
aromas de pensamientos e ideas que gozan de salud perfecta y savias de voluntad
irresistible, como nutrientes para la energía positiva de nuestra alma, para
los latidos fraternales de nuestro corazón, para la luz, sin sombras ni
debilidades, que ilumina nuestros pasos…
Por
otro lado, se aprecia un hondo palpitar ante la vida, el amor o la muerte
llegando a acercarse al misticismo, como muy bien dice D. Juan Van-Halen,
escritor, periodista, poeta y político, y presidente de la Asociación de
Escritores y Artistas Españoles.
Como
Isabel dice: le “encanta jugar con las palabras”, así queda de manifiesto en el
bello poema titulado ”Se me ha enredado el alma”: “…Sé que es mi pecho quien me
hiere / y me faltan los ríos que apacigüen mi sed. / La zubia desbocada de mi
pelo”.
En
“Testigos de amor y la locura” honra a numerosísimos poetas y refleja los
valores humanos y literarios de Isabel Díez Serrano. Es difícil escoger entre
tan sublime belleza, pero pueden mencionarse los dedicados a Federico García
Lorca con el nombre de “Te nos fuiste de luz y de agonía” o el dedicado a Pablo
Neruda titulado “Versos tristes”: “…y me duele el amor, me duele / no haber
amado tanto, hasta morir, / me duele el infinito de su sombra…”.
Los
poemas de Isabel están escritos con un lenguaje eficaz, directo y culto,
perfectamente elaborado y con certeras imágenes literarias, gracias al
virtuosismo lírico de su autora, ornado, además, con una adjetivación
sorpresiva y puntual. Por consiguiente, es éste un lenguaje rico y bello,
transparente y fecundador, que atrae al lector más exigente. Es la esencia,
empapada de vivencias, sentimientos puros…, que fluye de la poeta, desde su yo
íntimo.
“Relámpagos
interiores” es una antología poética de oro y diamantes. Un clásico, dentro del
sol literario y universal, que simboliza la conjugación perfecta del lenguaje
con la riqueza espiritual de la autora que siente la vida como un río de luz
incesante, que va a desembocar en el mar de la Verdad.
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