Foto tomada de: Francisco Ayalay la Prensa |
Carlos
Benítez Villodres
Málaga (España)
Tres de los más grandes escritores de la literatura
universal dejaron este mundo sin que la Academia Sueca les concediera el Premio
Nobel de Literatura. Me refiero a Kafka, a Proust, a Borges, a Francisco Ayala…
Es evidente que al escritor checo
en lengua alemana no se le otorgó dicha “llave de oro”, comparación que hace
Max Seitz, de la BBC, con el Premio Nobel, porque gran parte de su obra
permaneció inédita hasta después de su muerte.
A Marcel Proust su salud no le
acompañó. Murió en París, donde nació, a los 51 años. Aquejado de asma desde su
infancia, a los 35 años (1906) se convirtió en un enfermo crónico. Con esa edad
y hasta el año de su muerte (1922) estuvo recluido, sin abandonar prácticamente
nunca la habitación revestida de corcho donde escribió su obra maestra, “En
busca del tiempo perdido”. Esta monumental novela fue, tras la desaparición de
su creador, traducida a numerosos idiomas, hizo famoso a su autor en el mundo
entero, y su método de escritura, basado en un minucioso análisis del carácter
de sus personajes, tuvo una importante repercusión en toda la literatura del
siglo XX. Si Proust hubiese sobrevivido a esta obra magistral, la Academia
Sueca le hubiese concedido el Premio Nobel de Literatura, como sucedió con “El
doctor Zhivago”, de Boris L. Pasternak, en 1958, publicada por vez primera en
Italia el año anterior.
Pero a Borges... ¿por qué no?, si
ya en mayo de 1976, tras la primera votación, se rumoreó que él sería el
elegido, mas no lo fue en la votación final de noviembre ¿Por qué?
Otros de los grandes escritores
que debió de otorgársele el Premio Nobel de Literatura fue Francisco Ayala
(Granada, 1906 - Madrid, 2009). Este creador literario fue un pilar fundamental
de la literatura universal. Sin embargo, la Academia Sueca “se hizo el sueco”
ante las adhesiones del mundo entero para que se le concediera el Premio Nobel
de Literatura al “escribidor” de “El fondo del vaso”. ¿Por qué? ¡Incomprensible!
¡Injusto! ¡Hiriente! ¡Cómo pudo desoír los académicos suecos la voz del orbe
literario que pidió a los cuatro vientos el Premio Nobel de Literatura 2006
para Francisco Ayala! ¡Increíble!
Asimismo, mucho, demasiado,
tardaron los distintos gobiernos de la España democrática en nombrar Hijo
Predilecto de Granada a Francisco Ayala, pero, en fin, más vale tarde que
nunca. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo el honor
y la satisfacción de imponerle a tan egregio literato la medalla de Hijo
Predilecto.
En 1922 marchó Ayala a Madrid.
Allí, en su universidad, estudió Derecho y Filosofía. Tras concluir estos
estudios, se trasladó a Alemania, en donde estudió Filosofía Política y
Sociología General. Tras regresar de Alemania, fue letrado de las Cortes desde
la proclamación de la República. En el comienzo de la Guerra Civil, se encontró
dando conferencias en Sudamérica y, durante la misma, ejerció como funcionario
del Ministerio de Estado.
De nuevo en España, ganó la
cátedra de Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad de Madrid, donde
ejerció la docencia desde 1933 a 1936. Durante la Guerra Civil española ayudó a
la causa republicana. Al finalizar la sangrienta y brutal contienda se exilió
en Buenos Aires, donde pasó diez. En esta época fue profesor de literatura
española. Después se trasladó, en la década de los cincuenta, a Puerto Rico. En
este país impartió cursos en la Facultad de Derecho. Desde el archipiélago de
Puerto Rico, Francisco Anaya viajó a Estados Unidos de América (Princeton,
Nueva York y Chicago)
En 1960 retornó provisionalmente
a España. Desde entonces, volvió todos los veranos y llegó a comprarse una
casa. Su regreso definitivo a nuestro país se produjo en 1976. Desde 1983 (a
los 87 años) fue miembro de la Real Academia de la Lengua. Un año después leyó
du discurso de ingreso. Fue miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes
desde 1997. En 1988, obtuvo el Premio nacional de las Letras Españolas. En
1990, fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía, y al año siguiente fue
galardonado con el Premio Cervantes. Ya, en 1998, le otorgaron el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras. Desde 2004 fue académico honorario de la
Academia de Buenas Letras de Granada. “Los azares del destino, manifestó Ayala en su
primera visita a Granada tras el exilio, me han permitido recuperar, al cabo de
los años mil, el contacto cordial de la tierra nativa”.
Francisco Ayala falleció en
Madrid a la edad de 103 años. Su cuerpo fue incinerado por expreso deseo del
escritor.
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