26/01/2014 por Cátedra de Historia y Patrimonio Naval
Esta es la primera de dos entradas dedicadas a la sonda.
Autor Pedro Fondevila Silva, Capitán de Navío de la Armada española y alumno del Máster en Historia y Patrimonio Naval
La profundidad marina se medía usando un escandallo, que es uno de los primeros, y de los más sencillos, instrumentos de navegación que ideó el hombre, y que aún continúa utilizándose en su forma primitiva.
A pesar de su extrema simpleza, apenas se conocen ciertas características de uso en la Antigüedad. Sabemos que lo utilizaban para medir la profundidad, pero sin embargo no conocemos cómo era la medida de la longitud de sonda que empleaban.
La sonda y su empleo
La operación de medir la profundidad del mar se denomina sondar. La sonda estaba compuesta por el escandallo y la sondaleza. El escandallo se ideó para medir la profundidad del fondo inicialmente, aunque posteriormente se diseñó para poder determinar también la naturaleza del lecho marino.
La sondaleza es el cordel, o cabo, en cuyo extremo se amarra el escandallo (peso), y se sumerge hasta que llegue al fondo del mar. Manteniendo a pique la sonda se mide la profundidad sobre las marcas de distancia señaladas sobre la sondaleza en forma de nudos.
En los primeros tiempos se empleaba una piedra (horadada en un extremo o acanalada exteriormente en su circunferencia) para hacer de escandallo. La sonda de este tipo recibía el nombre latino de bolis, aunque la palabra es de origen jónico.
Cuando era de plomo se usaba el término catapirates para denominarla (“Catapirates, línea cum massa plúmbea, que maris altitudo tentatu“).
Composición de la sonda
En la época romana la sondaleza se confeccionaba en lino. Hay que tener en cuenta que la sonda debe medirse a partir de la línea de flotación del buque (“Che il ragazzo giù questo catapirates unto con lo stesso olio, un pezzetto di piombo ed una cordicella di lino”). Por este motivo la sondaleza tenía un espacio sin marcar, la zaga, equivalente a la distancia desde la borda del buque a la línea del agua.
Los nautas romanos ya empleaban la sonda con el barco en movimiento, como lo prueba el relato del viaje de San Pablo a Roma. Para esta operación era necesario dar un movimiento pendular al escandallo, y soltarlo cuando estuviese en el extremo delantero de la oscilación, de forma que el escandallo llegase al fondo en la vertical del punto donde se encontraba el hombre que sondaba.
En el siglo XVIII, con el desarrollo de la cartografía, se adoptó la técnica de volear el escandallo para obtener sondas mientras se navegaba a vela. El procedimiento consistía en dar vueltas al escandallo en el aire, alrededor de la mano que tiene asida la sondaleza, para que tome vuelo y, al despedirlo, vaya más lejos en la dirección de la marcha de la embarcación, de forma que llegue al fondo antes o cuando esté en la vertical del sondador. Este método obligó a que el escandallo tuviese una forma troncocónica o troncopiramidal alargada, muy diferente de la de “campana” romana.
En la figura se ve un marinero voleando el escandallo para sondar mientras el buque sigue navegando. El marinero está sobre la mesa de guarnición de estribor del palo trinquete. En la mano izquierda sostiene las adujas (vueltas) de la sondaleza que largará cuando lance el escandallo.
Por último, el descubrimiento del efecto de las corrientes submarinas sobre la sondaleza, obligó a aumentar el peso del escandallo según crecía la profundidad a medir. En este sentido conviene decir que, desde muy antiguo, se utilizó la medida antropomórfica de la braza, la orgyia griega, equivalente a 1,776 m, también empleada por los romanos. En España se utilizó la braza de 2 varas de Castilla de 1,7618 m. En la actualidad la sonda se mide en metros.
Más información
– PELLEGRINO, Leonardo. Lo Scandaglio “a Sagola” nell’Antichità. Documentazione Storica e Archeologica. Universidad de Bolonia, 2007.
Nota: También se puede acceder a la fuente de las imágenes “pinchando” con el ratón en el texto.
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